El Papa a los empresarios: “Abran los ojos y no se queden de brazos cruzados”

jueves, 24 de abril de 2014
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23/04/2014 – La semana pasada, el Papa recibió un mensaje de parte de unos trabajadores de la empresa Lucchini de la ciudad italiana de Piombino, enviado antes del cierre de dicha empresa. En torno a esto, Francisco afirmó en la audiencia general que el mensaje de los obreros de Lucchini lo ha conmovido y lo ha dejado muy triste. "Queridos trabajadores, queridos hermanos, en sus rostros vi como se dibujaba una profunda tristeza y preocupación. Ustedes son padres de familia que piden solo por su derecho a trabajar, vivir con dignidad y poder cuidar, alimentar y educar a los hijos", indicó el Pontífice. El Santo Padre les dijo además que está cerca y que va a rezar por ellos: "El Papa reza por ustedes, para que cuando se apaguen las esperanzas humanas permanezca siempre encendida la esperanza divina que no decepciona nunca".

A todos los responsables les ha pedido que cumplan "todo esfuerzo de creatividad y generosidad para reencender la esperanza en los corazones de estos nuestros hermanos, en el corazón de todas las personas desempleadas por causa del derroche y de la crisis económica". A continuación el Santo Padre ha alzado su voz para pedirles "¡por favor, abrid los ojos y no os quedéis de brazos cruzados!"

Los enfermos han sido los primeros en saludar hoy al Santo Padre en la audiencia general. Mientras en la plaza de San Pedro la multitud esperaba la llegada de Francisco -que hoy se he producido un poco más tarde de lo habitual- el Papa ha pasado un largo rato saludando un grupo de enfermos y a sus familiares. El encuentro ha tenido lugar en el Aula Pablo VI y sin ninguna prisa, el Santo Padre ha saludado, bendecido y charlado tranquilamente con muchos de los que allí se encontraban. Visiblemente emocionados, los enfermos con sus familiares y acompañantes han abrazo al papa Francisco y han tenido tiempo para intercambiar con él unas palabras.

Ya en la plaza, el pontífice argentino ha recorrido los pasillos subido en el jeep, el que va parcialmente cubierto debido a la lluvia con la que hoy ha amanecido Roma. El color a la plaza hoy lo daban las banderas, pancartas y globos que los miles de personas concentradas en San Pedro han acudido este mañana a escuchar la catequesis de la audiencia general. El Santo Padre ha bendecido a algunos niños, ha bebido mate e incluso ha bajado del jeep para charlar con uno grupo de niños que se encontraba en primera fila y se ha puesto la gorra roja de uno de ellos.

La catequesis de hoy se ha centrado en la alegría de la Resurrección. Y ha invitado a todos los fieles presentes a repetir tres veces en voz alta "¿Por qué buscáis entre los muertos al que está vivo?", y ha pedido reflexionar a lo largo del día de hoy sobre este aspecto.

En la presentación del lector de lengua española, ha transmitido de parte de los peregrinos de lengua española la felicitación al Santo Padre por su onomástico, ya que hoy, 23 de abril, es San Jorge.

En el resumen de la catequesis que el Santo Padre hace en español ha dicho: "Queridos hermanos y hermanas: En estos días celebramos con alegría el gran misterio de la resurrección de Cristo. Es una alegría auténtica, profunda, que se basa en la certeza de que Cristo resucitado no muere más, sino que vive y actúa en la Iglesia y en el mundo. No es fácil aceptar la presencia del resucitado en medio de nosotros. La pregunta que el ángel dirigió a las mujeres, aquella mañana de Pascua: “¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo?”, nos debe interrogar también a nosotros. Buscamos entre los muertos al que vive cada vez que nos encerramos en el egoísmo o en la autocomplacencia, cuando nos dejamos seducir por el poder y las cosas de este mundo, olvidando a Dios y al prójimo, cuando ponemos nuestra esperanza en vanidades mundanas, en el dinero o el éxito; cada vez que perdemos la esperanza o no tenemos fuerzas para rezar, cada vez que nos sentimos solos o abandonados de los amigos, e incluso de Dios, cada vez que nos sentimos prisioneros de nuestros pecados. La advertencia del ángel nos va a ayudar a salir de nuestras tristezas y a abrirnos a la alegría y a la esperanza. La esperanza que remueve las piedras de los sepulcros y nos empuja a anunciar que Jesús está vivo".

A continuación, ha saludada "con afecto a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos venidos de España, México, Costa Rica, Colombia, Uruguay y Argentina y otros países latinoamericanos. Que en este tiempo de Pascua abramos nuestra vida al encuentro con Cristo resucitado y vivo, el único que puede dar verdadera esperanza".

Al finalizar la audiencia, el Santo Padre también ha querido dar las gracias por las felicitaciones de Pascua que ha recibido en las semanas pasadas y ha devuelto estas felicitaciones a todos. "Deseo dar las gracias de corazón a los niños, los jóvenes, ancianos, familias, comunidades parroquiales y religiosas, asociaciones y movimientos de diferentes grupos que han querido manifestarme afecto y cercanía. Les pido a todos que continúen rezando por mí y por mi servicio a la Iglesia".

También ha recordado que el próximo domingo será beatificado en el Piomonte, Giuseppe Girotti, del que ha destacado "su heroico testimonio cristiano y su martirio" para que pueda suscitar en muchos el deseo de adherirse cada vez más a Jesús y al Evangelio.

