Viernes 28 de Febrero del 2020 – Evangelio según San Mateo 9,14-15

jueves, 27 de febrero de
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Se acercaron a Jesús los discípulos de Juan y le dijeron: “¿Por qué tus discípulos no ayunan, como lo hacemos nosotros y los fariseos?”.

Jesús les respondió: “¿Acaso los amigos del esposo pueden estar tristes mientras el esposo está con ellos? Llegará el momento en que el esposo les será quitado, y entonces ayunarán.

 

Palabra de Dios

Padre Marcelo Amaro sacerdote jesuita

 

Hoy primer viernes de cuaresma y nos encontramos con un Evangelio interpelante que nos invita a hacer las cosas con sentido y a no caer en ritualismos vacíos, que quizá nos pueden dejar tranquilos pero que no nos ayudan a amar. Vamos a ver.

¿Por qué tus discípulos no ayunan mientras que nosotros y los fariseos sí lo hacemos? le preguntan así a Jesús los discípulos del Bautista.

Porque no tienen motivo… esa será en síntesis la respuesta de Jesús. Porque el ayuno implica una acción exterior que debe reflejar un sentir interior. Los discípulos de Jesús estaban con Él, y no tenían motivo para estar tristes… ya tendrán motivo y entonces ayunarán, dice Jesús.

Qué importante confrontarnos con estas palabras para preguntarnos por el sentido de nuestro ayuno o de los gestos que nos pueden ayudar a vivir la cuaresma. La iglesia nos invita a disponernos con generosidad en este tiempo para preparar el corazón para la fiesta de la Pascua.

Tiempo éste para caer en la cuenta, con humildad y verdad, de nuestras propias tensiones y contradicciones; de nuestras fortalezas y fragilidades; de nuestros deseos de amar, pero también de nuestras limitaciones para hacerlo; tiempo para reconocernos débiles y pecadores; tiempo para abrirnos al perdón y a la necesidad de salvación.

El ayuno cuaresmal, así como los otros gestos que podemos hacer, tiene que estar orientado y puede ayudarnos a vivir el sentido de este tiempo. Así nos animará a salir de nosotros mismos para abrirnos a la generosidad y a la caridad que es lo que Dios nos pide. Nuestra relación con Jesús es lo esencial, y esta relación implica seguirlo en el amor y el servicio a los hermanos y hermanas, especialmente a los más necesitados.

Cuál es el peligro, quedarnos en prácticas religiosas vacías, que lo único que pueden hacer es fortalecer nuestro sentido de pertenencia o nuestra identidad con un grupo, despreciando a otros; prácticas religiosas vacías que nos lleven a cumplir reglas para buscar estar tranquilos y que Dios no se enoje con nosotros. Pues no parece que vaya por ahí el consejo de Jesús.

Buscá el sentido de la cuaresma; considerá la ayuda que te regala Dios y la Iglesia en este tiempo, para ir a los cimientos de tu vida y de tu fe, para preguntarte por el rumbo de tu vida y para que puedas recalcular tu orientación y tus pasos. Y vas a descubrir, cómo contás con tantas cosas que pueden ayudarte a realizar este camino interior, como el ayuno, la oración y la limosna, y especialmente, dar una mano a quienes te necesitan, desde tus posibilidades.