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Saberse parar frente a la vida con determinada determinación
miércoles, 10 de octubre de 2007
No son los que dicen Señor, Señor los que entrarán en el Reino de los cielos sino los que cumplen la voluntad de mi Padre que está en el cielo. Muchos me dirán en aquel día Señor, Señor, acaso no profetizamos en tu nombre. Expulsamos a los demonios e hicimos muchos milagros en tu nombre. Entonces yo les manifestaré jamás los he conocido. Apártense de mi ustedes los que hacen el mal.
Mateo 7, 21 – 23
El texto continúa este de Mateo capítulo 7. Yo leí en el verso 21 al 23 en el 24 continúa diciendo la Palabra:
así los que escuchan la Palabra,
que acabo de decir,
y la ponen en práctica pueden compararse a un hombre sensato que edificó su casa sobre roca. Cayeron las lluvias, se precipitaron los vientos, los torrentes soplaron sobre el y sacudieron la casa pero ésta no se derrumbó porque estaba construida sobre roca
.
Esta es la actitud que surge de la enseñanza de Teresa de Jesús. Esta solidez que brota de su experiencia cuando nos dice que para el camino de seguimiento de Jesús no solamente hace falta decisión sino determinación y una determinada determinación.
Es decir una decisión sostenida con voluntad firme que no es pureza, no es rigidez, es otra cosa, es gracia de Dios que une en el alma ímpetu para ir hacia delante sin titubeos. Que no es sencillamente bajar la cabeza y arremeter. Es una actitud de libertad y de firmeza sólida para el camino del seguimiento de Jesús hace falta de ésta solidez que la da la vivencia de la Palabra puesta en práctica por nosotros. Lo que nos permite construir nuestra propia casa sobre roca con determinada determinación.
A Teresa de Jesús no le basta decir simplemente que hay que darse del todo a que se cumpla en nosotros la voluntad de Dios. Como si a éstas expresiones les faltaran fuerza, intensidad, firmeza, arrojo, animosidad y osadía. Teresa dispone su propio corazón e invita a quienes entran dentro de ésta dinámica que ella ha encontrado como camino que Dios abre en su Espíritu una disposición de ánimo que es decidida. Decidida donación de la propia vida. No solamente donación sino decidida donación. A Santa Teresa de Jesús le califican sus gestos, diría yo, totalitarios, fuertes, determinados en donde vuelca todo su ser con impetuosidad. Característico en ella este Espíritu impetuoso.
Según lo que ella dice de si misma que a veces se traduce en una cierta terquedad donde no vuelve para atrás en los pasos que dio. Casi como haciendo realidad en su propia carne aquello de tu si sea si y tu no sea no. Así la donación de nuestro ser que ella lo considera como poco si no se hace con determinación pero no con cualquier determinación sino con una determinada determinación. Esto lo podríamos calificar dentro de la moral de las actitudes, como le llaman algunos, a lo que se reflexiona hoy sobre la opción de vida y a la que particularmente identificamos como opción fundante de la vida.
De esto está hablando Santa Teresa de Jesús cuando habla de determinada determinación. No solamente una elección de vida sino una elección de vida fundamental. Esta que está haciendo falta por éste tiempo en el tiempo que transcurrimos donde hay como una cierta nebulosa en la transición histórica en la que estamos donde lo que viene no se ve y lo que dejamos atrás ya tampoco se ve en el tiempo de crepúsculo mientras esperamos que aparezca el sol parece que la noche se continúa.
En estos tiempos donde parece que estamos en una transición de la historia y de la cultura no es tan simple hacer opciones y tal vez sea ésta transición temporal la que haga la vida un poco más liviana y lo vincular, lo relacional esté tan sostenido solo por el gusto y el placer. En estos días he leído y escuchado sobre aquella ley que se ha presentado en Alemania y me parece que va a empezar a pulular en otras legislaciones donde el matrimonio puede ser un contrato sostenido solo por siete años para ser renovado después por siete años más con una cláusula de renovación como si la opción de vida que uno hace con otra persona con la que comparte todo pudiera traducirse en un determinado tiempo es decir no hay opciones que toman toda la vida. Este es el dato que nos está dando está legislación.
