La alegría, vocación del Cristiano

martes, 14 de octubre de 2008
image_pdfimage_print

Normal
0
21

false
false
false

MicrosoftInternetExplorer4

st1:*{behavior:url(#ieooui) }


/* Style Definitions */
table.MsoNormalTable
{mso-style-name:”Tabla normal”;
mso-style-parent:””;
font-size:10.0pt;”Times New Roman”;}

Le decía Jesús a la samaritana.  “Todo el que beba de esta agua volverá a tener sed; pero al que beba del agua que yo le daré no tendrá sed jamás, sino que el agua que yo le de, se convertirá en él, en fuente de agua que brota hasta la eternidad”.

Juan 4, 13 – 14

La vida de Jesús es vida para ser vivida en abundancia. Brotarán de su interior torrentes de agua viva. Es vida sobreabundante que viene a brotar desde el lugar más profundo de nuestro ser donde Dios habita como en ningún otro lugar, más íntimo a nosotros que lo más íntimo de nosotros mismos.

Esta posibilidad de dar vida. De ser comunicador de vida, de trasuntar por nuestra persona el don de la vida, es característico de la vida de algunas personas, que llenan de energía los ambientes donde se mueven. Los que le encuentran siempre la vuelta para verle el lado positivo en medio de la tormenta. Tienen ideas llenas de luminosidad, para organizar el trabajo. Les entusiasma el hallazgo de esa idea, y la comunican y la contagian al momento mismo de decirla.

Son capaces de contagiar a otros ese entusiasmo que brota desde adentro. De este torrente de agua que está en lo más hondo de nuestro interior. Las personas capaces de entusiasmar son las que vibran con la vida. Le sacan el jugo a la vida. Se enamoran de un paisaje, disfrutan de los amigos. Los tiempos libres se aprovechan para descansar, pero no para echarse, sino para recrearlos también, y sacarle el jugo al tiempo donde no hay trabajo. Donde no hay obligaciones.

Este tipo y este estilo de vida necesita Dios. Es la vida de los resucitados con Jesús. Dice Descalzo; “es verdad, el Padre ha resucitado a Cristo Jesús, pero también pienso yo, el mismo Jesús ha resucitado por Sí. Dice Descalzo, ahí, asomándose a una expresión tan novedosa que llamativa. Porque dice él, en realidad, es imposible pensar que esté muerto en el sepulcro, o guardado detrás de una lápida. Él, que con tanta vida, transformó la vida de tantos.

Ese Jesús resucitado, y ese estilo de Jesús dador de vida, es el que el mundo de hoy necesita de parte de nosotros. Personas que seamos capaces de dejar brotar de lo más hondo de nuestro ser, esos torrentes de agua que nos hace ser un manantial inagotable en Cristo, para que much