Papa Francisco presidió la liturgia penitencial

viernes, 17 de marzo de 2017

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17/03/2017 – El Papa Francisco presidió, en la tarde de el viernes, la celebración penitencial con el rito de la reconcialiación: la confesión y absolución individual, en la basílica de San Pedro junto a una multitud de fieles y peregrinos allí presentes.

Luego de escuchar las lecturas asignadas, Francisco se dirigió a uno de los confesionarios para recibir el sacramento de la reconciliación, dando así testimonio propio de la confesión.

En este tiempo de Cuaresma, el Sucesor de Pedro ha insistido en varias ocasiones sobre la importancia de la confesión como renovación espiritual para fortalecer nuestra fe y seguir avanzando en el camino de la vida cristiana. Así lo explicó, esta misma mañana en su discurso que dirigió a los participantes en el curso promovido por la Penitenciaría Apostólica.

“Un confesor que reza sabe bien que es él mismo el primer pecador y el primer perdonado”, recordó el Pontífice. “No se puede perdonar en el Sacramento sin la conciencia de haber sido perdonado antes. Así, pues, la oración es la primera garantía para evitar cualquier actitud de dureza, que inútilmente juzga al pecador y no al pecado. En la oración se debe implorar el don de un corazón herido, capaz de comprender las heridas de los demás y de sanarlas con el aceite de la misericordia, lo que el Buen Samaritano derramó sobre las heridas de aquel desventurado, de quien nadie tuvo misericordia (cf. Lc 10,34)”. Agregando que “El confesor, de hecho, está llamado cotidianamente a ir a las periferias del mal y del pecado – ¡esta es una fea periferia!- y su obra representa una auténtica prioridad pastoral”. 

Posteriormente, el Obispo de Roma y varios sacerdotes que lo acompañaron a lo largo de esta ceremonia, administraron el sacramento de la reconciliación a todo aquel que deseara acercarse a recibirlo.