Papa Francisco: “María es el camino que nos introduce en el Corazón de Cristo”

miércoles, 15 de septiembre de 2021
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15/09/2021 – Con una Misa multitudinaria, con más de 50 mil asistentes, celebrada junto al Santuario Nacional de Šaštín, el Papa Francisco concluyó la agenda de su viaje apostólico a Eslovaquia, que inició el pasado 12 de septiembre.

Una Misa en la que el Santo Padre pidió no olvidar que “no se puede reducir la fe a azúcar que endulza la vida”.

En su homilía, centrada en la importancia de María en la historia de la salvación, el Papa Francisco recordó que “María es la Madre que nos da al Hijo Jesús. Por eso la amamos y la veneramos. Y el pueblo eslovaco acude con fe y devoción a este Santuario nacional de Šaštín, porque sabe que es Ella la que nos da a Jesús”.

Destacó que “María es el camino que nos introduce en el Corazón de Cristo, que ha dado la vida por amor a nosotros”.

“Podemos mirar a María como modelo de la fe”, sugirió. De esa manera “reconocemos tres características de la fe: el camino, la profecía y la compasión”.

El camino

En primer lugar, “la fe de María es una fe que se pone en camino. La joven de Nazaret, apenas recibido el anuncio del Ángel, ‘se fue rápidamente a la región montañosa’ para ir a visitar y ayudar a Isabel, su prima. No consideró un privilegio el haber sido llamada a convertirse en Madre del Salvador, no perdió la alegría sencilla de su humildad por haber recibido la visita del Ángel, no se quedó quieta contemplándose a sí misma entre las cuatro paredes de su casa”.

La profecía

“La fe de María también es una fe profética”, afirmó el Papa Francisco. “Con su misma vida, la joven de Nazaret es profecía de la obra de Dios en la historia, de su obrar misericordioso que invierte la lógica del mundo, elevando a los humildes y dispersando a los soberbios”.

La compasión

Por último, “María es la Madre de la compasión. Su fe es compasiva”. Destacó que “el sufrimiento del Hijo agonizante, que cargaba sobre sí los pecados y los padecimientos de la humanidad, la atravesó también a Ella. Jesús desgarrado en la carne, hombre de dolores desfigurado por el mal; María desgarrada en el alma, Madre compasiva que recoge nuestras lágrimas y al mismo tiempo nos consuela, señalándonos la victoria definitiva en Cristo”.

El Papa concluyó su homilía destacando que, “una fe que no se queda en lo abstracto, sino que penetra en la carne y nos hace solidarios con quien pasa necesidad. Esta fe, con el estilo de Dios, humildemente y sin clamores, alivia el dolor del mundo y riega los surcos de la historia con la salvación”.