“Jesús es nuestro abogado, es decir, nos defiende desde el cielo”

miércoles, 17 de abril de 2013
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Prosiguiendo sus catequesis dedicadas al Credo, en el Año de la Fe, el Santo Padre ha dado comienzo a su Audiencia General en la Plaza de San Pedro, con la participación de miles de fieles de tantas partes del mundo. Tras saludar y bendecir a su paso por los sectores del recinto en el jeep blanco, Francisco ha empezado a reflexionar sobre la afirmación que nos asegura que Cristo "subió al cielo y está sentado a la derecha del Padre".

En una intervención trufada de improvisaciones, Bergoglio apuntó que Jesús resucitado "es nuestro abogado, es decir, nos defiende desde el cielo. Nos defiende de nosotros mismos, de nuestros pecados". Recordando que un abogado siempre ayuda, Francisco invitó vigorosamente a los fieles: "¡No tengáis miedo de hablarle! ¡Él nos perdona siempre! ¡Él nos defiende siempre!". Gracias a esa ayuda "no estamos nunca solos".

En los saludos a los grupos de italianos, el Papa informó que tenían que haber venido también peregrinos de Sassari (Cerdeña) junto con su obispo, "pero el avión ha sufrido un retraso de tres horas y no llegan. En todo caso, les tenemos presente en el corazón". Los fieles se lo confirmaron con un gran aplauso.

Al final, refiriéndose a los jóvenes, les invitó a seguir a Jesús con entusiasmo, añadiendo que "¡No se puede imaginar un joven sin entusiasmo! ¡Servid al Señor con entusiasmo!". El aplauso fue ensordecedor.

Cristo, abogado defensor

El Obispo de Roma ha señalado que la Ascensión de Jesús nos hace conocer la consoladora realidad de que en Cristo, que es nuestro abogado defensor, nuestra humanidad ha sido llevada hacia Dios.

Testimoniar el Evangelio y contemplar a Cristo, sentado a la derecha de Dios Padre, para que nuestra fe se fortalezca y recorramos alegres y confiados los caminos de la santidad, alentó Francisco, hablando en español y recordando que el Señor nos guía e intercede siempre por nosotros.

A su vez, y a través de Twitter, el Papa apuntó que "la Ascensión de Jesús al cielo no indica su ausencia, sino que Él vive entre nosotros de un modo nuevo. Está cerca de cada uno de nosotros".

Víctimas del terremoto

Culminando su audiencia general, Francisco rezó por las víctimas del terremoto que asoló la zona fronteriza entre Irán y Pakistán y dijo:

«He recibido con tristeza la noticia del violento terremoto que ha golpeado a las poblaciones de Irán y de Pakistán, sembrando muerte, sufrimiento y destrucción. Elevo una oración a Dios por las víctimas y por todos aquellos que están en el dolor, al tiempo que deseo manifestar mi cercanía al pueblo iraní y al paquistaní».

El sismo, de 7,8 grados en la escala de Richter y cuyo epicentro se situó en la ciudad iraní de Saraván, próxima a la frontera con Pakistán, es el más grave que ha sufrido Irán en los últimos 40 años. Mientras los equipos de socorro siguen trabajando no se conoce aún el alcance del número de víctimas, entre ambos países, aunque crecen las esperanzas, pues se trata de una zona poco habitada.

Texto de las palabras del Papa en español

Queridos hermanos y hermanas: En el Credo confesamos nuestra fe en Cristo, que «subió al cielo y está sentado a la derecha del Padre». ¿Qué significa esto para nosotros? Ya al comienzo de su subida a Jerusalén, Jesús ve también esta otra «subida» al cielo con la que culmina su «éxodo» de esta vida, pero sabiendo que la vuelta a la gloria del Padre pasa por la cruz, por la obediencia al designio divino de amor por la humanidad. También nosotros hemos de saber que entrar en la gloria de Dios exige la fidelidad cotidiana a su voluntad, aun a costa de sacrificios y del cambio de nuestros programas. El íntimo coloquio de Jesús con el Padre antes de la Pasión nos enseña, además, cómo la oración nos da la fuerza de ser fieles al proyecto de Dios. Después, Jesús asciende a los cielos bendiciendo, un gesto sacerdotal para mostrar que, desde el seno del Padre, intercede siempre por nosotros. Él nos ha abierto el paso para llegar a Dios, y nos atrae hacia él, nos protege, nos guía e intercede por nosotros. Mirar a Jesucristo, que asciende a los cielos, es una invitación a testimoniar su Evangelio en la vida cotidiana, con la vista puesta en su venida gloriosa definitiva.