Viernes 4 de Septiembre del 2020 – Evangelio según San Lucas 5,33-39

jueves, 3 de septiembre de
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En aquel tiempo, los escribas y los fariseos dijeron a Jesús: “Los discípulos de Juan ayunan frecuentemente y hacen oración, lo mismo que los discípulos de los fariseos; en cambio, los tuyos comen y beben”.

Jesús les contestó: “¿Ustedes pretenden hacer ayunar a los amigos del esposo mientras él está con ellos?

Llegará el momento en que el esposo les será quitado; entonces tendrán que ayunar”.

Les hizo además esta comparación: “Nadie corta un pedazo de un vestido nuevo para remendar uno viejo, porque se romperá el nuevo, y el pedazo sacado a este no quedará bien en el vestido viejo.

Tampoco se pone vino nuevo en odres viejos, porque hará reventar los odres; entonces el vino se derramará y los odres ya no servirán más. ¡A vino nuevo, odres nuevos! Nadie, después de haber gustado el vino viejo, quiere vino nuevo, porque dice: El añejo es mejor”.

 

Palabra de Dios

Padre Marcelo Amaro sacerdote jesuita

 

Abrazar la fe en Jesucristo y a la Buena Noticia del Reino, nos impulsa a recorrer un profundo proceso de disponibilidad y de libertad, porque solo así, el Evangelio se hará central en nuestra vida y, verdaderamente, la transformará.

Muchas veces nos aferramos a personas, cosas, ideas, costumbres, que nos dan seguridad; aquellas que nos hacen caminar por terrenos conocidos, y quizás, aunque unas nos gusten más y otras menos, nos dejan instalados en ciertas comodidades. Cuando esto sucede en la persona que va buscando a Dios, justamente ella se desenfoca y ya no se centra en vivir la vida rumbo a Dios; más bien se encierra en sus miradas acostumbradas, sin abrirse a ninguna posibilidad de cambio real.

Vivir la amistad con Cristo, nos mueve el esqueleto, y nos exige liberarnos de todo aquello que pretenda ponerse por delante del mandamiento del amor, al estilo de Jesús.

Si Dios se hubiese quedado con nosotros a través de normas y leyes, pues habría que aprenderlas de memoria y buscar cumplirlas a rajatabla, para poder acceder a Él. Pero Dios no se quedó fundamentalmente así, sino que lo hizo enviándonos su Espíritu para que habite en nosotros, nos una a Cristo y a su Iglesia, y nos regale siempre la posibilidad de amar en las distintas circunstancias.

Cristo por delante, el amor por delante, y todo lo demás tiene que orientarse a ello. La tentación es hacernos trampas, y tratar de encerrar la novedad de Dios en una lectura que justifique nuestros apegos, nuestros estancamientos, para seguir actuando del modo acostumbrado, total… “siempre se hizo así”.

Jesús dirá: “A vino nuevo odres nuevos”. Pidámosle al Señor, por intercesión de María, Nuestra Madre, que nos conceda la gracia de reconocer la vida verdadera que Él nos inspira y que podamos abrazarla con generosidad y valentía; desapegándonos de todas aquellas dinámicas que nos estancan, acomodan, y buscan asegurar la vida.

Pidámosle a Dios, la gracia de dejarnos mover por su Espíritu y que respondamos con disponibilidad a su llamado. Que Dios nos bendiga y fortalezca.