La santidad como respuesta a las necesidades sociales

miércoles, 26 de abril de 2017
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19/04/2017- El pasado miércoles 22 de Marzo, en el tercer programa del ciclo Argentina, tierra de santos, las conductoras invitaron a reflexionar sobre las circunstancias que nos invitan a ser santos. Además, compartieron a cerca de la vida de la beata María del Tránsito Cabanillas, religiosa cordobesa que entregó su vida a llevar la paz y el amor de Jesús a los sectores más vulnerables de la sociedad.

“Los santos son personas que no se acomodaron a la historia, sino que se conmovieron por el contexto en que vivían y pusieron a Dios como primera persona, siguiendo el sueño que Él tenía para ellos”, dijo la hermana Silvia. En tiempos en los que la sociedad prioriza el presente, el individualismo y, a su vez, la aprobación de la mirada de los demás, es necesario eliminar la idea de que ser santo es difícil y sólo para algunos pocos. Hubo gente que, siendo fiel al Evangelio y respondiendo con el corazón a lo que Dios le pedía, supo darle respuesta a las circunstancias de su entorno. Y todo esto siendo humanos, con debilidades, con caídas, con temor. “Pero ahí radica la perfecta imperfección de un santo: tratar de ser cada día agradable a Dios y no caminar solos, en las circunstancias cotidianas de nuestra vida”, afirmó la religiosa.

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Corazón franciscano al servicio de los hermanos

En el siglo XIX, en una época de Córdoba de reinvención de políticas y economías sociales, la crisis sanitaria, de desempleo y la pobreza eran la cara principal de la sociedad. “En ese momento en que los rostros de deshumanización surgían de las miserias sociales, por el hambre y las enfermedades, se vio la respuesta de Dios a través de personas concretas, entre ellas la Madre Tránsito Cabanillas”, dijo la hermana Silvia.

María del Tránsito Eugenia de los Dolores Cabanillas, nació en Agosto de 1821 en la ciudad cordobesa de Carlos Paz. Su amor por Jesús Eucaristía, por la Virgen Maria y por San Francisco de Asís, como servidor humilde de paz, marcaron su camino desde pequeña. Pero no fue hasta los treinta y ocho años de edad que sintió el llamado a la vida religiosa.

Formó parte del convento Carmelo de Buenos Aires y del monasterio de la Visitación de Montevideo, pero su frágil salud requirió que volviera a su hogar, donde Dios la iluminó para fundar el Instituto de Hermanas Terciarias Misioneras Franciscanas, en Diciembre de 1878. Inspirado en el modelo franciscano de amor a Cristo, la misión del instituto buscaba glorificar a Dios y hacer el bien a todos, difundir el espíritu de paz en una sociedad golpeada por la miseria, practicar las obras de caridad y misericordia, y educar cristianamente a los niños y adolescentes.

María del Tránsito Cabanillas buscó toda su vida dónde y cómo cumplir la vocación que Dios le había encomendado, con la certeza de saberse su hija amada por encima de las incomprensiones y dificultades. En su legado, la religiosa dejó su Decálogo de Santidad como camino para vivir de manera agradable a Dios, cumpliendo el sueño que Él tiene para cada uno:

Decálogo de Santidad

1. Habla mucho con el Señor en la oración.

2. Descubre que la mano de Dios está siempre contigo.

3. Que el Divino Amor sea el móvil de nuestras acciones.

4. Vive lleno del Divino Espíritu.

5. Encomienda todo a la Virgen.

6. Busca la unidad que solamente nace de un corazón humilde.

7. Ahora que tienes tiempo, obra el bien.

8. Bendice al Señor de corazón por todo

9. Promueve obras de caridad y misericordia.

10. Comunica el precioso contingente de la fe.