Un corazón agradecido

lunes, 5 de noviembre de 2007
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Un sábado, Jesús entró a comer en casa de uno de los principales fariseos. Ellos lo observaban atentamente. Jesús dijo al que lo había invitado: “Cuando des un almuerzo o una cena no invites a tus amigos ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos, no sea que ellos te inviten a su vez y así tengas tu recompensa, al contrario, cuando des un banquete invita a los pobres, a los lisiados, a los paralíticos, a los ciegos, feliz de ti porque ellos no tienen como retribuirte y así tendrás tu recompensa en la resurrección de los justos.

Lucas 14, 1; 12 – 14

Doy gracias al Señor y los invito a todos a tener un corazón agradecido en el comienzo de esta semana. Miren que suerte tenemos para estar aquí juntos, compartir, levantar la mente, el alma, la mirada, volver a soñar juntos esta semana, en nombre del evangelio, en nombre de ese Jesús que vive y reina en todos los corazones que lo escuchan y que está sufriendo y padeciendo ese profundo anhelo, en esas palabras tan lindas del Evangelio “He venido a traer un fuego y cómo desearía que ya estuviera ardiendo”. El Señor que quiere estar acompañando y despertando el sentido de la vida en cada corazón, en cada mirada, en cada hermano. Ese es nuestro anhelo y nuestro deseo.

Sabemos que estamos aquí para abrazar la vida, para enfrentarla, para soñarla, para amasarla con nuestras manos, y que Dios nos ama tanto y nos respeta tanto que ha puesto todo este mundo en nuestras manos, un mundo lleno de posibilidades y esas posibilidades serán siempre un don de Dios pero también siempre serán posibles porque amamos y entregamos nuestra vida en la confianza.

Hoy en la mañana cuando meditaba los misterios de gozo me pasó un escalofrío por todo mi ser porque volví a revivir aquél momento que para mí fue impresionante, hace un año atrás, cuando Radio María me invitó a acompañar la obra en la República Oriental del Uruguay y yo le decía a Monseñor Maulión que cuando sentí esta invitación sentí que me quedaba desnudo, absolutamente desprotegido, como en experiencia de vulnerabilidad tremenda, un toque de la gracia muy grande que yo agradezco cada día porque el Señor nos va conduciendo, nos va llevando y hoy, cuando quería compartir esto porque me parecía noble hacerlo y porque además no me lo podía guardar a esto que cada día, y en especial en algunos momentos Dios nos da algunas gracias particulares y nos sacude la vida, y nunca nos desorienta el Señor. Aunque no tengamos comprensión de lo que pasa, esa presencia, esa gracia, puede sacudir, puede conmover, puede purificar, puede hasta doler, puede ser cruz esa gracia, sin embargo nos deja en una certeza de paz que es típica y exclusiva del actuar del Señor.

Y de alguna manera en la providencia de Dios esta vinculación entre Argentina y Uruguay a través de Radio María es algo realmente providencial, yo trato de ver los signos y de comprender que las cosas no son porque simplemente pasan, ni esto es un juego de poder, de aptitudes, sí de escucha y de disponibilidad. Esta experiencia de hacer juntos la radio, soñamos en Radio María Argentina y Radio María Uruguay poder compartir juntos proyectos de programaciones en común, con una comunicación más fluida en común, y eso es lo que estamos intentando establecer desde el 2008 de lograr este vínculo.

Tengo la impresión de que lo que nos presentan los medios de comunicación, si bien es cierto que tienen ciertos fundamentos en la realidad, no siempre lo que se informa está dicho en la realidad sino como es interpretado de una manera, en fin, de alguna manera y no como es en la realidad estrictamente.

En cierta manera vivimos de lo que nos muestran en los medios. La sensación a veces en los pueblos no tiene acceso a la verdad de los acontecimientos del modo adecuado hace que a veces sintamos muchas distancias y veamos muchas situaciones como de terror, y la verdad es que nos hemos acostumbrado a vivir las cosas con una cosa con una intensidad tal, mucho más allá de lo que sucede en la realidad.

Y es lamentable que no tengamos percepción para comprender que somos hermanos, que tenemos comunidades que no pueden vivir enfrentándose, que no puede ser que una pequeña obra nos esté rompiendo la comunión, y digo ¿qué desafío tenemos no? y les voy a compartir lo que me dijo el Obispo de Canelones Monseñor Romero a quién visité a hace tres semanas para proponerle que Radio María esté en su diócesis.

