El Papa denunció “una auténtica guerra mundial, combatida a trozos, en diversas partes del mundo”

lunes, 12 de enero de 2015
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12/01/2015 – Un deseo de paz, y un fuerte llamamiento a la comunidad internacional a condenar la violencia y el terrorismo fundamentalista. Estos han sido principalmente los deseos de Francisco en el tradicional discurso al Cuerpo Diplomático acreditato ante la Santa Sede a inicios de año. Asimismo ha mencionado los países que en la actualidad están sufriendo situaciones dramáticas, Siria, Irak, Nigeria, el Cuerno de África, Ucrania. Y a todos ellos envió su cercanía. Del mismo modo hizo un repaso por los países que ha visitado este año analizando lo que ha vivido en estos lugares. Durante más de media hora, el Papa habló de la situación actual internacional, condenando la cultura del descarte pero ofreciendo también esperanza.

El Papa recordó que la Navidad habla de paz pero también de una dramática situación: el rechazo. Tal y como se ve en algunas representaciones iconográficas, ha recordado el Santo Padre, el Niño Jesús no aparece recostado en una cuna sino en un sepulcro. Esta imagen “indica que, junto a la acogida gozosa del recién nacido, está también todo el drama que sufre Jesús, despreciado y rechazado hasta la muerte en Cruz”.

Y hablando de rechazo, Francisco ha recordado que hay un tipo de rechazo que afecta a todos, que lleva a no ver al prójimo como a un hermano al que acoger, sino a dejarlo fuera de nuestro horizonte personal de vida, a transformarlo en un adversario, un súbdito al que dominar. Y esta es “la mentalidad que genera la cultura del descarte que no respeta nada ni a nadie”.

Por otro lado, el Pontífice ha comparado la matanza de los niños a manos de Herodes, con los cien niños asesinados en Pakistán hace un mes “con una crueldad inaudita”. Y así, el Papa ha expresado de nuevo su pésame a sus familias y ha asegurado su oración por los muchos inocentes que han perdido la vida.

Así pues, el Santo Padre ha indicado que a la dimensión personal del rechazo, se une inevitablemente la dimensión social: “una cultura que rechaza al otro, que destruye los vínculos más íntimos y auténticos, acaba por deshacer y disgregar toda la sociedad y generar violencia y muerte”. Algo que se puede comprobar en numerosos acontecimiento diarios, y en concreto ha mencionado “la trágica masacre que ha tenido lugar en París estos últimos días”. Por eso ha advertido que el ser humano libre “se convierte en esclavo”, ya sea de las “modas, del poder, del dinero, incluso a veces de formas tergiversadas de religión”.

A propósito, el Pontífice ha señalado que las consecuencias de esta mentalidad de rechazo se constata en la proliferación de conflictos, “como una auténtica guerra mundial combatida en etapa”, ha precisado. Un ejemplo de ello es Ucrania, “convertida en un dramático escenario de confrontación y para la que deseo que, mediante el diálogo, se consoliden los esfuerzos que se están realizando para que cese la hostilidad”.

A continuación el Papa ha hablado de Medio Oriente, comenzando por “la amada tierra de Jesús” a la que, dijo, “no nos cansaremos nunca de desear la paz”. De este modo ha recordado como en su viaje a Tierra Santa lo hizo con “extraordinaria intensidad”, junto al entonces presidente israelí, Shimon Peres, y al presidente palestino, Mahmud Abbas. Con “la esperanza firme de que se puedan retomar las negociaciones”, para que “cese la violencia” y se alcance una solución que permita a ambos pueblos vivir finalmente en paz, “dentro de unas fronteras claramente establecidas y reconocidas internacionalmente, de modo que ‘la solución de dos Estados’ se haga efectiva”.

También ha mencionado los conflictos de Siria e Iraq, a causa de la propagación del terrorismo de carácter fundamentalista. Este fenómeno –ha indicado el Papa– es consecuencia de la cultura del descarte aplicada a Dios. Así, el Santo Padre ha explicado que el fundamentalismo religioso “rechaza a Dios, relegándolo a mero pretexto ideológico”. El Papa ha indicado que ante esta injusta agresión es necesaria una respuesta unánime que impida que se propague la violencia, reestablezca la concordia y sane las profundas heridas que han provocado los incesantes conflictos.

