Las palabras que pronunció en 3 minutos el cardenal Bergoglio antes del cónclave y que sorprendieron a los cardenales

miércoles, 13 de marzo de 2019
image_pdfimage_print

13/03/2019 – A 6 años del “Habemus Papam” que anunció al mundo la elección del primer Papa Argentino queremos recordar un hecho curioso de los días previos a ese 13 de marzo del 2013.  Las palabras con las que el Cardenal argentino Jorge Mario Bergoglio intervino en la penúltima Congregación general del Colegio Cardenalicio, anterior al cónclave, marcaron un antes y un después en lo que sería el desarrollo de las horas siguientes. En el contexto de sede vacante por la renuncia del Papa Benedicto XVI, los cardenales debatían sobre cómo tendría que ser el perfil del nuevo Papa.

Los cardenales que estaban participando, contaron que el Cardenal Bergoglio, pidió la palabra y leyó sus notas de puño y letra que más tarde se convertirían en una especie de mapa de ruta de su pontificado: “La dulce y confortadora alegría de evangelizar”. El texto nos llega gracias al Cardenal cubano Ortega a quien Bergoglio le regaló sus notas. Su participación fue corta y al pie, al estilo de Bergoglio, pero impactó fuerte en los cardenales que esperaban a sus pares para el comienzo del Cónclave.

A los pocos días, el 13 de Marzo del 2013, una vez que ya habían llegado los 114 cardenales electores, se iniciaría el Cónclave de donde salió electo el Papa Francisco, el Primer Papa Latinoamericano de la historia.

 “Se hizo referencia a la evangelización. Es la razón de ser de la Iglesia. ‘La dulce y confortadora alegría de evangelizar’ (Pablo VI). Es el mismo Jesucristo quien, desde dentro, nos impulsa.

1.- Evangelizar supone celo apostólico. Evangelizar supone en la Iglesia la parresía de salir de sí misma. La Iglesia está llamada a salir de sí misma e ir hacia las periferias, no solo las geográficas, sino también las periferias existenciales: las del misterio del pecado, las del dolor, las de la injusticia, las de la ignorancia y prescindencia religiosa, las del pensamiento, las de toda miseria.

2.- Cuando la Iglesia no sale de sí misma para evangelizar deviene autorreferencial y entonces se enferma (cfr. La mujer encorvada sobre sí misma del Evangelio). Los males que, a lo largo del tiempo, se dan en las instituciones eclesiales tienen raíz de autorreferencialidad, una suerte de narcisismo teológico. En el Apocalipsis Jesús dice que está a la puerta y llama. Evidentemente el texto se refiere a que golpea desde fuera la puerta para entrar… Pero pienso en las veces en que Jesús golpea desde dentro para que le dejemos salir. La Iglesia autorreferencial pretende a Jesucristo dentro de sí y no lo deja salir.

3.- La Iglesia, cuando es autorreferencial, sin darse cuenta, cree que tiene luz propia; deja de ser el mysterium lunae y da lugar a ese mal tan grave que es la mundanidad espiritual (Según De Lubac, el peor mal que puede sobrevenir a la Iglesia). Ese vivir para darse gloria los unos a otros. Simplificando; hay dos imágenes de Iglesia: la Iglesia evangelizadora que sale de sí; la Dei Verbum religiose audiens et fidenter proclamans, o la Iglesia mundana que vive en sí, de sí, para sí. Esto debe dar luz a los posibles cambios y reformas que haya que hacer para la salvación de las almas.

4.- Pensando en el próximo Papa: un hombre que, desde la contemplación de Jesucristo y desde la adoración a Jesucristo ayude a la Iglesia a salir de sí hacia las periferias existenciales, que la ayude a ser la madre fecunda que vive de ‘la dulce y confortadora alegría de la evangelizar’”.