“Para llegar a Dios debemos despojarnos de los ídolos”

viernes, 7 de junio de 2013
image_pdfimage_print

“Cada uno de nosotros vive con pequeñas o grandes idolatrías, pero el camino que nos lleva a Dios pasa por un amor que es exclusivo a Èl, como Jesús nos lo enseñó”, afirmó el Papa Francisco en la misa matutina de la Casa Santa Marta. El Santo Padre indicó que “cuando el escriba se acercó a Jesús para preguntarle lo que, según él, es el primero de todos los mandamientos es probable que su intención no fuera tan inocente”. Francisco inició la homilía evaluando el comportamiento del hombre que se dirige a Cristo dando la impresión de “ponerlo a la prueba” o, más bien, de "hacerlo caer en la trampa".

Y cuando el escriba responde aprobando, el Papa llamó la atención sobre el comentario de Cristo: "No estás lejos del reino de Dios". “En esencia -dijo- con el ´no está lejos`, Jesús quería decirle al escriba: ´Sabes muy bien la teoría`, pero ´todavía te falta una distancia hacia el Reino de Dios`, es decir, debes caminar para transformar en ´realidad este mandamiento`, ya que ´la confesión de Dios` se hace en el ´camino de la vida`”.

Añadió el Santo Padre que "no basta decir: 'Pero yo creo en Dios, Dios es el único Dios'. Está bien, pero ¿cómo vives este camino de vida? Porque podemos decir: 'El Señor es el único Dios, solamente, no hay otro', pero a la vez vivir como si Él no fuera el único Dios y tener otras deidades a nuestra disposición… Es el peligro de la idolatría: la idolatría que llega a nosotros con el espíritu del mundo. Y Jesús, en esto, era claro: el espíritu del mundo, no. Y en la última Cena Jesús pide al Padre que nos defienda del espíritu del mundo, porque el espíritu del mundo nos lleva a la idolatría".

"La idolatría –continúa el papa Francisco, es sutil", todos nosotros "tenemos nuestros ídolos ocultos" y "el camino de la vida para llegar, para no estar lejos del Reino de Dios", implica "descubrir los ídolos ocultos". Un comportamiento que ya se encuentra en la Biblia –recuerda–, se lee en el episodio en el que Raquel, mujer de Jacob, finge no tener consigo ídolos, los cuales ha llevado de la casa de su padre y los ha escondido detrás de su caballo. También nosotros, dijo Francisco, "lo hemos escondido en un caballo, nuestro… Pero tenemos que buscarle y debemos destruirlo", porque la única manera de seguir a Dios es la de un amor basado en la "lealtad".

"Y la lealtad -prosiguió-, nos pide que ahuyentemos los ídolos, descubrirlos: están ocultos en nuestra personalidad, en nuestra forma de vida. Pero estos ídolos ocultos hacen que no seamos fieles en el amor. El apóstol Santiago, cuando dice: 'Quien es amigo del mundo, es enemigo de Dios', comienza diciendo: '¡Ustedes adúlteros!'. Nos reprocha, pero con el adjetivo: ¡adúlteros! ¿Por qué? Porque quien es "amigo" del mundo es un idólatra, ¡no es fiel al amor de Dios! El camino para no estar lejos, para avanzar en el Reino de Dios, es un camino de lealtad que se asemeja a la del amor conyugal".

Mientras que "con las pequeñas idolatrías que tenemos", ¿cómo es posible -concluyó diciendo el papa Francisco-, no ser fiel "a un amor tan grande?". Para ello, es necesario confiar en Cristo, que es "fidelidad plena" y que "nos ama tanto".

"Podemos preguntarle ahora a Jesús: 'Señor, tú que eres tan bueno, enséñame el camino para estar cada día menos lejos del Reino de Dios, aquella manera para ahuyentar todos los ídolos'. Es difícil, pero tenemos que empezar. Los ídolos ocultos que tenemos en nuestra personalidad, en nuestra forma de vida: tenemos que mandar lejos el ídolo de lo mundano, que nos lleva a convertirnos en enemigos de Dios. Pidamos esta gracia a Jesús."