Después de la partida de los magos, el Angel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: “Levántate, toma al niño y a su madre, huye a Egipto y permanece allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo”. José se levantó, tomó de noche al niño y a su madre, y se fue a Egipto. Allí permaneció hasta la muerte de Herodes, para que se cumpliera lo que el Señor había anunciado por medio del Profeta: Desde Egipto llamé a mi hijo. Cuando murió Herodes, el Angel del Señor se apareció en sueños a José, que estaba en Egipto, y le dijo: “Levántate, toma al niño y a su madre, y regresa a la tierra de Israel, porque han muerto los que atentaban contra la vida del niño”. José se levantó, tomó al niño y a su madre, y entró en la tierra de Israel. Pero al saber que Arquelao reinaba en Judea, en lugar de su padre Herodes, tuvo miedo de ir allí y, advertido en sueños, se retiró a la región de Galilea, donde se estableció en una ciudad llamada Nazaret. Así se cumplió lo que había sido anunciado por los profetas: Será llamado Nazareno.
Seguimos inundados de la luz de la navidad y en esa luz brilla también l familia, la Sagrada familia de Nazareth, María José y Jesús.
En esa flia nos vemos reflejados cada uno de nosotros, en nuestras vida familiar con sus luchas con sus alegrías con sus luces con sus sombras, con la vida de cada familia y cómo decimos en el dicho popular “cada familia es un mundo”.
Cada familia es un mundo donde Dios habita, donde Dios acompaña, va mostrando el camino y va también fortaleciendo en los momentos difíciles; la familia es el lugar donde nosotros también como Jesús vamos creciendo en estatura, en gracia y en sabiduría ante los ojos de Dios.
Pidámosle al Señor que la Sagrada familia de Nazaret en su ejemplo de trabajo, de silencio, de vida cotidiana, de oración nos sostenga en cada uno de nuestros días en cada una de nuestras familias.
Que tengas un hermoso día.