“Lo eligieron Papa, pero no ha cambiado ni un pelo nuestro Giorgio”

martes, 23 de junio de 2015

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23/06/2015 – Una gran reunión de familia, pero, sobre todo, un par de horas de vida “casi normal”. Papa Francisco, en su visita a Turín, cumplió uno de sus deseos más íntimos: volver a ver a la familia, volver a encontrarse con sus afectos, hablar de recuerdos, anécdotas, bromear, reír. Y lo logró. Reunió a unos treinta parientes en el Arzobispado de Turín; eran los seis primos que viven en Turín y alrededores con sus hijos y sus familias. Todos estaban alrededor de una enorme mesa a forma de herradura.

El reencuentro de los afectos (con quienes siempre ha mantenido una relación telefónica) comenzó el domingo pasado, cuando al final de la Misa, después de los saludos a los obispos y a las autoridades, Francisco se dio cuenta de que entre los fieles se encontraba su prima Carla Bracchino, con su hijo y su nuera. Una sorpresa, una emoción inesperada. «Me llamaron el sábado en la noche y me dijeron que existía la posibilidad de que fuéramos a la Misa… Ledio mucho gusto vernos allí. Soy la más anciana –cuenta la señora Carla–, y con “Giorgio” hay mucha familiaridad: durante el almuerzo se burlaba de mí todo el tiempo. Reímos, hubo muchas bromas en piamontés, como le gusta a él. Y ya nos pusimos de acuerdo: el año que viene voy a ir a verlo; por ahora, la salud no me lo permite».

Un día inolvidable para todos. «Volvimos a ver a nuestro “Giorgio” –continúa Carla–, se veía que necesitaba relajarse un poco, cosas simples. Todos nosotros somos simples, somos su gente, y él es como nosotros. No comió nada, pobrecito, porque uno le hablaba por allá, y otro por allá». El menú era suculento, con entradas de pescado, lengua en salsa verde, flan de alcachofas con queso “Castelmagno”, “risotto” con espárragos, “tagliatelle” con hongos, ternera y pastel de chocolate con peras.

Puro afecto ayer para Francisco. «Lo eligieron Papa, pero no ha cambiado ni un pelo. Por este motivo la gente lo quiere tanto. Para “Giorgio” estos días fueron preciosos, estaba tan entusiasmado por haber podido visitar y rezar en la Iglesia de Santa Teresa, en donde se casaron sus abuelos y donde bautizaron a su papá. Nosotros no lo sabíamos, nunca lo habíamos llevado ahí. Después de su elección se hicieron muchas investigaciones… Esa visita fue un verdadero regalo, una sorpresa de Giani, el jefe de la Gendarmería vaticana».

Ayer Papa Francisco hizo de todo, como un tío paciente que consiente a sus sobrinos. «Firmó por lo menos dos cientas imágenes, fotografías. Le pasé el teléfono para que hablara a con dos amigas que tienen familiares enfermos, hablamos a España, en donde vive la hermana de mi futura nuera. Le dijimos “Giorgio, pareces una estrella del rock”», dijo Vanna Bellero, esposa del primo Elio de Francisco. Hasta hace algunos años tenían una florería en la ciudad de Turín, y Jorge Mario Bergoglio había ido algunas veces a visitarla. «Volver a vernos fue conmovedor –recuerda–, hablamos mucho sobre la familia. En la Misa recordó al tío Carlo, a mi suegra, la tía Erminia, a la mamá de Carla, a Inés… Recibir la comunión de él fue una emoción enorme».

Todos le aconsejaron que no se cansara demasiado. Su prima Isa le dijo que «le bajara». Carla y Vanna le dijeron que se tomara unas pequeñas vacaciones. «Pero él, nada: “Nunca me he ido de vacaciones, estoy bien en Santa Marta, tengo aire acondicionado, y sigo trabajando”», explicó Carla. «Él es así, sabe que tiene mucho que hacer los años pasan. Le falta mucho el contacto con la gente común. Siente como un castigo no poderla encontrar. Pero es el Papa y sabe que tiene que aceptarlo».

Fuente: Vatican Insider