Homilía del Papa Francisco en la Misa por la Virgen de Guadalupe

viernes, 13 de diciembre de 2019
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12/12/2019 – El Papa Francisco presidió en la Basílica de San Pedro la Santa Misa en la Solemnidad de Nuestra Señora de Guadalupe. En su homilía el Pontífice se centró en tres adjetivos de María: ella es “mujer, madre y mestiza”, dijo.

María es mujer

“María es mujer. Es mujer, es señora, como dice el Nican mopohua. Mujer con el señorío de mujer. Se presenta como mujer, y se presenta con un mensaje de otro, es decir, es mujer, señora y discípula. A San Ignacio le gustaba llamarla Nuestra Señora. Y así es de sencillo, no pretende otra cosa: es mujer, discípula.

Fiel a su Maestro, que es su Hijo, el único Redentor, jamás quiso para sí tomar algo de su Hijo. Jamás se presentó como co-redentora, no: discípula.

María es Madre

María, además, “nunca robó para sí nada de su Hijo”, sino que lo sirvió “porque es Madre”, prosiguió Francisco, centrándose en el segundo adjetivo.

María es Madre nuestra, es Madre de nuestros pueblos, es Madre de todos nosotros, es Madre de la Iglesia, pero es figura de la Iglesia también. Y es Madre de nuestro corazón, de nuestra alma. Algún Santo Padre dice que lo que se dice de María se puede decir, a su manera, de la Iglesia, y a su manera, del alma nuestra. Porque la Iglesia es femenina y nuestra alma tiene esa capacidad de recibir de Dios la gracia, y en cierto sentido los Padres la veían como femenina. No podemos pensar la Iglesia sin este principio mariano que se extiende.

María se mestizó para ser Madre de todos, y mestizó a Dios
María, concluyó el Papa, se “nos quiso mestiza, se mestizó”. Pero no lo hizo “sólo con el Juan Dieguito, con el pueblo”, sino que ella se mestizó “para ser Madre de todos”, se mestizó “con la humanidad”. “Y, ¿por qué?” – planteó Francisco. “Porque ella mestizó a Dios”:

Y ese es el gran misterio: María Madre mestiza a Dios, verdadero Dios y verdadero hombre, en su Hijo.

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