Escuchen, entonces, lo que significa la parábola del sembrador.Cuando alguien oye la Palabra del Reino y no la comprende, viene el Maligno y arrebata lo que había sido sembrado en su corazón: este es el que recibió la semilla al borde del camino.El que la recibe en terreno pedregoso es el hombre que, al escuchar la Palabra, la acepta en seguida con alegría,pero no la deja echar raíces, porque es inconstante: en cuanto sobreviene una tribulación o una persecución a causa de la Palabra, inmediatamente sucumbe.El que recibe la semilla entre espinas es el hombre que escucha la Palabra, pero las preocupaciones del mundo y la seducción de las riquezas la ahogan, y no puede dar fruto.Y el que la recibe en tierra fértil es el hombre que escucha la Palabra y la comprende. Este produce fruto, ya sea cien, ya sesenta, ya treinta por uno”.
Nos encontramos nuevamente con el Sembrador que esparce su semilla en nuestro corazón, con este Jesús sembrador que siempre en esperanza esparce su Palabra de misericordia.
Hoy nos toca escuchar la explicación de la Parábola del sembrador, que casi que ya conocemos de memoria, pero que deseamos nos siga interpelando y llenando de Vida.
Nosotros, nuestro corazón somos ese terreno que puede ser bueno o impermeable, corazón dispuesto pero débil y expuesto a peligros. Creo personalmente que en el caminar de la vida tenemos un corazón que atraviesa estas realidades distintas y contradictorias muy a menudo, a veces cíclico.
Porque a veces no nos entran balas, nos decimos creyentes y devotos, pero ni la vida y el entorno, ni la naturaleza ni la palabra nos interpela, vivimos en piloto automático y a veces de modo corrupto. En otras situaciones somos vulnerables al sentir y ganas y no somos constantes y otras, mucho mas compleja, nos dejamos ganar por el consumo y placer que nos ahueca y nos lleva a la tristeza.
Lo maravilloso es que el Señor sigue dándonos su semilla, su Palabra, la propuesta será, trabajar la tierra, ser valientes y empezar a recuperar nuestro corazón con la oración, los sacramentos, la comunidad.Cuando nos disponemos, la fecundidad, los frutos aparecen inmediatamente, el corazón sencillo sabe y descubre como Diosito enseguida obra.
Que seas fecundo, que puedas dar fruto, que Dios te bendiga.