Y le dije así: “Mire Monseñor vengo a pedirle una señal para que Radio María acompañe la vida espiritual de su comunidad” y el me dijo: “Mucha gente de la periferia de mi diócesis alcanza a escuchar y dice que están tan contentos con Radio María. Cada diócesis está en su trabajo pastoral y nos desconocemos y ahora la radio nos está uniendo a todos”. 

 “Señor Jesús, amor sin calculadora,
que no te manejas con los vaivenes de la oferta y la demanda,
los porcentajes de pérdida o ganancia, dar tanto para obtener tanto,
ofrecer para recibir, sucede que tu economía se maneja con otra moneda,
la más fuerte, con la financiación más ventajosa,
la del amor sin tasa ni medida,
la que tiene mejores dividendos a la hora del último arqueo de caja.
Tus leyes de mercado son muy distintas de las nuestras Señor,
ayúdanos a entenderlas y a ponerlas en práctica.
Danos la confianza de que tu bolsa de valores nunca estafa ni coimea.
Tus intereses son más elevados que los nuestros,
que no temamos a arriesgarnos a amar de verdad,
a abrirnos al hermano con sinceridad de corazón,
que nos bajemos de nuestro pedestal sin miedo a embarrarnos
porque dando se recibe, olvidando se reencuentra,
perdonando se es perdonado y muriendo se resucita a la vida eterna,
Amén”.
La Palabra nos presenta a Jesús posible para todos. Es una vivencia que tenemos del Señor. Al contemplar el Evangelio contemplamos algo fuera de lo común. Uno se acostumbra tanto a vivir con los que congenia, con los que se siente bien, con los que participa, y también a veces con los que está obligado. Sin embargo Jesús va simplemente al que tiene necesidad. Los que tienen necesidad son muchos, hay muchas necesidades en el mundo y Jesús acompaña a todas esas necesidades.

Al comenzar, la Palabra nos dice que era un día sábado, y en ese sábado, cualquiera, un sábado que era el día de Dios, el día de la alianza, el día de la comunidad para los judíos, Jesús entró a comer, invitado porque había interés de escucharlo, de conversar, quién es éste, qué cosas dice, que hay que entender de lo que dice.

Entonces va a comer a la casa de uno de los principales fariseos, no era cualquier lugar, un lugar en donde había que estar con una presencia determinada, no es el lugar cuando estás en tu casa o en la casa de un amigo, un vecino, en chancletas, chinelas, de alpargatas y con bermuda, sueltito, de vacaciones, de entre casa. No, es un lugar a donde hay que ir con una presencia.

Cuál es la presencia que tiene Jesús allí frente a un lugar social de importancia, de poder espiritual, un lugar en donde se manejan las ideas, el pensamiento, donde los prejuicios son más agudos, donde las exigencias se transforman en cosas más hondas, exigen una mayor autenticidad, donde la mentira también y la hipocresía manejan otras espadas, más hábiles, con mayor astucia, con mayor destreza, donde se ha agudizado el ingenio para defender la mirada personal, un ámbito del pensamiento donde no siempre se busca la verdad, un ámbito de poder en donde también se busca la verdad. “Jesús entra a comer en la casa de uno de los principales fariseos” dice la Palabra, me gusta resaltar esto, quiero compartirlo porque el Señor está allí, hay mucha necesidad de entender que la esencia de Dios es la misericordia, el perdón, la confianza, el dar oportunidades a las personas. Sobre todo lo del perdón, aprender la verdadera experiencia de pertenecer al pueblo de Dios, la verdadera experiencia del pueblo de Dios es la fe y la fe es vivir según el plan de Dios, según los deseos de Dios y llenos de confianza, y esto es el deseo de Dios, y que para vivir esa confianza hay que hacer como los niños.

El Señor no tiene ninguna idea, ninguna armadura filosófica, ninguna defensa teológica de la doctrina que proclama. Lo veo a Jesús allí con libertad, con esa naturalidad, espontaneidad del Señor. Lo invitan y va con mucho gusto, y hay allí necesidad, sí, nadie se da cuenta de esa necesidad porque el ámbito del poder parece que nunca tienen necesidad. El ámbito del poder parece que siempre tiene resuelta esas cosas.

