Cómo cuidar al docente que cuida

martes, 18 de septiembre de 2012
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Entrevista de Verónica La Forgia a        Adelia Setto,  Al final de esta entrevista, hemos transcripto la biografía personal de la invitada, contada por ella misma.

 

Pronto, si Dios quiere el mes que viene, estará a la venta un libro de Adelia Setto: “Resiliencia de una golondrina”

 

La escuela es sobre todo : gente que trabaja, que estudia, que se alegra, se conoce, se ama. El director es gente, el coordinador es gente, el maestro es gente, el alumno es gente. Y la escuela será cada vez mejor en la medida en que cada uno se comporte como compañero, como amigo, como hermano. Lo importante en la escuela no solo es estudiar, no es solo trabajar, es también crear lazos de amistad. Es crear un ambiente de camaradería, es convivir, es unirse. Es lógico que en una escuela así sea fácil estudiar, trabajar, crecer, hacer amigos, educarse y ser feliz” Freyre

 

VLF: A veces no se dan las condiciones óptimas para que también los alumnos estudien, los docentes trabajen, para que podamos crecer y hacer amigos además de educarnos.

                               “Los arboles que crecen en lugares sombreados y libres de vientos, se hacen blandos y fangosos. Los árboles que están a la intemperie, golpeados por los vientos, se hacen más robustos que el hierro” San Juan Cristósostomo.

 

VLF: El tema de hoy, que titulamos “CÓMO CUIDAR AL DOCENTE QUE CUIDA”, lo vamos a pasar por el prisma de la resiliencia. La resiliencia es la capacidad de pasar por la adversidad sin perder la esencia. Y quien sabe mucho de esto, porque la aplicado a su vida, es Adelia Setto. Ella preside la Fundación Añil que es un centro de Resiliencia, que se ocupa de promover las fortalezas de los seres humanos que pasaron por situaciones traumáticas. Sus integrantes trabajan haciendo foco en las potencialidades y no en el déficit, buscando que las fragilidades no pongan en riesgo la integridad de la persona.

TEMA MUSICAL: la vida es bella

AS: El maestro de estos días tiene un poquito esa función: la de poner la creatividad al servicio de la vida, la de detectar elementos a veces sutiles, intangibles que pueden hacer que un niño lastimado ‘pique para arriba’.

                Después de tantas discriminaciones por las que pasé en mi vida, el hecho de estar hoy aquí, invitada, en esta radio preciosa, en el día del maestro, es para mi una ‘caricia para el alma’

 

VLF: Dicen que ‘cuando se cierra una puerta se abren mil ventanas’. ¿Es eso lo que te pasó después de lo ocurrido en la escuela secundaria, cuando empezaste a dar clases a niños con necesidades especiales? Allí fue cuando comenzaste a diseñar un método de estudio muy particular. ¿Nos contarías de qué se trata?

AS: Lo primero que hice fue, inconscientemente, no deponer mi deseo. En ese momento yo ya estaba en la facultad en la carrera de Comunicación y también en Arte. Para pagar mis gastos extra –en aquel tiempo era el psicoanálisis- decidí dedicarme en casa a ayudar a chiquitos con dificultades en la escuela. Empecé a tener alumnos muy parecidos a mi: hiperactivos, desatentos… reviví mi niñez y me di cuenta de que lo que yo había pasado me estaba sirviendo para los chicos. Empecé entonces a poner en práctica mis propias estrategias, empecé a confiar en mi al darme cuenta que cada chico es diferentes y que una estrategia que sirve para uno puede no servir para otro, que no se puede generalizar o dar recetas. Como eran pocos yo podía dedicarme especialmente a cada uno. Notaba que cada uno repuntaba en su rendimiento escolar porque estaban repuntando en su alegría. Terminé siendo algo así como una “maestra integradora” particular. Eso era maravilloso porque hasta iba a hablar con las maestras de esos chicos a la escuela donde yo había tenido problemas. Ahí comencé a hacer discernimientos, y un poco consciente, otro poco inconscientemente, comencé a utilizar este método basado en el aprovechamiento de las potencialidades de niños frágiles: desde su alegría por sus logros ir encaminándolos hacia aquello que les cuesta más

 

VLF: ustedes se harán esta pregunta “¿quién cuida al que cuida?”