No hay una opción de vida que tome toda la vida. Teresa de Jesús no tiene nada que ver con lo light, con lo liviano, con lo pasajero, con lo que se fundamenta sobre el gusto o disgusto que es un nivel de vivencia de lo humano muy volátil, muy frágil, poco sostenido, que no le da consistencia a la vida. Nosotros tenemos una dimensión interior de fortaleza que el tiempo en el que vivimos no lo pone tan a la luz y en todo caso todo se hace más o menos posible según te cae bien o no te cae bien cuando en realidad, como ayer escuchaba a un deportista en una entrevista a Fabricio Oberto, solo la palabra éxito está antes de la palabra trabajo en el diccionario. Y la verdad sea dicha que el éxito en la vida que no es el excitismo sino el alcanzar la plenitud en la vida siempre lleva esfuerzo y esto no es siempre gustoso.
Cualquier cosa que nosotros alcancemos como término de plenitud en el trabajo, en lo relacional, en el proyecto de la propia vida, la vida llevada adelante con otros. Ese esfuerzo es trabajo, es sacrificio. La plenitud alcanza su término cuando hemos dedicado mucho sudor de la frente al cometido del que nos hemos metido. De esto se trata de la determinación que habla Teresa. No basta con decir Señor, Señor como dice la Palabra que hemos elegido al comienzo de nuestra catequesis, hace falta determinación y una opción de vida que sea fundamental.
Es decir que de solidez y fundamento a nuestra existencia y es posible en estos tiempos aun cuando no se vea todo tan claro. Es posible que yo pueda optar por ser feliz con lo que tengo y con lo que soy. No solamente transcurro con lo que tengo. Elijo lo que tengo. No solamente soporto a mi mujer, a mi marido, no solamente sobrellevo la casa, elijo la casa. No solamente tengo la impresión de que mi vida sigue uno tras otro con una rutina que le da sentido sino que elijo lo que hago aun cuando sea rutinario como forma de poner en ejercicio mi libertad y darle sentido a lo que hago.
Es la elección lo que está en juego. Es la libertad de la que no podemos zafar, de la que no podemos escapar. La que Dios nos invita a renovar con determinada determinación.
Los años primeros de su vida religiosa Teresa de Jesús los vivió con una extraordinaria intensidad. Diría yo como ardientemente con gran determinación dice ella. Concretamente refiriéndose a su profesión religiosa busca con avidez a Dios .
Cuando se encuentra con el libro de Osuna, el tercer abecedario, nos expresa con una de las frases más ricas el movimiento que se desencadenó en su voluntad el encuentro con aquel método de oración que se le proponía. “ determíneme a seguir aquel camino con todas mis fuerzas. No solamente a seguirlo sino a seguirlo con toda. Sin reservas, dándolo todo. Aunque ésta determinación después se quebró. Al menos durante un año. Se sabe del valor que tuvo del que hay que armarse para atenerse a lo decidido.
Hay un texto elocuente, expresivo, puramente autobiográfico que ofrece el capítulo 8 de vida y dice así Teresa:”Y es cierto y era tan incomparablemente la fuerza que el demonio me hacía y la tristeza que me daba entrando en el oratorio que era menester ayudarme de todo mi ánimo para forzarme. Es decir ponía todo, no algo, todo.
Este ponerlo todo, e éste entregarlo todo es a lo que nos invita hoy la catequesis. No solamente a darlo a lo que tenemos que dar porque así lo decidimos, sino a darlo con determinación, a entregarlo con determinación.
A asumir el día tomando el toro por las astas, no solamente asumiendo lo que tenemos que hacer, sino asumiéndolo con ímpetu, con fuerza interior. A veces no es fácil. Este ponerlo todo, este entregarlo todo es a lo que nos invita hoy la catequesis. No solamente a darlo a lo que tenemos que dar porque así lo decidimos sino a darlo con determinación. A asumir el día como se dice, tomando el toro por las astas. No solamente asumiendo lo que tenemos que hacer sino asumiéndolo con ímpetu, con fuerza interior.
