Los fariseos con algunos escribas llegados de Jerusalén se acercaron a Jesús, y vieron que algunos de sus discípulos comían con las manos impuras, es decir, sin lavar. Los fariseos, en efecto, y los judíos en general, no comen sin lavarse antes cuidadosamente las manos, siguiendo la tradición de sus antepasados; y al volver del mercado, no comen sin hacer primero las abluciones.
Además, hay muchas otras prácticas, a las que están aferrados por tradición, como el lavado de los vasos, de las jarras, de la vajilla de bronce y de las camas. Entonces los fariseos y los escribas preguntaron a Jesús: "¿Por qué tus discípulos no proceden de acuerdo con la tradición de nuestros antepasados, sino que comen con las manos impuras?".
Él les respondió: "¡Hipócritas! Bien profetizó de ustedes Isaías, en el pasaje de la Escritura que dice: "Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. En vano me rinde culto: las doctrinas que enseñan no son sino preceptos humanos". Ustedes dejan de lado el mandamiento de Dios, por seguir la tradición de los hombres". Y les decía: "Por mantenerse fieles a su tradición, ustedes descartan tranquilamente el mandamiento de Dios.
Porque Moisés dijo: "Honra a tu padre y a tu madre", y además: "El que maldice a su padre y a su madre será condenado a muerte". En cambio, ustedes afirman: "Si alguien dice a su padre o a su madre: Declaro corbán ?es decir, ofrenda sagrada? todo aquello con lo que podría ayudarte…". En ese caso, le permiten no hacer nada más por su padre o por su madre.
Así anulan la palabra de Dios por la tradición que ustedes mismos se han transmitido. ¡Y como éstas, hacen muchas otras cosas!".
Marcos. 7, 1 – 13
11/02/2014 – Hoy en un día muy especial, es el día de Nuestra Señora de Lourdes, una fiesta muy querida por todo el mundo, y particularmente por el pueblo argentino. En este clima de fiesta compartimos la catequesis de hoy junto al padre Gabriel Gamusso.
A la luz del Evangelio del día el padre nos invitó a reflexionar en torno a la figura de los fariseos de la época de Jesús. Todos podemos tener algo de fariseos en nuestra conducta. Por ejemplo si somos dados al formalismo exterior, dando más importancia a las prácticas externas que a la fe interior. O si damos prioridad a normas humanas, a veces insignificantes incluso tramposas, por encima de la caridad o de la justicia.
Pero Dios, más que los sacrificios que le podamos ofrecer a él, lo que quiere es que ayudemos a los podres en su necesidad.
Revisemos nuestras motivaciones, el sentido de tantos gestos, palab
Podcast: Reproducir en una nueva ventana | Descargar | Incrustar
Suscríbete: RSS