Los que saben, los que definen las cosas tienen los elementos que se necesitan para ser feliz, eso es lo que creemos nosotros, torpemente, necios. Cuántas veces pensamos de esta manera y de hecho lo decimos cuando vamos por la calle que estos que están en el poder se agarrochan todo, se quedan con lo mejor, tienen todas las oportunidades, acomodan las leyes a su medida, a su gusto, son dueños del poder sin tala, nadie los toca, y decimos todas esas cosas.

Estamos diciendo que ellos tienen resuelta su cuestión y no vemos que ellos tienen mucha necesidad. Los maestros de la ley, un fariseo de los principales, lo invita y mucha gente, lógicamente del mundo del pensamiento, de la religión y del poder, están allí para conversar y entender bien quién es Jesús porque seguramente quieren saber bien como piensa, tienen interés en el. Cuál es su interés, cómo es su interés, parece que eso no importa mucho. Jesús se mantiene libre, tiene una presencia: “No he venido a los justos, he venido a los pecadores, no he venido a lo sano, lo sano no tiene necesidad de médico, sí los enfermos”.

Jesús va allí. ¿Será que también están enfermos? ¿Por qué esa presencia de Jesús allí? una pregunta ¿no? ¿Por qué en un ámbito de poder, de dominio, de señorío, en un ámbito del pensamiento y de autoridad?, ¿por qué esa presencia?¿será que era necesario que Jesús estuviera allí con su libertad? ¿Será necesario que Jesús esté también con su presencia y libertad en mi vida, en mi ambiente, en ciertos ambientes de mi hoy?

Seguramente había interés de hablar de cosas muy hondas con Jesús, de hacer profundos cuestionamientos, era tan llamativa su presencia, su estilo era tan diferente al de los maestros, y esa presencia de Jesús, yo diría quizás quedarnos con la idea de que estamos hablando hoy de un Jesús de aquél tiempo. A mí me parece que hay que comprender que el hombre es el mismo aunque los trapos cambien. Las estructuras, las modalidades, los esquemas, cambian un poquito pero seguimos siendo Adán y Eva, seguimos siendo los mismos.

El hombre no cambia sus pecados ni sus vicios. Los pintamos de rosado, de verde, de negro, de celeste. Lo ponemos brillante, opaco, pero en el fondo no somos tan creativos como para inventar un nuevo pecado, seguimos pensando que es justo matar, seguimos pensando que la justicia es hacer según la medida de cada uno y nos quedamos ahí, seguimos pensando que el amor es hacer lo que uno siente, y vivimos así muchos años de nuestra vida y no inventamos cosas nuevas. Pero Jesús si inventa una cosa nueva. Jesús llama la atención.

Eso me parece importante, Jesús nunca es indiferente. A veces cuando le hablamos y le proponemos la fe a alguien, le hablamos del misterio de Jesús, sentimos el rechazo y nos duele sentir ese rechazo. No se si nos duele que lo rechacen a Jesús o nos duele que nos rechacen a nosotros que hablamos de Jesús.

No se cuál será el verdadero celo pero digo: Bendito sea Dios porque también allí hay un signo, Jesús no nos hace permanecer indiferentes ante su presencia, ante su manera, su modo y su propuesta. Jesús, primero con esa libertad, esa presencia capaz de todos, eso muestra la universalidad de su corazón, la grandeza de su amor, fantástico, no le tiene miedo, y aunque tenga miedo va a donde el Padre lo manda. Esa libertad habla de su comunión con el Padre, de su obediencia íntima, de su celo, de su necesidad de cumplir con el plan de Dios y que el anuncio es para todos y que no hay que negárselo a nadie tampoco, por eso el Señor va también al encuentro de los fariseos; y “ellos lo observaban atentamente

¿Qué estará queriendo decir Lucas con estas palabras. Le estaban juzgando los pensamientos, como cuando uno va a un lugar todos los ojos se nos vienen encima. A ver cómo reacciona, qué palabras dice, con qué sentido, y después los comentarios cuando te vas y todas las cosas que se siguen hablando. Es así, sobre todo si tú eres el extraño y todos los otros hace tiempo que están juntos. Entonces esto pasaba en esta situación, Jesús llega allí, y con esa libertad, con esa fidelidad al Padre, con esa presencia serena pero clara, supera la doctrina y empieza a hablar de la vida. Eso es lo que hace Jesús. Jesús es convocado por una cuestión doctrinal allí, seguramente, y muchos planteos se le hicieron al Señor a lo largo de la vida.

