El pasado 8 de diciembre, solemnidad de la Inmaculada Concepción, el Papa Francisco publicó la Carta Apostólica Patris Corde (Con Corazón de Padre), al conmemorar 150 años de que San José fuera declarado como Patrono de la Iglesia Universal y decretó abierto el Año de San José.
El Papa llama a José ‘Padre amado‘, porque siempre ha sido amado por el pueblo cristiano. Luego lo llama ‘Padre en la ternura’, porque él manifestó a su Hijo Jesús la ternura del Padre celestial. El Santo Padre también llamó a San José ‘Padre en la obediencia‘, porque desde su llamado todo fue un “fiat” (hágase), de sumisión a la voluntad de Dios.
Después el Papa Francisco lo llamó ‘Padre en la acogida’, porque él acogió a María sin poner ninguna condición y con toda su existencia nos da a todos ejemplo de cómo debemos acoger a los demás. El siguiente título que le da a San José es ‘Padre de la valentía creativa’, pues era el hombre por medio del cual Dios se ocupó de los comienzos de la historia de la redención, tomando decisiones propias, que implicaban riesgos.
No podía faltar el título de ‘Padre trabajador‘, ya que era un carpintero que trabajaba honestamente para asegurar el sustento de su familia. De él, Jesús aprendió el valor, la dignidad y la alegría de lo que significa comer el pan que es fruto del propio trabajo. Finalmente lo llama ‘Padre en la sombra’, porque, con toda discreción, fue para Jesús la sombra del Padre celestial en la tierra, y ahora lo es para nosotros también.
La fiesta de San José marca igualmente el quinto aniversario de la Exhortación Apostólica Amoris Laetitia sobre la belleza y la alegría del amor conyugal y familiar.
El Año de la Familia culminará el 26 de junio del 2022, con la celebración de la X Jornada Mundial de las Familias, que tendrá lugar en Roma. El Año de San José concuerda perfectamente con el Año de la Familia, porque José es el protector de la Sagrada Familia, y ahora es reconocido como Padre Protector de la familia de la Iglesia y de cada una de las familias cristianas donde él hace patente la ternura de nuestro Padre celestial, como la hizo presente para el niño Jesús.
(foto: thesaintsproject.org)