Viernes 5 de Julio del 2019 – Evangelio según San Mateo 9,9-13

jueves, 4 de julio de
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Jesús, al pasar, vio a un hombre llamado Mateo, que estaba sentado a la mesa de recaudación de impuestos, y le dijo: “Sígueme”. El se levantó y lo siguió.

Mientras Jesús estaba comiendo en la casa, acudieron muchos publicanos y pecadores, y se sentaron a comer con él y sus discípulos.

Al ver esto, los fariseos dijeron a los discípulos: “¿Por qué su Maestro come con publicanos y pecadores?”.

Jesús, que había oído, respondió: “No son los sanos los que tienen necesidad del médico, sino los enfermos.

Vayan y aprendan qué significa: Yo quiero misericordia y no sacrificios. Porque yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores”.

 

Palabra de Dios

 


P. Javier Soteras director de Radio María Argentina

En el evangelio Mateo 9, 9-13, allí el Maestro de Galilea aparece frente a la mesa de un recaudador de impuestos llamado Mateo, el autor del primero de los evangelios.

Jesús al pasar por allí es criticado porque se vincula con publicanos y pecadores, con nuestra condición, con la tuya y con la mía. Nosotros somos los elegidos del Señor por estar enfermos, porque necesitamos de la gracia y la misericordia de Dios. Lo que mueve a Jesús a obrar de esta manera, que supera toda lógica razonable en lo que corresponde a un maestro de la ley, es un nuevo modo de vincularse a la salida desde su magisterio, la misericordia.

Jesús, el rostro de la misericordia del Padre, el misterio de la fe cristiana parece encontrar su síntesis en esta palabra misericordia. Ella se ha vuelto viva, visible y alcanzó su culmen en Jesús de Nazaret. El Padre rico en misericordia, como dice Efesios 2,4, después de haber revelado su nombre a Moisés como Dios compasivo y misericordioso, “lento a la ira y pródigo en amor y fidelidad”, en Éxodo 34,6, no a cesado de dar en conocer la historia de su naturaleza divina.

Tomás de Aquino dice que justamente la misericordia es el signo de el poder de Dios. Pareciera debilidad la que se muestra, sin embargo la misericordia es la señal de la fuerza de Dios. Siempre tenemos necesidad de contemplar el misterio de la misericordia, esta fuente de alegría serenidad, paz. Misericordia, la palabra que revela el misterio de la Trinidad; misericordia del acto último supremo con el cual dio viene a nuestro encuentro; Misericordia en la ley fundamental que habita en el corazón de cada persona cuando mira con ojos sinceros al hermano que encuentra en el camino de la vida.

Misericordia es la palabra que hoy salió de tu encuentro. Que este viernes sea vivido en la misericordia de Dios. Te dejo en la presencia de Él, que puedas descansar en su corazón. Que la misericordia sea el lugar donde tus penas, tus dolores, tus angustias, tus tristezas reposen para que lejos de tu aflicción, en la misericordia de Dios encuentres paz y descanso. Que tengas una hermosa jornada.