19/05/2017- En el programa Diálogos de Actualidad se conversó con el Padre Dante Simón, uno de los enviados por el Vaticano con el Padre Juan Martínez para investigar lo ocurrido en el Instituto Antonio Próvolo. Es el caso donde más de 60 ex alumnos hipoacúsicos denunciaron abusos sexuales por parte de los padres Nicola Corradi y Horacio Corbacho y otros acusados.
Fue noticia esta semana por una frase descontextualizada en una entrevista que le realizaron en el medio Mendoza Post y levantada por Infobae. La expresión que generó polémica fue: “Porque también hay personas despechadas. Por ejemplo, una chica, un chico… se enamora de un sacerdote, y éste no le responde. Tan despechado puede ser el varón como la mujer. Entonces, lo denuncian”.
Ante esto el Padre Simón dijo que “yo no puedo hablar del Provolo directamente porque no tengo elementos y no hablé con ninguna de las víctimas”. Por lo que esa respuesta del Padre era con respecto a algunas otras investigaciones en las cuales había participado.
Por lo que dijo que “estamos ante menores, con cierta discapacidad, ¿podría yo hablar que estas personas están enamoradas y por despecho..? Me tendrían que remover inmediatamente y tendrían que decir que el malintencionado o el corrupto soy yo”. “Eso es aprovecharse de los menores por una doble intención” aclaró y agregó que “todos tendríamos que ser transparentes con la verdad”.
Son dos los sacerdotes que están denunciados y sólo los están investigando a ellos, pero hay otras personas involucradas por lo que ahí se diferencia la la tarea del fiscal que “es mucho más amplia”.
Además, el Padre Dante aclaró que sobre la monja Kumiko Kosaka recientemente involucrada, no tienen jurisdicción. Esto se debe a que tienen instrucciones de investigar a los clérigos y para la Iglesia “los clérigos son los diáconos los presbíteros (sacerdotes) y obispos”. Y Debe ser respetada estrictamente. “Si es culpable sus superiores tomaran las medidas que correspondan” comentó.
La Casa del Provolo pertenece a un instituto religioso, por lo que tiene su propia superioridad que “son directos responsables del miembro y son ellos los que tienen que poner en movimiento la investigación”. Ante la negligencia del superior, la Santa Sede tuvo que intervenir y lo han suspendido de su ejercicio, inhabilitados.
“No hay cárceles, no hay pena de muerte entonces las penas son de acuerdo a la identidad que tiene la sociedad de la Iglesia”, enfatizó el Padre Dante.
“La investigación tiene mayor flexibilidad que un proceso penal”, porque el investigador tiene que buscar información, sobre todo como es difícil recolectar ya que“la querella nos dijo que por ahora los damnificados, denunciantes” no quieren hablar con ellos. Por lo que están investigando por otros lados. A los acusados los han podido entrevistar, pero “no ayuda mucho a la investigación”.”Sería una inoperancia de nuestra parte quedarnos con lo que nos dicen los acusados”. El centro de la investigación son los denunciantes y con respecto a la querella que no los dejan ver el Padre dice “no lo entiende pero tendrán sus razones”.
De acuerdo con el derecho canónico es “obligación de los obispos poner en movimiento la investigación canónica”, explicó el Padre Dante.
Esta comisión envidada desde el Vaticano es una instancia pre judicial para ver si lo denunciado es posible o si son verosímiles. “Es la misma tarea que un fiscal, para ver si tienen mérito no, en nombre de la Santa Sede”.
Una vez terminada la investigación se manda a la Santa Sede las actas con un voto de los sacerdotes enviados. Desde la Santa Sede primero pueden tomar la investigación “como ya está” y aplican la pena que puede ser temporal (que ese sacerdote quede suspendido por un tiempo determinado) o perpetua, para que lo expulse del estado clerical y evitar que ejerza su ministerio para siempre. O también puede ordenar que se le haga un proceso penal administrativo o judicial. Así como se decida que no hay consistencia hasta que aparezca algún nuevo elemento.
El por qué de la investigación se debe a que en Argentina, la Iglesia tiene la independencia para hacerse cargo de “sus propios actos para su propio fines”. Es el Artículo 1 del Convenio que hizo la Santa Sede con el estado argentino en 1966. Tenemos que tener en cuenta”todo sacerdote es ciudadano del estado donde vive”. Si un sacerdote comete algún delito como estos que son considerados “lo más graves desde la época del Papa Juan Pablo II” es “doblemente investigado y doblemente juzgado si llega a ser el caso”, comentó el Padre Dante.
Por lo que “un sacerdote que abusa de un menor es juzgado por la Iglesia y es juzgado por el Estado”.
Para el Padre Dante es importante destacar que “hasta la época del Papa Juan Pablo, los delitos más graves para la Iglesia eran los delitos en contra de la santidad de los sacramentos”. Por ejemplo “la profanación de la santísima eucaristía y un sacerdote que violaba el sigilo sacramental”.
En la época del Papa Juan Pablo se estableció que prescribían estos delitos de abusos después de 10 años una vez que se alcanzaba la mayoría de edad. Es decir, hasta los 28 años se podía denunciar. “El Papa Benedicto ya siendo cardenal trabajó para que los sacerdotes abusadores fueran penados. Endureció la ley del papa Juan Pablo y alargó otros 10 años”. Si estaba prescripto la Iglesia puede volver a abrir la causa. Y también se incluyó todo tipo de abuso, no solamente carnal.
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