El Papa León XIV encomienda la humanidad a la Virgen de Guadalupe

Fuente: @VaticanMedia

12/12/2025 – El Papa León XIV presidió la Santa Misa con ocasión de la Fiesta de la Bienaventurada Virgen María de Guadalupe en la Basílica de San Pedro, elevando una profunda súplica a la Madre de Dios. Durante su homilía, el Pontífice destacó la vigencia del mensaje guadalupano en medio de los conflictos y dolores de la actualidad. El Santo Padre recordó la promesa central de la Virgen: “¿Acaso no estoy yo aquí que soy tu madre?”, enfatizando que esta voz resuena como la fidelidad divina que sostiene la vida cuando se torna insoportable.

La reflexión del Papa se centró en la maternidad de María, que invita a la humanidad a reconocerse como hijos. Recordando las palabras de Jesús desde la cruz, el Pontífice afirmó que al “aquí tienes a tu madre” le corresponde el “aquí tienes a tu hijo”. En este vínculo filial, el Papa dirigió su plegaria a la Virgen, pidiéndole guía: “Madre, ¿qué debemos hacer para ser los hijos que tu corazón desea?”, para luego invocar su consejo fiel: “Hagan lo que Él les diga”. Esta indicación marca el camino de la auténtica vida en la fe.

El Santo Padre encomendó especialmente a las naciones y sus gobernantes, pidiendo a la Virgen que les enseñe a construir la paz. En una de las frases más resonantes, León XIV suplicó: “Madre, enseña a las naciones que quieren ser hijas tuyas a no dividir el mundo en bandos irreconciliables, a no permitir que el odio marque su historia ni que la mentira escriba su memoria”. También rogó por el ejercicio del poder como servicio, instando a los líderes a custodiar la dignidad de toda persona y hacer de sus pueblos un lugar de acogida.

La súplica del Pontífice se extendió a los jóvenes, pidiendo que obtengan de Cristo la fuerza para elegir el bien y la constancia en la fe, incluso cuando el mundo intente llevarlos por otra dirección. Además, el Papa imploró a María por aquellos que se han alejado de la Iglesia, rogándole que su mirada “los alcance donde no llega la nuestra” y que derribe “los muros que nos separan” para traerlos de vuelta a la comunión. Subrayó la necesidad de unidad al declarar: “Dentro de la Iglesia, Madre, tus hijos no podemos estar divididos”.

Finalmente, León XIV encomendó las familias, los educadores y a la vida consagrada y el clero. Pidió que los hogares sean “escuela de fe” y que los llamados a seguir a Cristo más de cerca sean sostenidos en la fidelidad diaria y renovados en su “amor primero”. Concluyó su homilía pidiendo a la Virgen que guarde su propio ministerio, recordándole que las llaves que le fueron confiadas sirvan “para atar y desatar y para redimir toda miseria humana”, pidiéndole que, como ella, todos puedan conservar el Evangelio en el corazón como simples servidores.

Fuente: Vatican News.