Te entrego el fracaso y la duda Los pies cansados La mirada opaca El corazón desesperanzado
Recibo el momento presente El cuerpo tranquilo El canto de fuera El silencio de dentro El aire que me atraviesa Estas manos que te buscan Mientras te escriben
Agradezco el nuevo intento Las segundas oportunidades Las casas amigas de puertas abiertas Que son cobijo en mis inviernos
Festejo este día en sus matices Porque tú habitas el presente Porque tú amas mi pobreza, Mi luz y cuánto más mi sombra.
Sonrío porque el mundo Está lleno de gente buena Y en cada una estás tú Aunque a veces no te sepa ver
Tú habitas en mí Tú habitas más allá de mí Tú estás a cada instante Infinitamente dentro Infinitamente fuera
Eterna tu Presencia, Escondido tu Misterio, ¡Benditos los ojos que te ven Y los corazones que te encuentran!
Y decía: “El Reino de Dios es como un hombre que echa la semilla en la tierra: sea que duerma…
Al atardecer de ese mismo día, les dijo: “Crucemos a la otra orilla”. Ellos, dejando a la multitud, lo llevaron…
Al ver a la multitud, Jesús subió a la montaña, se sentó, y sus discípulos se acercaron a él. Entonces…
Llegaron a la otra orilla del mar, a la región de los gerasenos. Apenas Jesús desembarcó, le salió al encuentro…