Ellos lo observaban atentamente y Jesús se dirige al que lo había invitad, un importante personaje de la comunidad, y Jesús, uno más del pueblo, sencillo, con una vestimenta similar a la de los demás pero tal vez no de la misma calidad, con chinelas, con un poco de tierra entre los dedos, lógico, en esas sandalias entraba la tierra por eso la costumbre de lavar los pies, lo atiende al que lo invita y le dice que cuando des un almuerzo o una cena no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, imagínense, todos estaban con una expectativa tremenda y este les sale con el planteo: Cuando des un almuerzo…. miren como le hace la invitación a ser parte del Reino de Dios.

Es un llamado a la conversión profundo detrás de este gesto de Jesús, un llamado íntimo, respetuoso, una invitación a no quedarse en esa solidaridad, en esa capacidad de relacionarse con el medio, con la gente considerable de su mundo, Jesús le está haciendo una invitación clara a empezar a vivir del Evangelio y con qué libertad se lo dice: “Cuando des un almuerzo no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos, no vaya a ser que ellos te inviten a su vez y así tengas tu recompensa”. Qué maravilla, estoy fascinado con la inteligencia del Señor. ¿Ustedes se dan cuenta que es ser cristiano?

Hay un llamado a ser cristiano acá. Esa inteligencia del cristiano que no vive sometido a los aparatos, que se conserva acompañando a todos pero desde una libertad y es necesaria esa libertad que nace de la fidelidad y de la comunión con Dios para poder hacer el anuncio. Si no hay libertad no hay anuncio. Si vos estás casado, estás atado, estás involucrado, estás comprometido, ¿cuántas cosas tenés que mutilar para salvar la cosa?

Estamos descifrando un poco la Palabra y mirando que es un cristiano en definitiva, porque miramos a Jesús, por ahí empezamos, por contemplarlo para que también eso quede marcado en nuestro corazón, para lograr necesario, ese estupor del que nos habló el encuentro de “Aparecida”, ese estupor que va marcando nuestro corazón y que le va dando esa fuerza para ser como Jesús, por la gracia de Dios. “Cuando des un almuerzo o una cena no invites a tus amigos ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos, no sean que ellos te inviten a su vez y así tengas tu recompensa”.

Bueno, el Señor no hace mirar más allá de lo que tenemos y manejamos, de lo que sentimos, y de lo que buscamos. Nosotros tenemos profundas necesidades de sentirnos bien en lo que hacemos. ¿Cuántas cosas hacemos tal vez simplemente para sentirnos bien? En este mundo que nos deja tantos vacíos y tantas carencias, vivir de la experiencia de la caridad es realmente tirarse al vacío, porque vivir y dar sin esperar nada a cambio es realmente una cosa de locos, es algo anormal, no tiene nada de atractivo aparentemente, por eso es necesario el testimonio.

La invitación de Jesús es también la invitación a contar lo que Jesús me enseño cuando empecé a vivir de esta manera, cuando comprendí lo que era la gratuidad, que Dios me había elegido y amado gratuitamente y que yo no tengo derechos, que soy amado simplemente porque Dios quiere amarme y que tengo las oportunidades que tengo y las facultades que tengo y la gracia con la que Dios me acompaña para que sea posible una experiencia de vida al modo de Jesús.

Ya sabemos que para ser cristiano al modo de Jesús esto es posible sólo por la gracia de Dios. El cristianismo es una cosa de locos, es realmente algo que supera los parámetros de la lógica. Es algo desubicado de nuestro tiempo, algo que no encaja con la realidad, sí, no encaja, es la verdad, hay que asumirlo, y hay que ponerle el pecho. El que decide seguir a Jesús sepa que no va a tener que soportar sino incomprensiones y soledades muchas veces, no digo “siempre” pero sí “muchas veces” y esto no es cosa fácil. “En el mundo tendrán muchas pruebas” le va a decir el Señor a los discípulos “pero no teman, yo he vencido ya al mundo y este es el caminar del cristiano”.

El cristianismo surge a partir de esta experiencia de encuentro de este estupor que se produce, al modo en como María se llenó de estupor con el saludo del ángel. Así de esa manera es necesario vivir nuestra experiencia de Dios. No como algo intelectual, no como una conducta, no como una ética, una moral, no como una educación, como un esfuerzo, como un voluntarismo, sino simplemente a partir del impacto de la gracia de Dios en nuestros corazones.

