Sábado Santo: Silencio y contemplación en esperanza

viernes, 2 de abril de 2021
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Durante el Sábado Santo la Iglesia permanece junto al sepulcro del Señor, meditando su pasión y su muerte y esperando en oración su resurrección.

Es el día del silencio donde la comunidad cristiana vela junto al sepulcro. Es día para profundizar y contemplar.

Es el día de la ausencia. El Esposo nos ha sido arrebatado. Día de dolor, de reposo, de soledad pero de esperanza. El mismo Cristo está callado. Él, que es el Verbo, la Palabra, está callado. Después de su último grito de la cruz “¿por qué me has abandonado”?- ahora él calla en el sepulcro. Descansa: “Todo se ha cumplido”. Un silencio que es plenitud de la Palabra.

El Sábado es el día en que experimentamos el vacío. Si la fe, ungida de esperanza, no viera el horizonte último de esta realidad, caeríamos en el desaliento: “nosotros esperábamos… “, decían los discípulos de Emaús.

Pero no es un día vacío en el que “no pasa nada”. Ni un duplicado del Viernes Santo. La gran lección es ésta: Cristo está en el sepulcro, ha bajado al lugar de los muertos, a lo más profundo a donde puede bajar una persona. Y junto a Él, como su Madre María, está la Iglesia, la esposa. Callada, como él.

El Sábado está en el corazón mismo del Triduo Pascual. Entre la muerte del Viernes y la resurrección del Domingo nos detenemos en el sepulcro.  Son tres aspectos – no tanto momentos cronológicos – de un mismo y único misterio, el misterio de la Pascua de Jesús: muerto, sepultado, resucitado.