AS: como resultado de estos 10 años de clínica con los niños, sentí –y lo comenté a mi equipo de profesionales- que los niños que concurren aquí son en cierta medida ‘privilegiados’, pero son pocos los que pueden acceder a esto. Entonces veíamos que maestros y padres solían desbordarse, y en el torbellino del ‘querer poder’ y ‘no poder’, no advertían las señales que los niños daban y que podían ser fundamentales para poder ayudarlos. Y vimos el cansancio de padres y docentes. Pensamos entonces que es fundamental expandir esta mirada, y eso se hace a través de los ‘cuidadores’. Si trabajamos con un maestro estamos trabajando indirectamente con 40 niños. Comenzamos entonces con este puntapié inicial, dando charlas en los colegios. Luego, mis dificultades físicas –a los 60 años- ya no me permiten trasladarme. Por eso comenzamos a dictar seminarios en nuestra casa. El año pasado fue el primero, este año el segundo ya con docentes de diferentes puntos de la provincia.

                Nos dimos cuenta que los docentes están muy abrumados, cansados, y para poder ayudar deben primero ayudarse

 

VLF: ¿cuál es el principal motivo de desgaste, agotamiento, desmotivación que repercute en la salud de los docentes y se traslada al cuidado de los chicos, y ocasiona que los docentes se cuestionen su vocación?

AS: Creo que es el cansancio, pero no el cansancio de trabajar en el aula propiamente, sino el cansancio de tener que cumplir objetivos, en una carrera grande, importante por llegar. Este apuro por llegar, por cumplir, nos hace olvidar y descuidar lo que está al costado del camino. Lo que proponemos con el docente es el trabajo de resiliencia sobre ellos mismos

 

VLF: ¿por qué es tan importante que los docentes apliquen la resiliencia sobre ellos mismos?

AS: Para poder visualizar y tenderle una ayuda efectiva a un niño, que puede ser muy simple, hay que estar tranquilo. Para poder percibir al otro es importante poder percibirse a sí mismo. Si un docente está al borde de un “BURN OUT”, tal vez pueda percibir, pero no tenga la fuerza para encaminar el proceso de un niño que sabe que está necesitando de él. La clave, quizá, no es hacer algo grandioso, nuevo. Tal vez la clave esté en la humildad de ponerse a mirarse, y que los objetivos sean a corto plazo. En eso consiste la RESILIENCIA: en poder CAMBIAR LA EXPECTATIVA POR ESPERANZA. Etimológicamente, expectativa significa ‘con el pecho afuera’, o sea: pretender algo y poner el corazón; mientras que esperanza es ‘esperar un resultado con los pies sobre la tierra’, y para eso el primer aterrizaje es ver qué puedo y cuánto puedo yo como adulto en el día de hoy. Y si es poco porque mis fuerzas no alcanzan es ver que puedo hacer con ese poquito, que hasta puede ser un milagro.

                De mi historia, han pasado 47 años, pero no cambia la intencionalidad de las leyes: la inclusión. Pero uno a veces hasta llega a agradecer que una mala experiencia de ‘no inclusión’ haya sido así, porque se abren otras puertas. En mi caso, esta posibilidad de brindar un servicio se expande y me trae mucha felicidad. Y si la meta que se propone uno es demasiado larga, uno corre el riesgo, por querer alcanzar la meta, de perder de vista las flores del camino

TEMA MUSICAL: “VOLVER A EMPEZAR”

 

AS: Me preocupa mucho la hiperactividad de los niños, porque la he vivido y la hemos vivido a lo largo de todos estos años y vemos que va en aumento. Y es importante remarcar que un mismo síntoma puede tener muy diferentes causas, y si no estamos atentos a esa causa podemos equivocarnos en el camino para la cura. Me preocupa también muchísimo el “BULLYING” que IMPLICA VIOLENCIA, PATOTERISMO ENTRE PARES. Desde la práctica puedo constatar que NO HAY NIÑO PATOTERO QUE NO HAYA SIDO PATOTEADO, no hay niño violento que no haya sufrido alguna clase de violencia. Y no es al revés: no significa que toda persona violentada tenga que ser violenta. Las personas que han sido violentadas suelen hacer un camino de resiliencia que revierte esa violencia en amor y en servicio

 

VLF: ¿cómo aplicar dentro del aula la resiliencia en caso de violencia?

AS: La violencia no se puede combatir con violencia ni con indiferencia. Por ejemplo, si ante un grado bochinchero la propuesta es tenerlos a todos una hora en silencio, para lo único que sirve es para que durante esa hora los chicos ingenien qué hacer cuando ‘se les abra la puerta’. No es fácil. Los maestros son unos héroes. Mientras puedan enojarse menos con lo que pasa, establecer un vínculo más profundo con ellos mismos para no enfermarse, apelar a la simpleza de las estrategias para que ese niño no se les escape de las manos, tendrán parte de la batalla ganada.