A veces no es fácil esto porque hay momentos en el que el ánimo lo podríamos describir como metidos en un pantano o como bicicleta fija donde uno pedalea y no avanza . Así es la vida a veces. Sin embargo cuando nosotros a ese momento lo captamos, lo descubrimos podemos salir del letargo que ese tiempo nos ofrece desde adentro y lo podemos vencer. Era tantos los inconvenientes que sentía Teresa cuando entraba al oratorio y tanta la tentación que el demonio le metía que tenía que buscar fuerza de donde no tenía para salir adelante.
De eso se trata. Cuantas situaciones de decaimiento, de depresión, de desánimo, de poca gana, de poco entusiasmo las vencemos cuando sacamos fuerzas de donde no tenemos. No hay que mezquinar tu entrega, a vivir lo que nos toca vivir hoy con decisión, con buen ánimo, con determinación, con determinada determinación llegando a ser de la pequeña opción de hoy por cocinar una opción no un transcurrir la vida detrás de la cocina.
Santa Teresa y los hitos de su vida espiritual. Como estos estaban marcados por un denominador común: la garra que ella tenía, que es la determinación de la que estamos hablando. Es una gracia, un don. Claro encuentra determinado temperamento para poder actuar que también es un don. Dice ella: comencé a acordarme de mis grandes determinaciones de servir al Señor y de padecer por El.
Esto en los santos es común. Los santos no buscan la cruz pero la aman profundamente y cuando llega entienden cuanto se juega de la redención de las personas a las que Dios le ha confiado en éste lugar de ofrenda de la vida. La tarea de dar vida en el Evangelio pasa por el asociarse a la Pascua de Jesús. De ahí que Jesús diga: miren si ustedes conmigo quieren hacer bien carguen con su cruz y vengan conmigo. En donde yo esté van a estar ustedes dando vida y en abundancia. Esto se entiende cuando se entiende la Pascua, cuando se entiende que la muerte de Jesús y su resurrección son la gran respuesta al hombre de ayer, de hoy y mañana. Siempre.
Es éste el lugar donde Teresa se determina. La determinación la genera el amor al Cristo de la Pascua por el cual ella tenía una particular atracción como otros santos. Este vínculo con Jesús crucificado y resucitado. Este Señor crucificado y resucitado que da vida nueva y vida en el Espíritu es el que le hace a Teresa de Jesús determinarse, decidirse, a unirse y a cargar con su propia cruz para dar vida con Jesús. Esta determinación va a ganar hondura y calidad teniendo un desarrollo homogéneo que establece a Teresa en la inconmovible y rocosa firmeza de hacer lo mejor, lo más perfecto. No solamente hacer lo que tenemos que hacer con decisión y determinación sino hacer el bien, bien. Hacer lo bueno de la mejor manera, con excelencia. Esto necesita nuestra repropuesta del Evangelio.
Nuestro reproponer el Evangelio no es simplemente volver a anunciarlo, volver a proclamarlo sino decirlo con el fuego que el Espíritu quiere poner en nuestro corazón en éste tiempo. Decirlo bien, decirlo de manera excelente, no solamente con palabras en la excelencia sino con la vida que se configura al modo de Jesús y termina siendo El el que vive en nosotros, el que se proclama en nosotros y desde nosotros como meros instrumentos de los que El se vale para volver a anunciar como hace dos mil años la Buena Noticia que sigue teniendo vigencia, que sigue siendo actual.
De esta determinación hablamos, de esto habla Teresa de Jesús.
Cuando vamos encontrando ésta determinación pascual comenzamos como ella dice: determinarse uno a grandes cosas por Dios poniendo en ello todo o gran parte del buen éxito de lo aprendido. Y como hemos dicho en otras oportunidades siguiendo a San Agustín hacerlo todo como si dependiera de nosotros, es decir no guardarnos nada en lo que de nosotros dependa sabiendo que todo está en las manos de Dios. Siguiendo éste legado espiritual éstas claves con las que Jesús en éste tiempo nos quiere educar siguiendo las enseñanzas de ésta maestra en el Espíritu, de ésta doctora que es Teresa de Jesús. Esta determinación, ésta garra, esta decisión, esta opción que se hace fundante de la vida de la que habla Teresa.
Padre Javier Soteras
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