Francisco: “Llevar la ternura de Dios a la humanidad sufriente”

lunes, 8 de febrero de 2021
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08/02/2021 – El Papa Francisco rezó la oración mariana del Ángelus desde el Balcón del Palacio Apostólico en la Plaza de San Pedro. En el comentario al Evangelio  subrayó que “la realidad que estamos viviendo en todo el mundo a causa de la pandemia hace particularmente actual este mensaje”.

El Papa recordó  el relato de Marcos 1,29-39, que presenta la sanación, “por parte de Jesús, de la suegra de Pedro y después de tantos otros enfermos y sufrientes que se agolpaban junto a Él”. Esta es la primera sanación física que nos cuenta el evangelista Marcos, añadió.

Francisco subraya que “Jesús muestra su predilección por las personas que sufren en el cuerpo y en el espíritu: es la predilección del Padre, que Él encarna y manifiesta con obras y palabras”. Y vuelve a llamarnos la atención sobre la acción de Jesús: “Sus discípulos han sido testigos oculares”, pero Jesús no los quiere como observadores, espectadores de su misión.

De aquí nace la fuerza de la misión: Jesús “les ha involucrado, les ha enviado, les ha dado también a ellos el poder de sanar a los enfermos y de expulsar demonios (cfr Mt 10,1; Mc 6,7)”. Y esta misión ha proseguido en la vida de la Iglesia hasta el día de hoy, insiste Francisco.

El Papa hace notar que “La realidad que estamos viviendo en todo el mundo a causa de la pandemia hace particularmente actual este mensaje. La voz de Jacob, que resuena en la Liturgia de hoy, una vez más se hace intérprete de nuestra condición humana, tan alta en la dignidad y al mismo tiempo tan frágil. Frente a esta realidad, siempre surge en el corazón la pregunta: “¿por qué?”.

El Obispo de Roma, pone en evidencia que “Jesús, Verbo Encarnado, responde a este interrogante no con una explicación, sino con una presencia de amor que se inclina, que toma de la mano y hace levantarse, como hizo con la suegra de Pedro (cfr Mc 1,31). Agacharse para levantar a la otra persona. No olvidemos que la única forma permitida, la única forma permitida de mirar hacia abajo a una persona es cuando se le tiende la mano para ayudarla a levantarse. La única. Y esa es la misión que Jesús confió a la Iglesia. El Hijo de Dios manifiesta su Señorío no “de arriba hacia abajo”, no en la distancia, sino en la cercanía, en la ternura, en la compasión”.

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