                La palabra PRETENSIÓN es una palabra muy fea en la escuela de hoy, porque a veces el pretender un todo de hoy para mañana nos hace olvidar esa pequeña estrategia que genera el primer paso de un camino para el niño en problemas. Voy a dos ejemplos: yo podría haber sido una niña muy discriminada, porque era una flacucha con la columna torcida. Por suerte no pasó a nivel de los pares (sí un poco a nivel de las Instituciones) . Pero reconozco que ahora pasa, porque hay mas violencia. Y si hay mas violencia es porque hay mas caudal sin encauzar. Estoy convencida QUE LA VIOLENCIA GERMINA AHÍ DONDE HAY UNA PERSONA MUY CAPAZ PERO QUE TIENE OBTURADO SU POTENCIAL. Y ese potencial puede estar obturado o bien porque está enferma, o bien porque está inducido a hacer lo que no le gusta. He visto muchos niños, por ejemplo, obligados a practicar un deporte cuando tienen una gran sensibilidad por el arte. Empezar a ver por dónde va el caudal de este niño es empezar a hacer algo por la no-violencia.

 

VLF: nos hablabas de la simpleza de las estrategias. ¿qué ejemplos nos podés dar?

AS: Me paro un poquito en el bullying, en el que un ‘frágil’ es avasallado por una patota de varios, que saben que ese niño tiene una dificultad –ya sea física o una dificultad ‘que no se ve’-. Ese niño se convierte en objeto de burla, maltrato y hasta de extorsiones. Y ese niño , en su afán de ser aceptado, para no quedar afuera, puede ser llevado a conductas feas que de lo contrario no existirían. Aquí hay algo que remarcar: LOS PATOTEROS DE ESTE NIÑO FRÁGIL TAMBIÉN SON FRÁGILES. Y esto hay que saberlo ver, porque pueden desencadenar tragedias. En la mayoría de los caso, el victimario después dice que estaba cansado de que se burlaran de él. Y uno dice: ¿Cómo es que no se dieron cuenta antes?. Y ahí vamos cerrando un círculo del espiral: si yo docente puedo tranquilizarme en este torbellino, si puedo bajar mis expectativas, tal vez puedo hacer algo a tiempo. Hay niños que se hacen cargo de más cosas de las que pueden a su edad, por ejemplo se hacen cargo de su ansiedad por ser aceptados, de su vergüenza. La maestra puede darse cuenta y a partir de allí buscar qué cosas puede estar padeciendo ese niño, tal vez en la casa o fuera de ella. A veces se puede pasar la frontera de la escuela, a veces no. Porque el maestro tiene una energía limitada y también de eso tiene que ser consciente. Pero a veces el niño emplea una estrategia en la escuela que está tapando el síntoma. Y el docente, en un momento de calma, puede reaccionar distinto a lo que reacciona para ayudar a ese niño –tanto al agresor como a la víctima- para no ponerlos en evidencia sino todo lo contrario

 

VLF: ¿es posible implementar dentro de la currícula escolar contenidos de resiliencia? ¿en algún lugar, se hace esto como parte de políticas educativas?

AS: no sé. Creo que no mucho en este sentido: uno ama, cuida tanto este paradigma, que a veces tiene miedo que la resiliencia sea un libro más que haya que estudiar, que recitar. Una responsabilidad más para la cabeza del maestro. La resiliencia es una teoría, pero si no la bajamos a la práctica estamos invadiendo al maestro con un nuevo contenido. A veces uno lee libros o concurre a charlas, y allí cierra perfecto que hay que ser simple y hay que bajar la pedagogía a lo cotidiano. Todos los maestros aplauden la charla, y cuando se están yendo se preguntan ‘¿y cómo hacemos?’. Entonces, desde la Fundación Añil, nuestro pequeño aporte es facilitarle al maestro la tarea en lugar de complicársela, o sea: en cada seminario, hacer un trabajo en espiral, un poco de teoría y otro poco de práctica a través de los casos personales de cada maestro y después analizar su situación en base a los casos, Esto trae alivio, les hace decir ‘¡por fin un lugar donde yo puedo evidenciarme como individuo! Que me puedan entender y me puedan ayudar con una herramienta que va a encontrar cada uno, porque no damos recetas.

