Viernes 6 de Marzo del 2020 – Evangelio según San Mateo 5,20-26

miércoles, 4 de marzo de
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Jesús dijo a sus discípulos: Les aseguro que si la justicia de ustedes no es superior a la de los escribas y fariseos, no entrarán en el Reino de los Cielos.

Ustedes han oído que se dijo a los antepasados: No matarás, y el que mata, debe ser llevado ante el tribunal.

Pero yo les digo que todo aquel que se irrita contra su hermano, merece ser condenado por un tribunal. Y todo aquel que lo insulta, merece ser castigado por el Sanedrín. Y el que lo maldice, merece la Gehena de fuego.

Por lo tanto, si al presentar tu ofrenda en el altar, te acuerdas de que tu hermano tiene alguna queja contra ti, deja tu ofrenda ante el altar, ve a reconciliarte con tu hermano, y sólo entonces vuelve a presentar tu ofrenda.

Trata de llegar en seguida a un acuerdo con tu adversario, mientras vas caminando con él, no sea que el adversario te entregue al juez, y el juez al guardia, y te pongan preso.

Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último centavo.

 

Palabra de Dios

Padre Marcelo Amaro sacerdote jesuita

 

Por lo que vemos en el Evangelio, la obsesión de los escribas y fariseos era la de cumplir las leyes y preceptos; eso enseñaban y predicaban, de eso se engreían y por eso juzgaban a los demás, etiquetando, discriminando y condenando. Esto es lo que al final de cuentas van a hacer con el propio Jesús. Pues el seguimiento que propone el Señor, no se limita a un camino de cumplimiento de normas, que en último término se hace imposible de vivir y pone a la ley antes que a la fraternidad y a la filiación a las que Dios nos invita.

Jesús nos pone como meta el Reino de Dios, y nos involucra en su manera de anunciarlo y en su modo de vivirlo. Y a este Reino de Dios sólo se puede acceder a través del amor y un amor exigente y comprometido.

El camino del Evangelio, no es de mínimos, no se limita a tolerar la vida de los demás. La propuesta de Jesús, que es camino de salvación, va mucho más allá. Se trata de valorar y respetar la dignidad de todo ser humano, y esto llevarlo hasta las últimas consecuencias. Esto sigue siendo hoy una novedad para muchos, y sigue siendo hoy el camino que brota del amor radical que Dios nos manifestó a través de la vida y la entrega de Jesús.

Que lo que nos impulse sea el amor; y un amor que no separe nuestra relación con Dios de nuestra relación con las demás personas. La peculiaridad del amor cristiano es que identifica el amor a Dios con el amor al prójimo y el amor a uno mismo. Tres dimensiones del amor al modo de Jesús; dimensiones que no solamente se complementan sino que se comprenden la una en la otra.

Dios quiera que podamos anunciar en este tiempo esta propuesta de amor que anunció Jesús, y que lo hagamos a su modo. Esto solo se puede hacer amando, sirviendo, perdonando, y acogiendo las consecuencias de ese compromiso; aunque implique la cruz y aunque aparente perder, pero desde la convicción de que el camino del amor, con Jesús, venció y que la defensa de la dignidad de la vida humana siempre y en todo nos abre el camino del Reino.