El Papa impulsa la beatificación de Mama Antula

miércoles, 28 de agosto de 2013
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El Papa Francisco promueve en persona la causa de beatificación de María Antonia de Paz y Figueroa, para la cual ya hizo "gestiones" en la congregación para las Causas de los Santos. Así lo confirmó el Santo Padre en una carta enviada días atrás a Luisa Sánchez Sorondo y Francisco Bossa, un matrimonio que llegó a Santiago del Estero con el objetivo de difundir la vida de la "Mama Antula", como popularmente se la conoció a fines del siglo XVIII.

Luisa Sánchez Sorondo es descendiente de la Venerable Mama Antula, oriunda de Silípica, en el interior de Santiago del Estero. Hace algunos años recibieron la misión de trabajar por su beatificación, y el 19 de marzo, día del inicio del ministerio petrino del Santo Padre, lograron estar presentes en la Plaza de San Pedro y que Francisco levantara y besara a su hijo de poco más de un año. Desde entonces se encuentran en Santiago del Esterp, recabando material que facilite la beatificación de los altares a esta laica consagrada que vivió promoviendo los retiros espirituales.

Con humildad, revelaron que su propósito es hacer conocer a la comunidad más sobre la vida, el trabajo y a María Antonia de Paz y Figueroa. Con José, el primer bebé que Francisco besó en la Plaza de San Pedro y Francisca, su primera hija de 4 años, están acompañados por José Torres, un santiagueño que también trabaja por la misma causa.

“Vinimos específicamente para lo que él nos pidió: difundir la causa”, dijo Luisa en referencia al pedido que el Papa les realizó dos días después de su asunción a la silla de Pedro. “Nos dijo que tenemos que trabajar mucho en la realización de la causa, y por eso vinimos a Santiago del Estero”, agregó.

“El Papa pidió a la familia que hagamos difusión de la causa porque nosotros somos descendientes colaterales de ella. A él le interesa la causa por ser Mama Antula una laica consagrada, como un ejemplo de vida de mujer al servicio de la Iglesia, porque ella sirvió de una manera diferente”, explicó Luisa. En la carta que el Pontífice les envió, se lee "También yo deseo la pronta beatificación de María Antonia. Ya hice varias gestiones en la Congregación para las Causas de los Santos".

 

Breve reseña

La Agencia AICA reseña que en 1760, María Antonia de Paz y Figueroa reunió a un grupo de chicas jóvenes de Santiago del Estero que vivían en común, rezaban, ejercían la caridad y colaboraban con los padres jesuitas. En aquel entonces se las llamaba “beatas”; ahora se les dice laicas consagradas. Durante veinte años, María Antonia estuvo al servicio de los padres jesuitas, asistiéndolos especialmente en las tareas auxiliares de los ejercicios espirituales.

En menos de un año organizó en Córdoba ocho tandas de 200 y 300 personas para estos ejercicios. Y siempre conseguía las limosnas suficientes como para mantener a toda esa gente e incluso en ocasiones había un excedente que sería para ayudar a pobres y presos.

Hacia 1788 escribió Ambrosio Funes una carta contando que en ocho años habrían hecho ejercicios espirituales unas 70.000 personas. Por eso proyectaba una casa dedicada especialmente a estas prácticas. Como respuesta obtuvo la donación de tres parcelas de terreno contiguas. Pero faltaba todo lo demás, de manera que inició nuevamente a solicitar ayuda y tuvo como apoderado en esta tarea a Cornelio Saavedra.

En Roma, las cartas de María Antonia a sus amigos los jesuitas, después de ser traducidas al latín, francés, inglés y alemán, eran enviadas a distintas naciones, en particular a Rusia, único país que no había acatado el destierro de los jesuitas. Ciertos conventos franceses se habían reformado al leer sus cartas. La importancia asignada a los ejercicios por el Obispo de Buenos Aires, Monseñor Sebastián Malvar y Pinto, lo llevó a disponer que “ningún seminarista se ordenase sin que primero Mama Antula certificase la conducta con que se hubiesen portado en esos ejercicios”. Con lo cual se asignaba a María Antonia un papel significativo en la Iglesia porteña de ese entonces.