Histórico encuentro del Papa con jóvenes paraguayos

domingo, 12 de julio de 2015
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12/07/2015 – En la Costanera de Asunción, Francisco se reunió con cerca de un millón de jóvenes en el atardecer el domingo, a horas de despedirse de tierras Latinoamericanas.

Palabras espontáneas del Papa Francisco a los jóvenes

Buenas tardes a todos: “Te pide que reces por la libertad de todos” me dijo Orlando (uno de los jóvenes que leyó el evangelio de las bienaventuranzas minutos antes) es la bendición que pidió Orlando para cada uno de nosotros. Pedimos la bendición de la libertad, porque la libertad es un regalo que nos da Dios pero hay que saber recibirlo. Hay que saber tener el corazón libre porque todos sabemos que en el mundo hay tantos lazos que nos atan el corazón y no dejan que el corazón sea libre.

La explotación, la falta de medios para sobrevivir, la drogadicción, la tristeza, todas esas cosas nos quitan la libertad. Así que todos juntos agradeciéndole a Orlando que haya pedido esta bendición, tener el corazón libre… Un corazón que pueda decir lo que piensa, lo que siente y que pueda hacer lo que sienta y lo que piense ese es un corazón libre (aplausos) y eso es lo que vamos a pedir todos juntos.

Repitan conmigo

“Señor Jesús, dame un corazón libre, que no sea esclavo de todas las trampas del mundo
que no sea esclavo de la comodidad, del engaño,
que no sea esclavo de la buena vida,
que no sea esclavo de los vicios,
que no sea esclavo de una falsa libertad que es hacer lo que me gusta en cada momento”

Gracias Orlando por hacernos caer en la cuenta que tenemos que pedir un corazón libre. Pídanlo todos los días.

Abrazo francisco

Hemos escuchado dos testimonios, el de Liz y el de Manuel. Liz nos enseña una cosa, así como Orlando nos enseñó a rezar para tener un corazón libre, Liz con su vida nos enseña que no hay que ser como Poncio Pilatos y lavarse las manos. Liz podía haber tranquilamente puesto a su mamá en un asilo, a su abuela en otro asilo, y vivir su vida de joven divirtiéndose, estudiando lo que quería… Ella dijo no, la abuela, la mamá la esperaban… Y Liz se convirtió en sierva y servidora, y si quieren más fuerte todavía en sirvienta de la mamá y de la abuela y lo hizo con cariño, hasta tal punto que se cambiaron los roles y ella terminó siendo la mamá de su mamá. Ella quemó su vida hasta ahora, los 25 años, sirviendo a su mamá y a su abuela. ¿Sola? No, Liz no estaba sola.

Ella dijo dos cosas que nos tienen que ayudar: habló de un ángel, de una tía que fue como un ángel, y habló del encuentro con los amigos los fines de semana, con la comunidad juvenil de evangelización, con el grupo juvenil que alimentaba su fe. Esos dos ángeles le daban más fuerzas para seguir adelante y eso se llama solidaridad, cuando nos hacemos cargo del problema del otro. Ella encontró allí un remanso para su corazón cansado. Hay algo que se nos escapa, ella no dijo hago esto y nada más, ella estudió, se hizo enfermera, y la solidaridad que recibió la ayudó y hoy tiene la gracia de ese corazón libre que pedía Orlando. Ella cumple el 4º mandamiento, honrarás a tu padre y a tu madre. Ella quema su vida en el servicio de su madre. Es un grado altísimo de solidaridad, un grado altísimo de amor, un testimonio.

¿Padre, entonces se puede amar? Ahí tienen alguien que nos enseña a amar. Primero libertad, corazón libre… 2º solidaridad para acompañar

Jovenes paraguay1

A Manuel no le regalaron la vida, no es “un nene bien”, no fue un chico o un muchacho al que la vida le fue fácil. Dijo palabras duras “fui explotado, fui maltratado a riesgo de caer en las adicciones, estuve solo”. Explotación, maltrato y soledad, y en vez de salir a hacer maldades, en vez de salir a robar, se fue a trabajar; en vez de salir a vengarse de la vida miró adelante.

