“Que el Señor convierta el corazón de las personas que siembran terror, violencia y muerte”

lunes, 10 de abril de 2017
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10/04/2017 – El Papa Francisco, antes del rezo del Ángelus y frente a miles de fieles y peregrinos de numerosos países, invitó a encomendar a la Santísima Virgen María a las víctimas del atentado terrorista del pasado 7 de abril en Estocolmo, sin olvidar a cuantos se encuentran aún duramente probados a causa la guerra, que definió “desgracia de la humanidad”.

Al término de esta celebración, saludo cordialmente a todos ustedes, aquí presentes, especialmente a cuantos han participado en el Encuentro internacional con vistas a la Asamblea sinodal sobre los jóvenes, organizado por el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, en colaboración con la Secretaría General del Sínodo de los Obispos.

Este saludo se extiende a todos los jóvenes que hoy, en torno a sus Obispos, celebran la Jornada de la Juventud en cada diócesis del mundo. Se trata de otra etapa de la gran peregrinación, comenzada por San Juan Pablo II, que el año pasado nos ha reunido en Cracovia y que nos convoca en Panamá para enero de 2019.

Por esta razón, dentro de algunos instantes, los jóvenes polacos entregarán la Cruz de las Jornadas Mundiales de la Juventud a los jóvenes panameños, acompañados, recíprocamente, por sus Pastores y Autoridades civiles.

Pidamos al Señor que la Cruz, junto al icono de María, Salus Populi Romani, allí donde pasará haga crecer la fe y la esperanza, revelando el amor invencible de Cristo.

A Cristo que hoy entra en la Pasión y a la la Santísima Virgen encomendamos a las víctimas del atentado terrorista acaecido el viernes pasado en Estocolmo, así como a cuantos se encuentran aún duramente probados por la guerra, desgracia de la humanidad.

Y también el atentado realizado, lamentablemente hoy, esta mañana, en El Cairo, en una iglesia copta: a mi querido hermano, Su Santidad el Papa Tawadros II, a la Iglesia Copta y a toda la querida nación egipcia, expreso mi profundo pesar, rezo por los difuntos y por los heridos; estoy cercano a los familiares y a la entera comunidad.

Que el Señor convierta el corazón de las personas que siembran terror, violencia y muerte, y también el corazón de quienes fabrican y trafican las armas.