Misa de Pentecostés

lunes, 10 de junio de 2019
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10/06/2019 – El Papa Francisco contrapuso a quienes viven ajenos al Espíritu Santo con los que han recibido sus dones. “El que vive según el Espíritu lleva paz donde hay discordia, concordia donde hay conflicto”.

Durante la Misa que presidió el domingo en la Plaza de San Pedro del Vaticano con motivo de la Solemnidad de Pentecostés, el Papa lamentó que hoy “está de moda adjetivar, lamentablemente también insultar”, algo que hace daño “tanto al que es insultado como también al que insulta”.

“Devolviendo mal por mal, pasando de víctimas a verdugos, no se vive bien”, advirtió. Por el contrario, “los hombres espirituales devuelven bien por mal, responden a la arrogancia con mansedumbre, a la malicia con bondad, al ruido con el silencio, a las murmuraciones con la oración, al derrotismo con la sonrisa”.

Francisco explicó que el Espíritu Santo da a quienes lo reciben “una armonía tan profunda que puede transformar incluso las persecuciones en bienaventuranzas”. En cambio, “cuántas veces nos quedamos en la superficie. En lugar de buscar el Espíritu tratamos de mantenernos a flote, pensando que todo irá mejor si se acaba ese problema, si ya no veo a esa persona, si se mejora esa situación”.

“Para ser espirituales, para gustar la armonía del Espíritu, debemos poner su mirada por encima de la nuestra. Entonces todo cambia: con el Espíritu, la Iglesia es el Pueblo santo de Dios; la misión, el contagio de la alegría; los otros hermanos y hermanas, amados por el mismo Padre. Pero sin el Espíritu, la Iglesia es una organización; la misión, propaganda; la comunión, un esfuerzo”, concluyó el Papa Francisco.