No llores, Pedro, volveremos a vernos, y lo que fue hoy tu “no” será pronto un “sí, creo”.
Sabrás luego, que soy tu Pastor hecho cordero, que en ofrenda de amor, sin palabras… en silencio, quiso enseñar la lección que el decir es más veloz, pero el vivir, más verdadero.
Y cuando digas: “me doy” sabrás que es sólo el comienzo hasta que llegue a ser don lo que camina por dentro.
Ahora pregunto yo: -¿Me amas más que éstos? -Tú lo sabes todo, Señor… tú sabes que te quiero. -Sígueme donde voy y apacienta mis corderos.
Javier Albisu