El camino de la conversión es parte del encuentro con Jesús

lunes, 27 de enero de 2020
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26/01/2020 –  El Papa Francisco rezó la oración mariana del Ángelus junto a miles de fieles y peregrinos reunidos en la plaza de San Pedro del Vaticano.

Comentando el Evangelio del día, que relata el comienzo de la misión pública de Jesús en Galilea, “una tierra en las afueras de Jerusalén y mirada con recelo debido a su mezcla con los paganos porque de esta región no se esperaba nada bueno”, el Santo Padre destacó el núcleo central del mensaje que allí predicaba el Maestro: “Convertíos, porque el reino de los cielos está cerca”, lo que se traduce como una invitación “a cambiar de vida”.

“Con la venida de Jesús, luz del mundo, Dios Padre mostró a la humanidad su cercanía y amistad”, añadió Francisco subrayando que estos dones nos fueron entregados “gratuitamente más allá de nuestros méritos”. En este sentido, el Papa puntualizó que la llamada a la conversión, “que Jesús dirige a todos los hombres de buena voluntad”, se comprende plenamente a la luz del acontecimiento de la manifestación del Hijo de Dios.

Sin embargo, no siempre es fácil lograr este cambio de vida, ya que para ello hay que “abandonar el camino del egoísmo, del mal y del pecado” y esto es posible si el compromiso de conversión se centra “en Cristo y su Espíritu, y no sólo sobre nosotros mismos y en las propias fuerzas”.

Al respecto, el Santo Padre pone en guardia sobre el hecho de que nuestra adhesión al Señor “no puede reducirse a un esfuerzo personal”, sino que debe expresarse en una apertura confiada del corazón y de la mente para recibir la Buena Nueva de Jesús, “abrirnos a la misericordia del Padre y a dejarnos transformar por la gracia del Espíritu Santo”.

El Papa concluyó haciendo hincapié en que el encuentro sorprendente y decisivo con Jesús “dio inicio al camino de los discípulos, transformándolos en anunciadores y testigos del amor de Dios por su pueblo”, y lanzó una invitación: que cada uno de nosotros imite a los primeros mensajeros de la Palabra de Dios, “dando pasos en las huellas del Salvador, para ofrecer esperanza a los que tienen sed de ella”. Todo esto, buscando siempre la intercesión de la Virgen María.