Cada 6 de junio la Iglesia celebra a San Marcelino Champagnat, sacerdote francés que fundó la congregación de los Hermanos Maristas. Nació el año 1789, el mismo año de la Revolución Francesa.
Ingresó en el Seminario menor y comenzó sus estudios … con muchos problemas: Como no había ido a la escuela, apenas sabía leer y escribir. Tras una fuerte experiencia con un joven moribundo, decide fundar una congregación de Hermanos que se dedicaran a la enseñanza y a la catequesis de los niños y jóvenes, especialmente los más necesitados.
En un ambiente lleno de sencillez y sacrificio, Marcelino puso los cimientos de su obra, que no tardó en crecer con rapidez. Tras fundar algunas escuelas rurales en la región y levantar la casa Noviciado L´Hermitage, en las inmediaciones de La Valla, se encontró con una Congregación laica, siempre creciente, a la que dedicó todas sus fuerzas.
“Dar a conocer a Jesucristo y hacerlo amar” es la misión de sus Hermanos, y la escuela es para él lugar privilegiado para la evangelización. Marcelino inculca a sus discípulos el respeto y el amor a los niños, la atención a los pobres, a los más ingratos y a los más abandonados, a los huérfanos en particular. La presencia asidua junto a los jóvenes, la sencillez, el espíritu de familia, todo a la manera de María, son los puntos esenciales de su idea de la educación.
Marcelino Champagnat murió en 1840, cuando su obra contaba ya con 48 colegios con 280 hermanos catequistas. Fue beatificado por Pío XII en 1955, y más tarde canonizado, el 18 de abril de 1999, por el papa Juan Pablo II.