 

Este es el texto completo de la catequesis del Papa en la audiencia de este miércoles:

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días! ??Esta es una semana de alegría. Celebramos la Resurrección de Jesús. Es una verdadera alegría, profunda, basada en la certeza de que Cristo resucitado ya no muere, sino que está vivo y activo en la Iglesia y en el mundo. Esta certeza habita en el corazón de los creyentes desde esa mañana de Pascua, cuando las mujeres fueron a la tumba de Jesús y los ángeles les dijeron: "¿Por qué buscáis entre los muertos al que está vivo?" (Lc 24, 5) ¿Por qué buscáis entre los muertos al que está vivo? Estas palabras son como una piedra miliar en la historia; pero también una "piedra de tropiezo" si no nos abrimos a la Buena Noticia, ¡si creemos que nos causa menos molestia un Jesús muerto que un Jesús vivo!

En cambio, cuántas veces en nuestro camino diario necesitamos que nos digan: "¿Por qué estás buscando entre los muertos al que está vivo?" ¿Por qué buscáis entre los muertos al que está vivo? Y cuántas veces nosotros buscamos la vida entre las cosas muertas, entre las cosas que no pueden dar vida, entre las cosas que hoy están y mañana no estarán más. Las cosas que pasan. ¿Por qué buscáis entre los muertos al que está vivo?

Necesitamos escucharlo cuando nos cerramos en cualquier forma de egoísmo o de autocomplacencia; cuando nos dejamos seducir por los poderes terrenos y por las cosas de este mundo, olvidando a Dios y al prójimo; cuando ponemos nuestras esperanzas en las vanidades mundanas, en el dinero, en el éxito. Entonces la Palabra de Dios nos dice: "¿Por qué buscáis entre los muertos al que está vivo?" ¿Por qué estás buscando allí? Aquello no te puede dar vida, sí, quizás te dé una alegría de un minuto, de un día, de una semana, de un mes, ¿y luego? ¿Por qué buscáis entre los muertos al que está vivo? Esta frase debe entrar en el corazón y debemos repetirla. ¡Repitamos juntos tres veces! ¡Hagamos el esfuerzo! Todos: ¿Por qué buscáis entre los muertos al que está vivo? ¡Fuerte! ¿Por qué buscáis entre los muertos al que está vivo? ¿Por qué buscáis entre los muertos al que está vivo? Y hoy, cuando volvamos a casa digámoslo en el corazón, el silencio, pero que nos venga esta pregunta: ¿Por qué yo en la vida busco entre los muertos al que está vivo? Nos hará bien hacerlo. Si escuchamos, podemos abrirnos a Aquel que da la vida, Aquel que puede dar la verdadera esperanza. En este tiempo pascual, dejémonos nuevamente tocar por el estupor del encuentro con Cristo resucitado y vivo, por la belleza y la fecundidad de su presencia.

Pero no es fácil estar abierto a Jesús. No es evidente aceptar la vida del Resucitado y su presencia entre nosotros. El Evangelio nos hace ver las reacciones del apóstol Tomás, de María Magdalena y de los dos discípulos de Emaús: nos hace bien confrontarnos con ellos. Tomás pone una condición a la fe, pide tocar la evidencia, las llagas; María Magdalena llora, lo ve pero no lo reconoce, se da cuenta de que es Jesús sólo cuando Él la llama por su nombre; los discípulos de Emaús, deprimidos y con sentimientos de derrota, llegan al encuentro con Jesús dejándose acompañar por el misterioso viandante. ¡Cada uno por caminos diferentes! Buscaban entre los muertos al que está vivo, y fue el mismo Señor el que corrigió el rumbo. Y yo, ¿qué hago? ¿Qué camino sigo para encontrar al Cristo vivo? Él estará siempre cerca de nosotros para corregir el rumbo si nosotros nos hemos equivocado.

"¿Por qué buscáis entre los muertos al que está vivo?" (Lc 24, 5) Esta pregunta nos hace superar la tentación de mirar hacia atrás, a lo que fue ayer, y nos empuja a avanzar hacia el futuro. Jesús no está en la tumba, él es el Resucitado, el Viviente, el que siempre renueva su cuerpo que es la Iglesia y lo hace andar atrayéndolo hacia Él. "Ayer" es la tumba de Jesús y la tumba de la Iglesia, el sepulcro de la verdad y la justicia; "hoy" es la resurrección perenne a la que nos impulsa el Espíritu Santo, que nos da plena libertad.

Hoy nos dirige también a nosotros este interrogante. Tú, ¿por qué buscas entre los muertos a aquel que está vivo, tú que te cierras en ti mismo después de una derrota y tú que no tienes más fuerza para rezar? ¿Por qué buscas entre los muertos al que está vivo, tú que te sientes solo, abandonado por los amigos y quizás también por Dios? ¿Por qué buscas entre los muertos al que está vivo, tú que has perdido la esperanza y tú que te sientes prisionero de tus pecados? ¿Por qué buscas entre los muertos al que está vivo, tú que aspiras a la belleza, a la perfección espiritual, a la justicia, a la paz?

¡Tenemos necesidad de escuchar de nuevo y de recordarnos mutuamente la advertencia del ángel! Esta advertencia, "¿Por qué buscáis entre los muertos al que está vivo?", nos ayuda a salir de nuestros espacios de tristeza y nos abre a los horizontes de la alegría y de la esperanza. Aquella esperanza que remueve las piedras de los sepulcros y anima a anunciar la Buena Nueva, capaz de generar vida nueva para los otros. Repitamos esta frase del ángel para tenerla en el corazón y en la memoria. Y después cada uno responda en silencio: ¿Por qué buscáis entre los muertos al que está vivo? ¡Repitámosla! ¿Por qué buscáis entre los muertos al que está vivo?

Pero mirad, hermanos y hermanas, ¡Él está vivo, está con nosotros! ¡No vayamos por tantos sepulcros que hoy te prometen algo, belleza… y luego no te dan nada! ¡Él está vivo! ¡No busquemos entre los muertos al que está vivo! Gracias”.

 

Zenit / Rome Reports