Nuestra Señora de la Merced, Madre de misericordia

jueves, 24 de septiembre de 2015
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Virgen de la merced

 

Cada 24 de Setiembre celebramos a Nuestra Señora de La Merced.  El significado del título “Merced” es, ante todo, “misericordia”. La Virgen es misericordiosa y también lo deben ser sus hijos. Esto significa que recurrimos a ella con el deseo de asemejarnos a Jesús misericordioso.

El título mariano “la Merced” se remonta a la fundación de la Orden religiosa de los mercedarios acaecida el 10 de agosto de 1218, en Barcelona, España. En esa época muchos eran cautivos de los moros y, en su desesperación y abandono, estaban en peligro de perder la vida y la fe. Nuestra bendita Madre del Cielo, dándose a conocer como “La Merced”, quiso manifestar su misericordia hacia ellos por medio de esa Orden dedicada a atenderlos y liberarlos.

La Virgen de la Merced es patrona del Ejército Argentino y de la Provincia de Tucumán. Además, es patrona de los cautivos (presos) y de muchos países de Latinoamérica.

 

Dulce es nombrarte, María, y no hay gozo

en el mundo que pueda compararse

al de tu amor maternal.

Si mis amigos me defraudan en vos

encuentro a la Madre que nunca falla.

Si caigo en pecado, en vos

encuentro el refugio y el auxilio

para levantarme.

Si la fortaleza del cuerpo se debilita,

vos siempre me sostenes con maternal amor.

Si lloro, me acompañas en el dolor.

Si estoy alegre, participas de mis alegrías.

Siempre me recibís porque soy tu hijo,

hijo de tu inmaculado y doloroso corazón.

¿Qué haría sin vos, Madre mía?

¿Cómo responder dignamente a tu amor de Madre?

Si querés mi corazón, acá lo tenés,

pronto a brindarte su amor filial y a

manifestártelo en el seguimiento fiel a tu Hijo.

Si te gusta una expresión de amor,

acepta la que te ofrecemos en este día

como signo de nuestra piedad.

Bendita Madre nuestra de la Merced,

no me dejes solo durante mi peregrinar en esta vida.

No me dejes entregado a mis débiles fuerzas,

ya que sin tu maternal intercesión caigo en el camino.

Madre del Señor y Madre nuestra,

dame de tu Hijo la fuerza del Espíritu

para que anime y fortalezca mis pasos.

Madre de la Merced, ayúdame a dar valiente

testimonio de vida cristiana y a ser generoso

en el servicio de amor a los hermanos.

Amén