 

AS: Para terminar, me gustaría decir esto: Nunca me quedé llorando por lo que me pasaba. Esta es una llave maestra para los maestros. Hay dos elementos importantes que uno tiene trabajar, o utilizar con mucho cuidado: uno es tratar de ser sencillo y otro hacer silencio dentro de uno, porque en el silencio habitan las respuestas, y en la queja no. Hay que reclamar, sí,: pero el reclamo es esto que se sustenta después de una elaboración, mientras que la queja es esta ‘catarata’ , esta ‘descarga’ que es inconducente, porque a veces nuestro interlocutor no está en condiciones de transformar el mundo, entonces cambiar queja por un momento de silencio, para que ese momento de silencio nos ayude a descubrir en el aula o en cualquier situación de la vida, que a lo mejor hay una lucecita ahí cerquita de donde estoy. Pero si la tapo permanentemente con quejas, la queja no es resiliente. Sí es resiliente el reclamo. Pero el reclamo, para que de sus frutos, tiene que llevar un tiempo de elaboración, un tiempo de maseración. Yo puedo elevar a una autoridad un reclamo para que algo cambie, pero primero tengo que haber experimentado, haber podido iluminar un poquito mi pensamiento para decir por donde yo digo o creo que debemos ir. El tema de las expectativas es lo mismo. Probablemente el ego nos hace muchas trampas, varias veces al día, haciéndonos pretender más allá de lo que podemos, Y BURN OUT, después golpea nuestra puerta. El BURN OUT es el síndrome de la ‘cabeza quemada’. Entonces la resiliencia está cargada de esperanzas con los pies sobre la tierra. Tener los pies sobre la tierra implica también ser consciente de qué y cuánto puedo en el día de hoy. Si quiero poder más y esto me resiente la salud, mañana voy a poder mucho menos

 

VLF: ¡SOS UN MILAGRO DE ESPERANZA. ¡GRACIAS!

 

EN NOVIEMBRE HABRÁ UN SEMINARIO PARA PADRES DE NIÑOS Y ADOLESCENTES CON DIFICULTADES FÍSICAS. ¿POR QUÉ SE HACE LA DIFERENCIA? PORQUE EL ABORDAJE ES DIFERENTE , LAS AYUDAS DEBEN SER DIFERENTES. EL CUPO ES LIMITADO, SERÁ UN ENCUENTRO NO ARANCELADO

 

La fundación también tiene una revista “Revista Añil” que es comunicación social para fortalezas humanas. e Necesitamos de una PC de última generación porque necesitamos archivos pesados. Quien pudiera, van a encontrar contactarse conmigo a través de mi página. www.adeliasetto.com.ar   fundañil.com.ar  

Adelia María Setto nació en Wenceslao Escalante, Provincia de Córdoba, Argentina, en 1952. Sus dos hermanos le llevan 10 y 15 años respectivamente. Fue una niña bien recibida, bien acariciada, bien cuidada. Hizo frente a las dificultades de salud a muy temprana edad (a los 3 años). Luego, a los 7 años se comenzó a manifestar una escoliosis. En aquel tiempo eran difíciles las intervenciones quirúrgicas, de manera que desde los 8 a los 12 años permaneció enyesada (cada tres meses había que cambiarlos siguiendo su crecimiento físico). Supo aprovechar esto como factor de resiliencia: aprovechar las partes sanas y alegres de un proceso. Su pueblo gringo “plagado” de girasoles y mariposas multicolores la ayudó a hacerse artesana, desde muy pequeña. Así fue como con tortas de barro, canastos de cola de zorro, y alhajas de flores hizo frente al proceso de su enfermedad, porque estuvo rodeada de personas que la ayudaron a encontrar estrategias que le servirían para afrontar nuevos embates. A los 12 años decidieron la operación de columna, con riesgos importantes por ser asmática, y por ser la primera operación de este tipo realizada en Córdoba (1964). Sintió, más que haber ganado una batalla, haber logrado un premio, porque era la posibilidad de sentirse incluida en el mundo

Las enfermedades de la infancia limitaron mas tarde su mapa laboral; sin embargo, el deseo de inclusión la llevó a no aceptar nunca esos determinismos.

A los doce años, después de la última cirugía de columna, , comenzó a pintar . A los trece años ingresó al secundario con la idea de seguir magisterio ya que en aquel tiempo se podía ser maestra desde el nivel medio; sin embargo, su formación en la docencia duró solo tres días, ya que la radiografía de columna la obligó a cursar perito mercantil, a pesar de su perfil educativo y humanista. Ese fue el inicio de una larga cadena de discriminaciones laborales y legales que debió afrontar toda su vida. En ese momento, se preguntó “¿para qué los médicos le salvan la vida a los chicos, si después no los dejan ‘ser’?

Con solo 22 años comenzó a dar clases a alumnos con algunas dificultades de aprendizaje, y diseñó un método de estudio basado en sus propias estrategias de la infancia; ese método daría origen, mas tarde, a la Fundación Añil.

Estudió Comunicación Social en la Universidad Nacional de Córdoba, y obtuvo su título de Licenciada en Comunicación Social.

