“Dios es feliz y nos quiere felices y esta certeza de fe ilumina nuestra existencia. ¿Amigo, sabías que Dios es feliz y que quiere verte feliz?” comenzó diciendo Pablo Martínez, catequista y músico. Esta verdad de fe es una novedad para muchos, de hecho no es tan sencillo encontrar imágenes de santos o Marías felices, ni si quiera muchos cristianos parecen felices. Dios te pensó feliz, y en su primer llamado a la existencia te llama a ser feliz y forma parte de tu adn. Dios nos hizo para ser felices, esa es nuestra vocación.
“La felicidad es un deseo natural que Dios grabó en nuestros corazones” dice el catecismo de la Iglesia católica. Todos queremos y anhelamos ser felices, salvo algunas perturbaciones psicológicas graves, y todos lo queremos pero no todos lo conseguimos. El deseo de felicidad va a acompañado de una búsqueda, y buscar supone elegir caminos.
Para Pablo Martínez, el mundo de hoy sería como un gran Maxikiosko donde se nos quieren vender miles de ofertas para ser felices. Sin embargo vemos que la gente está triste, y tienen una nostalgia por ser felices. Es que esta sociedad de consumo que nos dice que si destapo tal gaseosa voy a ser feliz, que incluso hay cajitas felices… y nos están estafando porque si de algo carece nuestra sociedad es de felicidad. Salimos a la calle y nos agredimos, nos decimos cosas feas, nos ofendemos…
El psicólogo y filósofo Eric From decía que el hombre moderno está enajenado de sí mismo y por eso consume y consume y así está eternamente desilusionado”. Entonces creo que como la felicidad es inalcanzable, según creen muchas personas, se conforman con divertirse. Divertirse no está mal pero no es lo mismo divertirse con ser felices a con estar contentos. Divertirse es una acción y como está en el plano de la acción, incluso se puede comprar. Y por ahí pareciera que nos “privatizaron” la diversión entonces muchos jóvenes creen que no se “divierten” si no se ponen borrachos en las previas.
Divertirse no está mal, pero quiero contarte que Dios quiere algo mucho más para vos, tiene preparado algo mucho más lindo, te quiere feliz. Dios nos soñó para la felicidad. Creemos que Dios es felíz y nos quiere feliz.
“Dios te pensó feliz, y en su primer llamado a la existencia te llama a ser feliz. Forma parte de tu ADN” @pabmartinez — Radio María Arg (@RadioMariaArg) agosto 22, 2014
“Dios te pensó feliz, y en su primer llamado a la existencia te llama a ser feliz. Forma parte de tu ADN” @pabmartinez
— Radio María Arg (@RadioMariaArg) agosto 22, 2014
El Nuevo Testamento nos habla de que el cielo es una fiesta, es así al Padre Dios le gusta la fiesta. Y el Hijo que es un enamorado del Padre nos habló de Él y nos habló de esa fiesta. Si alguno piensa que la fiesta sólo tiene una connotación negativa, ¿qué pasó? ¿desde cuándo nos robaron el concepto de fiesta de nuestra fe cristiana si es evangélica y está en el evangelio?.
Jesús para hablarnos del Padre y de su amor en el evangelio de Lc 15, nos relata tres parábolas: un pastor que busca una oveja, una mujer que busca una moneda y un Padre que busca un hijo. Las 3 historias terminan en una fiesta donde hay una mesa grande, en donde entran todos, los que quieran. Y en esta mesa faltan invitados, hay invitados que no saben que lo están quizás porque nadie les habló o quizás porque nadie los invitó.
Nos hicieron para compartir la gran felicidad de la Trinidad, y si no la bebemos estamos sedientos. Si mi corazón está triste es porque le falta Dios, y si en una situación de mi vida no estoy feliz es porque me falta Dios. No se trata de una felicidad como estar con una pandereta gritando “iupi, iupi”. Aún en el dolor si se vive desde Dios, con Dios, y para Dios, puede dejar entreveer el gozo y la fiesta.
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