Por eso digo que yo siento vértigo cuando estucho esta Palabra, es la invitación a vivir más allá de la lógica, a confiar en otro, porque acá yo no entiendo esto de invitar a los extraños, a los que no me pueden devolver, no es lógico. Jesús plantea otra visión, hay otra concepción de la realidad acá, esto es lo desafiante, pero no es una cuestión intelectual, no es para reunirnos a dialogar sobre ideas, es para contemplar. Entonces lo empiezo a mirar a Jesús en la cruz, empiezo a mirar la capacidad de dar, de dar realmente sin exigir, no sin esperar. Esperar es lícito, es necesario, es esencial.

Pues si tú das algo, esperas algo, no es pecado esperar, no es egoísmo, hasta Jesús esperó algo. Vamos a decir que Jesús se sacrificó todo y para qué para nada?, no , esperaba una respuesta. Si plantas una planta, la riegas, le arrimas tierra, le sacas los yuyos, esperas que crezca y que de sus frutos, y querés disfrutar los frutos. Esperar no es anti-evangélico, esperar es algo tremendamente evangélico y es la lógica del estilo de Jesús, es parte de la lógica del estilo de Jesús. 

Exigir es lo que Jesús no hace. Jesús pide mucho, pide todo, pero no exige, Jesús espera, pero a veces no se aguanta. Como ama tanto a las personas a veces las voltea del caballo, a veces las sacude con la experiencia de la humillación de la enfermedad, o con la experiencia de enfrentarse con la muerte, y todo porque eso que El espera quiere que se transforme también en una posibilidad para la persona que está en esta vida queriendo vivir.

Jesús no exige, respeta, pero espera algo, desea algo de mí. Este encuentro con migo, con el hombre, miro la cruz, contemplo, escucho sus palabras, y trato de entrar en su corazón: ¿qué siente este hombre cuando habla todas estas cosas? cuando sabe que va contra la lógica de la cultura, de un mundo dominante, lleno de señorío, de prepotencia, de poder, de certezas y de propuestas una más seductora que la otra, y el va con ese mensaje simple, nada más que su presencia y su persona allí enseñando con libertad: “Cuando des un banquete no invites a los que te pueden devolver” ¡Qué desafío! Cuando hagas un banquete invita a los pobres, feliz de ti porque ellos no tienen como retribuirte. Señor, ¿cuándo aprenderemos a vivir así, cuándo aprenderemos la libertad verdadera? Jesús, escuchamos tu Palabra, pero también necesitamos tu Gracia para ser libres.

En la experiencia concreta de nuestro vivir de cada día hemos de intentar este desafío. Cualquier intento de vivir al estilo de Jesús hace posible la vida completa de Jesús en nosotros. Cualquier pequeño esfuerzo da lugar a la obra de la gracia que es majestuosa. No necesitamos querer vivir todo, con querer vivir esto ya estamos dando lugar a la acción de la gracia. El Señor se encarga de ir haciéndonos tomar la fisonomía de Jesús. Ciertamente que adquirir la forma de Jesús es la gran tarea permanente de la vida cristiana, es el camino de la santidad, ser como Jesús.

No estamos proponiendo otra cosa diferente, después cada uno tendrá que usar su capacidad, el lugar que Dios le dio para ocupar, para vivir aquello y todo esto será posible si le abrimos la mente y el corazón a Jesús. Se trata de una conversión, de un nuevo nacimiento, de un nuevo parto, se trata de un renacer, realmente, por eso invitamos a todos a la experiencia de Jesús. No se dejan cada uno impactar por sus propias debilidades, sus flaquezas, sus locas decisiones, intenten hoy vivir como Jesús. Intenten hoy vivir la experiencia de la gratuidad. Justamente atender a aquellas personas que en concreto son aquellas personas con las cuales no me quiero encontrar.

Bueno, quizás si son varias elija una, concrete, eso sí, trate siempre de ser concreto. Jesús es un acontecimiento, no es una idea, un sentimiento, una reflexión muy linda, un rezo en la iglesia que me llena de entusiasmo, y después llego a la vida y sigo ignorando al que está al lado, no perdonando, no dando lugar, no dando oportunidades, negando la verdad, eso sería una incoherencia muy grande.

Si empezamos por algo pequeño y concreto a vivir como Jesús, bueno, ya estás viviendo el evangelio completo. Esa es la gracia que Dios te da, no depende de tu capacidad de respuesta a Dios el vivir como Jesús, es una gracia, Dios te pide que pongas buena voluntad y que hagas lo que ciertamente puedes. Tampoco te pides que seas dueño de manejar todo y que hagas demasiado, simplemente que hagas algo. Empieza por algo concreto, el dar a quien no te pueda devolver.

