La historia de Nuestra Señora de Aparecida, patrona de Brasil

miércoles, 24 de julio de 2013
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La Basílica de Nuestra Señora de Aparecida, ubicada en el Estado brasileño de São Paulo, es el segundo templo católico más grande del mundo, después de la basílica de San Pedro en el Vaticano. El Papa Francisco conoce bien el lugar. En el año 2007, cuando entonces era arzobispo de la Buenos Aires participó de la V Conferencia Episcopal Latinoamericana y del Caribe (Celam), donde coordinó un documento episcopal que se señala como uno de los pilares para su papado. Son 268 páginas en las que la Iglesia hace una crítica sobre su estado y un duro diagnóstico sobre la política y economía de los países latinoamericanos.

La Basílica , con capacidad para 45 mil personas, fue construida en 1955, y fue consagrada por el Papa Juan Pablo II en 1980 y, cuatro años más tarde, la Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil declaró oficialmente la basílica de Aparecida como el Santuario Nacional. Construido en estilo neo-romántico, el templo tiene cuatro naves, formando una cruz. Benedicto XVI, en el 2007, también visitó la Basílica de Aparecida.

La Fiesta de Nuestra Señora Aparecida es realizada entre los días 3 y 12 de octubre, con una novena festiva en la Basílica Nova. A las 18 horas del día 12, una procesión sigue desde la Basílica Vieja y recorre las calles de la ciudad hasta el Santuario Nacional.

La historia cuenta que en el año 1717, el gobernador de Sao Paulo y Minas Gerais, Pedro de Almeida y Portugal, pasó por la Villa de Guaratinguetá camino a Villa Rica. Por tal motivo, los pobladores del lugar, queriendo agasajar al invitado, solicitaron a tres pescadores, Domingos Garcia, Filipe Pedroso e João Alves, una provisión de peces.

Estos hombres se encontraban en el Río Paraiba, arrojando sus redes en el agua, cuando de repente al levantar una de ellas, encontraron una figura rota de terracota de la Virgen de la Concepción, de tan solo 36 centímetros. Primero hallaron el cuerpo y al arrojar otra vez la red lograron ubicar la cabeza. Luego del suceso, la pesca, que hasta ese momento había sido escasa, fue tan abundante, que tuvieron que volver a la costa por el peso que tenían sus pequeñas embarcaciones.

Uno de los pescadores llevó la imagen a su casa y le realizó un pequeño altar, unos años después crearon un oratorio, lugar que era visitado por todos los lugareños. El 5 de mayo de 1743, se comenzó a construir un templo, que se inauguró el 26 de julio de 1745, venerando a la Virgen bajo la invocación de Nuestra Señora de Aparecida.

Se ignora completamente como es que la imagen fue a parar al río, pero si se conoce su autor, un monje de Sao Paulo, llamado Frei Agostino de Jesús, quien la moldeo en el año 1650.

La Virgen es de color moreno y está vestida con un manto grueso bordado, sus manos se ubican en el pecho en posición de oración. Fue coronada solemnemente en 1904 por Monseñor José de Camargo Barros, Obispo de Sao Paulo. El 16 de julio de 1930, el Papa Pío XI la declaró Patrona de Brasil. El 4 de julio de 1980, el Papa Juan Pablo II visito el santuario y le dio el título de Basílica.