Manuel usó una frase linda “pude salir adelante porque en la situación en la que yo estaba era dificil hablar de futuro”. Cuántos jóvnees, ustedes hoy, tienen la posibilidad de estudiar, de sentarse la mesa en la familia todos los días, de que nos les falte nada… todos ellos digan “gracias Señor”. Acá tuvimos el testimonio de un chico que desde chico supo del dolor de la tristeza y el dolor de estar solo.

Señor salvá a los chicos y chicas que están en esa situación y para nosotros “gracias, gracias señor”.

Libertad de corazón, servicio, solidaridad lo que nos decía Liz… esperanza, trabajo, luchar por la vida, salir adelante… nos decía Manuel.

La vida no es fácil para muchos jóvenes y eso quiero que se les meta en la cabeza, si para mí la vida es relativamente fácil para otros no. La desesperación los empuja la delincuencia, y a colaborar con el delito. A esos chicos les queremos decir que estamos cerca, que queremos darles una mano, queremos ayudarlos con solidaridad, con amor, con esperanza.

Hubo dos frases que dijeron los dos que hablaron: Liz y Manuel. Son lindas, escúchenlas: Liz dijo que empezó a conocer a Jesús. Conocer a Jesús. Y eso es abrir la puerta a la esperanza.

Manuel dijo “conocí a Dios mi fortaleza”. Conocer a Dios es fortaleza. Conocer a Dios, acercarse a Jesús es esperanza y fortaleza y eso es lo que necesitamos de los jóvenes de hoy, jóvenes con esperanza y fortaleza. No queremos jóvenes debiluchos que están así nomas, ni sí ni no. No queremos jóvenes que se cansan rápido que viven cansados con caras de aburridos; queremos jóvenes fuertes con esperanza y con fortaleza porque conocen a Jesús y porque conocen a Dios, porque tienen un corazón libre.

Corazón libre, solidaridad, trabajo, esperanza, esfuerzo, conocer a Jesús, conocer a Dios mi fortaleza…. jóvenes que vive así ¿tiene la cara aburrida? ¿tiene el corazón triste? no. Para eso hace falta sacrificio, hace falta andar contracorriente.

Las bienaventuranzas que leímos hace un rato son el plan de Jesús para nosotros. Es un plan contracorriente. Jesús nos dice “felices los que tienen alma de pobres”, no dice los ricos, los que tienen plata, no sino los que son capaces de acercarse a los pobres. No dicen “felices los que la pasan bien” sino los que tienen la posibilidad de afligirse con los demás. San Mateo 5 Léanla y medítenla que les va a hacer bien

Yo te agradezco Liz, te agradezco Manuel, y te agradezco Orlando. Un corazón libre es lo que les deseo.

El otro día un cura en broma me dijo “sí, usted siga aconsejando a los jóvenes que hagan lío, siga, siga, pero después los líos que hacen los jóvenes los tenemos que arreglar nosotros. Hagan lío, pero también ayuden a arreglar a organizar los líos que hacen. Hagan lío pero organícenlos bien. Un lío que nos de corazón libre, un lío que nos de solidaridad, esperanza y un lío que nazca de haber conocido a Jesús y de saber que a Dios a quien conocí es mi fortaleza.

Había escrito un discurso para ustedes, para dárselos, pero los discursos son aburridos, así que se los dejo al Señor obispo encargado de la juventud para que lo publique.

Les pido 1º que sigan rezando por mí, 2º que sigan haciendo lío, 3º que ayuden a organizar el lío que hacen para que no destruya nada, y todos juntos ahora en silencio vamos a elevar el corazón a Dios

“Señor Jesús, te doy gracias por estar aquí, te doy gracias porque mediste hermanos como Liz, Manuel y orlando, te doy gracias porque nos diste muchos hermanos que son como ellos, que te encontraron, Jesús, que te conocen Jesús, que saben que vos su Dios, sos su fortaleza. Jesús, te pido por los chicos y chicas que no saben que Vos sos su fortaleza y que tienen miedo de vivir, miedo de ser felices, tienen miedo de soñar. Jesús, enséñanos a soñar, a soñar cosas grandes, cosas lindas, cosas que aunque parezcan cotidianas son cosas que engrandecen el corazón. Señor Jesús, danos fortaleza, danos un corazón libre, danos esperanza, danos amor y enséñanos a servir.

Amén”

Les pido que recen por mí y por tantos chicos y chicas que no tienen la gracia que tienen ustedes de haber conocido a Jesús que les da esperanza, que les da un corazón fuerte .