Los judíos tomaron piedras para apedrearlo.
Entonces Jesús dijo: “Les hice ver muchas obras buenas que vienen del Padre; ¿Por cuál de ellas me quieren apedrear?”.
Los judíos le respondieron: “No queremos apedrearte por ninguna obra buena, sino porque blasfemas, ya que, siendo hombre, te haces Dios”.
Jesús les respondió: “¿No está escrito en la Ley: Yo dije: Ustedes son dioses? Si la Ley llama dioses a los que Dios dirigió su Palabra -y la Escritura no puede ser anulada-.
¿Cómo dicen: ‘Tú blasfemas’, a quien el Padre santificó y envió al mundo, porque dijo: “Yo soy Hijo de Dios”?
Si no hago las obras de mi Padre, no me crean; pero si las hago, crean en las obras, aunque no me crean a mí. Así reconocerán y sabrán que el Padre está en mí y yo en el Padre”.
Ellos intentaron nuevamente detenerlo, pero él se les escapó de las manos. Jesús volvió a ir al otro lado del Jordán, al lugar donde Juan había bautizado, y se quedó allí.
Muchos fueron a verlo, y la gente decía: “Juan no ha hecho ningún signo, pero todo lo que dijo de este hombre era verdad”.
Y en ese lugar muchos creyeron en él.
Estamos en el último viernes de la Cuaresma, último viernes penitencial de esta Cuaresma que ya nos introduce en la semana mayor, la Semana Santa y los textos de esta semana nos fueron mostrando la controversia la confrontación entre los fariseos los escribas, las autoridades religiosas de la época de Jesús y el señor Jesús. Precisamente Jesús ya no se guarda nada, muestra verdaderamente su identidad; el es el hijo de Dios entre el y el Padre son una sola cosa es el hijo De Dios, está revelación de la identidad de Jesús provoca en los fariseos un rechazo, quieren apedrear al Señor.
Nosotros vamos a entrar a vivir la Pascua, donde verdaderamente en el misterio De la Cruz de Jesús y de su Resurrección se nos va a revelar la identidad profunda de Jesús y en la identidad profunda de Jesús nuestra propia identidad, lo que somos cada uno de nosotros; porque es Jesús el que nos revela el misterio profundo de lo que nosotros somos.
Ojalá podamos vivir este tiempo con apertura de corazón a Jesús y para conocernos mejor a nosotros mismos, ojalá que el Señor quite de nosotros, evite el riesgo de querer apedrear la verdad del Señor y la verdad de lo que somos cada unos de nosotros.
Que tengas un hermoso día.
Podcast: Reproducir en una nueva ventana | Descargar