En 1985, fiel a su deseo de crecer en la docencia y en la comunicación, concursó un cargo en la docencia universitaria, pero una vez más, la radiografía de columna le impidió el acceso al sistema, a pesar de los buenos resultados del examen.

Ejerció el periodismo en medios locales pero su radiografía le impidió el ingreso a planta permanente.

A principios de los 90, con el dinero de su herencia construyó su casa y se fue a vivir a Villa Allende donde creó los Talleres de Arte y Comunicación, dependientes de dicha Municipalidad. Allí se dedicó a enseñar a alumnos cuyas edades oscilaban entre los siete y los 80 años; puso en práctica el ejercicio de la pintura desarrollando lado derecho del cerebro, pero siete años más tarde, los dolores de columna empezaron a impedirle permanecer cotidianamente frente al caballete. Los límites la enfrentaban una vez más a una inminente renuncia.

Cada día buscaba estrategias para seguir pintando sin exigir tanto esfuerzo a sus brazos. Así, pintó retratos por encargo y después comenzó a buscar rostros infantiles en revistas y diarios de diferentes países; también capturó fotogramas de películas, y de todos los rostros que veía, cada tanto seleccionaba uno para pintarlo.

 

Una vez más salvaba su vida gracias a esas pinturas de rostros infantiles, en tiempos en que experimentó un salto cualitativo en su conciencia.

En 2001, convencida de que la exploración del propio potencial es un camino para la salud, creó la Fundación Añil para ayudar a otros niños frágiles pero potentes y creativos.

Este Centro de Resiliencia de Fundación Añil es pionero en el país, inaugurando una pedagogía que hace foco en la potencia de cada individuo y no en el déficit. Había que formar grupos interdisciplinarios para trabajar desde la mirada múltiple y equivocarse lo menos posibles. El trabajo es con chicos con problemas ya sea físicos o sociales. Se trabaja la clínica con niños muy lastimados: desde niños con maltrato físico, niños con reiteradas cirugías, niños con dificultades físicas importantes, niños hiperactivos. Con la ayuda del equipo, esas dificultades se van desdibujando. Esto nació en la casa de Villa Allende. Al darse cuenta de que estaban lejos de la ciudad, en 9 meses hicieron en la zona sur, donde ella pasó su juventud

El 2005 fue un año de reconocimientos: la Municipalidad de Córdoba le otorgó el premio Jerónimo Luis de Cabrera por la tarea de Añil; ese mismo año fue nominada para Cordobés del Año por el diario LA VOZ DEL INTERIOR.
En 2006 y 2007 fue nominada para el premio Mujer del año en Salud, área de Comunicación, que otorga el Ministerio de Salud de la Nación.

A pesar de su constante labor en Añil, por aquellos años también cursó el Doctorado en Ciencias de la Salud, U.N.C., faltándole la tesis que todavía no pudo realizar por falta de recursos y de tiempo.

Actualmente Adelia Setto coordina el equipo de la Fundación Añil. Sigue dedicándose a la difusión de la Resiliencia dándole gran importancia a la capacitación de los adultos, no solo para que se ayuden a ellos mismos, sino para que tengan herramientas para ayudar a los niños que los rodean.

Adelia sigue ejerciendo el periodismo a través de la dirección la Revista institucional RESILIENCIA AÑIL, y a través de la puesta al aire de un micro radial sobre Resiliencia en Radio María Córdoba.

Cabe destacar que a pesar de los méritos, Adelia nunca pudo ingresar a la planta permanente de ningún puesto de trabajo. Condenada a trabajar en negro, aún hoy, con 80% de discapacidad física sigue formándose y formando a profesionales sin lograr el acceso a una merecida jubilación.

Ella está convencida de que trabajar para el rescate de personas que, teniendo un intelecto común pueden verse ensombrecidas por los determinismos, se realiza un aporte fundamental a la paz, porque no existe persona satisfecha en su vocación que necesite ejercer la violencia.

Adelia sostiene el convencimiento de que se puede y se debe hacer prevención primordial, o sea, después un trauma, hay que prevenir los traumas futuros, para evitar que la mirada social sobre el individuo dañado sea más devastadora que el mismo trauma. Eso sólo se logra con el desmantelamiento del dolor, desde una comprensión ejercida más allá del intelecto, con la capacidad de ver y empatizar con el mundo subjetivo del otro.

También sostiene que no sólo es necesario ocuparse de niños que han sido víctimas de grandes catástrofes sociales o familiares, sino que la sola imposibilidad, por parte de un niño, de sostener la atención o conservar la calma, pueden ser indicios de un malestar que hay que mirar en profundidad.