El Adviento, la Navidad y hasta el G20 en una catequesis del Padre Fares

viernes, 30 de noviembre de 2018
image_pdfimage_print

30/11/2018 – El sacerdote jesuita habló del verdadero significado de estar “atentos y vigilantes” para la venida de Jesús. Y, a partir del pesebre, reflexionó sobre las injusticias, las protestas, los “herodes” de nuestro tiempo y la misericordia del Niño Dios.

Para el padre Diego Fares, el jesuita mendocino que cada 15 días nos comparte sus reflexiones sobre el Evangelio y la realidad, el Adviento y la preparación para la Navidad exigen al cristiano hacer una distinción entre “vigilar” y “velar”. Retomando una exposición del entonces Cardenal Bergoglio, Fares dijo que “vigilar habla de estar atentos a los peligros. Velar en cambio es más amplio. Velar el sueño de un bebé, por ejemplo, es contemplarlo durmiendo tranquilo. No solo es cuidarlo sino también disfrutarlo. Velar habla más de acompañar a otro, aunque no haya peligros. También en el dolor, en un velorio, velar es acompañar estando en vela toda la noche para hacer sentir la cercanía, la amistad”. Y agregó: “Para ‘velar’ hay que tener aguante y también delicadeza y calidez humana”.

En este sentido, señaló que “velar no es mirarse a sí mismo, ni siquiera mirar los peligros, sino mirar que el que uno ama esté bien. De allí sale la gracia. Las mamás y los papás saben de esto: de estar agotados cuidando a sus hijos y que baste una mirada y una sonrisa de su hijito para refrescarlos instantáneamente, para llenarlos de energía y de fuerza para seguir adelante”.

Consultado acerca de las distracciones que nos impiden estar atentos a lo importante, sobre todo durante Adviento y Navidad, el padre Fares respondió: “La distracción de fondo viene de no mirar dos veces a los ojos de las personas que amamos. Si uno se detiene un instante, la vida, la alegría del amor que brota de los ojos agradecidos de una persona a la que le prestamos atención, hace que las otras cosas que suelen atraernos y fascinarnos, se ubiquen solas”.

Como la Navidad a veces se presenta desde los medios como una cuestión de “diversión”, Fares recordó una reflexión del padre Mamerto Menapace, en la que contrapone el sentido de “diversión” con el de “contentura”, el que está divertido y el que está contento. Dijo que “divertir” tiene relación con “vertir”, “derramar”, con una alegría “derramada” y sin contenido. En cambio el “contento” disfruta de su alegría porque está “contenida”. Y agregó Fares: “Dios quiere que se nos acabe la “diversión” -la alegría desperdiciada, derramada- para que andemos contentos, con la alegría duradera”.

Cuando se le preguntó acerca de la “paz” del pesebre a pesar de la injusticia social que evidenció, Fares dijo que las dos cosas son evidentes: la paz del pesebre y también la injusticia: “Los Herodes de aquel tiempo solo difieren de los de ahora en que, antes, excluir o matar inocentes se hacía explícitamente. Hoy se dice que el misil que iba contra el enemigo y destruyó una escuela fue un daño colateral. Pero el efecto es el mismo”.

Sin embargo, ante la comparación de aquellos poderosos con los de ahora que se  reúnen en el G20, dijo: “Hay una diferencia entre los reyes de aquel tiempo y los presidentes de ahora. Ha habido un progreso político en la humanidad, que no hay que perder. Los presidentes son, casi todos, elegidos democráticamente. Y deben dar la cara. En estos encuentros, el hecho de que den la cara es importante. Por supuesto que cada uno viene representando poderes económicos y militares que tienden a ser anónimos. Pero el hecho de que se encuentren cara a cara tiene valor. Porque las polarizaciones ideológicas tienden a consolidarse cuando uno no puede mirar a los ojos al otro. La realidad, lo personal, siempre es más que las ideas y en los encuentros se abre paso la vida, la cultura del encuentro, como dice el Papa”.