Y de este modo ha aprovecho esta oportunidad para hacer un llamamiento a toda la comunidad internacional, y a los gobiernos implicados, “para que adopten medidas concretas en favor de la paz y la defensa de cuantos sufren las consecuencias de la guerra y de la persecución”. Una vez más, Francisco ha afirmado que “un Oriente Medio sin cristianos sería un Oriente Medio desfigurado y mutilado”. Por eso ha exhortado a la comunidad internacional a que condenen cualquier interpretación fundamentalista y extremista de la religión, que pretenda justificar tales actos de violencia.

Por otro lado, Francisco ha querido recordar también la situación del continente africano. Así ha mencionado la situación de Nigeria, donde no cesa la violencia y crece el trágico fenómeno de los secuestros, a menudo a jóvenes para ser objeto de trata. El Papa también sigue con preocupación conflictos de carácter civil, como en Libia, o la dramática situación de la República Centroafricana. Particularmente preocupante es –ha añadido– la situación de Sudán del Sur y algunas regiones de Sudán, del Cuerno de África y de la República Democrática del Congo. A este respecto, Francisco ha deseado que gobiernos y comunidad internacional lleguen a un compromiso común para que se ponga fin a todo tipo de lucha, de odio y de violencia.

En relación con las guerras el Papa ha hablado de otro “horrible crimen”: la violación, que ha definido como una ofensa gravísima a la dignidad de la mujer, que no sólo es deshonrada en la intimidad de su cuerpo, sino también en su alma. También ha hecho referencia a los ancianos, discapacitados, y jóvenes. Del desempleo juvenil, el trabajo negro o la explotación laboral ha advertido que es “contrario a la dignidad humana y es fruto de una mentalidad que pone en el centro el dinero, los beneficios y los intereses económicos en detrimento del hombre”. Otras formas “más sutiles y veladas de rechazo” de la cultura del descarte son los enfermos, aislados y marginados. En este punto ha hablado de la epidemia del Ébola y ha agradecido el trabajo de los agentes sanitarios, religiosos y voluntarios.

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Asimismo ha hablado de los desplazados y refugiados. Sobre la situación de los inmigrantes el Papa ha advertido que es necesario un cambio de actitud: “pasar de la indiferencia y del miedo a una sincera aceptación del otro”. Y para ello es necesario “poner en práctica legislaciones adecuadas que sean capaces de tutelar los derechos de los ciudadanos y de garantizar al mismo tiempo la acogida a los inmigrantes”.

Durante su discurso, Francisco ha recordado que esta tarde viajará a Sri Lanka y Filipinas, y “mostrar así el interés y la solicitud pastoral con que sigo los acontecimientos de los pueblos de ese vasto continente”. A propósito ha esperado que retome el diálogo entre las dos Coreas, países hermanos, que hablan la misma lengua.

En la última parte de su intervención al cuerpo diplomático, el Papa no ha querido que la mirada quede dominada por el pesimismo y los defectos, por lo que ha agradecido a Dios por los beneficios, diálogos y encuentros que también ha dado.

De este modo, ha hecho un recordatorio de los países que ha visitado a los largo del 2014. Albania, “una nación llena de jóvenes, que son esperanza de futuro”. Turquía, puente histórico entre Oriente y Occidente, donde ha podido “constatar los frutos del diálogo ecuménico e interreligioso, además del compromiso tomado a favor de los refugiados provenientes de otros países de Oriente Medio”. Este mismo espíritu de acogida encontró en Jordania, dijo. Y recordó también el acercamiento entre Estados Unidos y Cuba, así como los esfuerzos en Colombia para lograr la paz y en Venezuela para restablecer la concordia política.

El Papa también recordó a las víctimas del terremoto de 2010 en Haití.

Tras este encuentro, Francisco inició su viaje a Sri Lanka y Filipinas, el más extenso de su papado hasta el momento.

Zenit / Religión Digital / Rome Reports