Autorregulación publicitaria de alimentos y bebidas para menores de 12 años

lunes, 7 de enero de 2019
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07/01/2019 – Para proteger al menor de la exposición a los anuncios cuando no tiene la capacidad de discernir sobre sus hábitos de vida, las empresas alimenticias argentinas acordaron un plan para promover alimentos saludables.

En nuestro país no existe ningún tipo de regulación publicitaria con el foco en la alimentación de los más chicos. Esto es grave si se tiene en cuenta que, en la Argentina, el sobrepeso en adolescentes de 13 a 15 años aumentó del 24,5% al 28,6%.

Con el fin de proteger a los menores de la exposición a anuncios en radio, TV e Internet, cuando no tienen la capacidad de discernir sobre sus hábitos de vida, las grandes empresas alimenticias argentinas acordaron un plan a 5 años para promover alimentos saludables, bajos en sodio y azúcares.

En el marco de los compromisos asumidos por la Coordinadora de las Industrias de Productos Alimenticios en la promoción de hábitos de vida saludables, la Industria de Alimentos y Bebidas presentó su compromiso de autorregulación de la publicidad dirigida a niños menores de 12 años.

El sobrepeso y la obesidad afectan al 37% de los chicos de 10 a 19 años que se atienden en centros de salud públicos del país y el porcentaje crece a medida que aumenta la edad.

Pero más allá de la cifras es cierto que, la obesidad infantil y adolescente no solo es un grave problema de salud pública con alto impacto económico.

Sobre este problemática dialogamos con la Licenciada Laura Nores, nutricionista, Jefa del Servicio de Alimentación y Asesoramiento Nutricional del Hospital Privado de Córdoba quién sostuvo: “Es necesario educar a los niños para no crear necesidades, limitar las horas frente a la pantalla, educar con valores y explicar que no todo conviene y que no todo hace bien”.

Asimismo, la Licenciada Nores destacó la importancia del movimiento para los chicos y al respecto subrayó que “el movimiento es lo que le va a dar a los chicos el ocupar su cabeza en otras cosas y el cuerpo en gastar energías y no una pantalla que los idiotice, sentados en un sillón o en su cama todo el día, metidos en un mundo de fantasía donde no aporta nada a su vivencia diaria y que le ha llenado la cabeza de necesidades vinculadas a un consumismo que no los cuida”.