Concreta el saludar a quien no te va a devolver el saludo. Concreta el dar el perdón a quién sigue orgullosamente distante de ti o miedoso de encontrarse contigo, perdónalo, háblale, no del tema, sino para saludarlo, para tenerlo en cuenta, para que sienta que tú estás disponible, da. ¿Te va a devolver el? no sé, pero hacelo sin esperar nada, dale un lugar a Dios en tu vida, que Dios pueda obrar, que Dios pueda realizar el milagro de algo nuevo.

El desafío es vivir con la vida puesta en Dios en lo concreto, no renunciar, la palabra renunciar no es la palabra más grande ni más significativa para expresar el misterio, me parece que puede ser una de las consecuencias y que ni siquiera nos interesa ni nos preocupa porque cuando se entiende en el mundo de la confianza y del amor el desprendimiento no es un problema sino que es algo normal, como la hoja del árbol que en algún otoño tiene que caer porque es necesario el crecimiento.

Qué importante que nos animemos a despertar una mirada de fe sobre este acontecimiento de dar a quién no me puede devolver. Dar mi tiempo mi escucha, mi persona, dar dinero, dar cosas materiales, dar en secreto. Esa propuesta tan conmovedora del Evangelio, tan que nos llena de vértigo.

A mí me gusta usar la palabra vértigo porque me produce muchas cosas. El Evangelio produce vértigo, tengo miedo de caerme en este abismo, me saca de todo este mundo de seguridades y me pone en esta situación de dependencia, de temor, y bueno, qué importante que es animarme al Evangelio y confiar.

Es una linda figura que me ha ayudado mucho hace un tiempo, estaba anunciando el Evangelio y me vino a la mente esta imagen: Un papá enseñándole a caminar a su bebe, y el niñito de 9 o 10 meses dando los primeros pasitos lo ponen sobre la mesa, cerca del borde, y el papá se pone en la punta de la mesa, le extiende los brazos y le dice “venga mi amor” y el niño, con alegría, y con esos pasos torpes empieza a caminar, y cuando llega ¿qué hace el niño? díganme, ¿qué hace el niño? se tira.

¿Ustedes se dieron cuenta de lo que hace un niño? , empieza a caminar, sus pasos son torpes, y su gesto fundamental es saber que se puede tirar, porque allí será recogido y abrazado con amor, y eso despertará la alegría en el corazón de un padre. Yo me imagino que así es la fe, que así es la vida de un cristiano, que hacer la experiencia de la fe es creer en Jesús de verdad, es caminar como ese niño aunque nuestros pasos sean torpes pero no dejar de caminar. Aunque caigamos, levantarnos y seguir caminando y tirarnos en ese abismo, en ese vértigo. ¿Ustedes se dan cuentea que los niños no saben lo que es el vértigo? El vértigo lo tenemos los que somos pecadores, los que nos sentimos seguros, los que somos demasiado dueños de la vida, los que estamos demasiado apegados, esos somos los que sentimos el vértigo, los niños superan el vértigo con su inocencia. Bendito sea Dios.

Gracias al Señor.
Te agradezco Jesús la gracia de este encuentro de la mañana,
te pido bendigas la obra de Radio María aquí,
pedirte humildemente que la sigas apoyando en su expansión,
que le sigas dando esa fuerza para la audacia,
la audacia del crecimiento y la expansión que necesita,
la gracia de saber que las cosas se van haciendo según tus proyectos,
tus designios, y que no haya otro criterio que sea diferente al de los deseos del Espíritu.
Que el Espíritu Santo anime la vida de esta radio,
de la gente, la mía, que nos fraternice y nos encuentre a uruguayos y argentinos.
Te pedimos Señor un Espíritu de genialidad
y de capacidad para crear y recrear la comunión entre ambos países,
te pedimos que pueda Radio María ser uno de los instrumentos
que haga posible el encuentro fraterno
donde no nos cansemos de soñar hacer juntos la vida.
Que la Madre del Señor, María Santísima,
nuestra Madre, tu Madre, mi Madre,
te haga posible este caminar con el corazón libre para anunciar,
que aprendas a estar desprendido para contar con libertad
la experiencia de la obra de Dios como lo hizo Jesús con los fariseos
y que seamos signos de esta libertad para un mundo tan carente de ella.
Amén.
Dios te bendiga.

Hasta cada momento.