Liberar el corazón para construir la paz

lunes, 6 de octubre de 2014
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06/10/2014 – Desde la localidad de Concordia, comenzamos el primer día de misión de octubre por la región del Noeste Argentino, “Felices los que trabajan por la paz”.  Allí el P. Javier Soteras junto a Doña Jovita compartieron la Catequesis con algunos oyentes que se acercaron para compartir el anuncio de la Palabra en medio de música y encuentros fraternos.

“Cuando ya Herodes le iba a presentar, aquella misma noche estaba Pedro durmiendo entre dos soldados, atado con dos cadenas; también había ante la puerta unos centinelas custodiando la cárcel. De pronto se presentó el Ángel del Señor y la celda se llenó de luz. Le dio el ángel a Pedro en el costado, le despertó y le dijo: “Levántate aprisa.” Y cayeron las cadenas de sus manos. Le dijo el ángel: “Cíñete y cálzate las sandalias.” Así lo hizo. Añadió: “Ponte el manto y sígueme.” Y salió siguiéndole. No acababa de darse cuenta de que era verdad cuanto hacía el ángel, sino que se figuraba ver una visión.

Pasaron la primera y segunda guardia y llegaron a la puerta de hierro que daba a la ciudad. Esta se les abrió por sí misma. Salieron y anduvieron hasta el final de una calle. Y de pronto el ángel le dejó. Pedro volvió en sí y dijo: “Ahora me doy cuenta realmente de que el Señor ha enviado su ángel y me ha arrancado de las manos de Herodes y de todo lo que esperaba el pueblo de los judíos.” Consciente de su situación, marchó a casa de María, madre de Juan, por sobrenombre Marcos, donde se hallaban muchos reunidos en oración”

Hch 12, 6-12

 

En medio de la prisión Pedro se siente sereno y descansa. “Descansa sólo en Dios, alma mía, porque él es mi esperanza; sólo él es mi roca y mi salvación, mi alcázar: no vacilaré. De Dios viene mi salvación y mi gloria, él es mi roca firme, Dios es mi refugio” (Salmo 61)

Cuando confiamos en el Señor, logramos descansar bien. Cuando por la noche no logramos conciliar el sueño es porque alguna preocupación no está puesta donde tiene que ser puesto, y por eso perdemos la paz y con ella el sueño. Lo primero que se dijo de Jesús “gloria a Dios en el cielo y paz a los hombres” dijeron los ángeles, y su primer anuncio de Resucitado fue “la paz esté con ustedes”. La bienaventuranza dice “felices los que trabajar por la paz porque serán llamados hijos de Dios”. Sabemos que el escenario en el que nos movemos es complejo y muchas veces carente de paz. El don de la paz es propio de quienes somos hijos de Dios.

 

Amigos15

 

Libres de ataduras para construir la paz

Cuántas trabas y ataduras tenemos en el corazón… Pedro tiene el corazón libre, y tan es así, que junto a Juan no tienen miedo de hablar en nombre de Jesús sabiendo que les darán una golpiza. Es el mismo que hace un tiempo negó a Jesús. Ahorá está libre de corazón y lo quieren atar y encadenar, quitarle su libertad de corazón. Dios da poder a los que predican la palabra de corazón, a los que anuncian la buena noticia con el poder del Espíritu Santo. Pedro es testigo de esto y ve la obra del Espíritu en Él. Hay 4 turnos de guardias, dos puertas, y una puerta mayor que se abre sola. Es Dios quien pone el mensajero cerca de Simón, y por eso el duerme profundamente que hasta el ángel tuvo que despertarlo y darle indicaciones sobre cómo vestirse. Pedro descansa, sereno en medio de muchas dificultades.

La paz no es ausencia de conflictos, sino mucho más. La paz es un don del cielo que el Señor regala, sobretodo, cuando estamos con muchas dificultades. Que en la catequesis de hoy, podamos liberarnos de las ataduras conscientes e inconscientes, que el Señor nos otorgue el don de la paz y así podamos ser pacificadores. Necesitamos descubrir cuánto valor tiene la participación de los cristianos en la construcción de un mundo nuevo.

Muchos utilizamos las nuevas tecnologías para vincularnos con un mundo que está en pleno cambio. Doña Jovita, plantea el riesgo de terminar enredados en las tecnologías.

 

Siendo libres, Pedro y los doce comienzan a “hacer lío” y el modo de pararlos es poniéndonos en la carcel. Muchas veces nosotros, podemos caer en cárceles, enredándonos en las redes, y dejando de construir puentes y espacios de compromiso social auténticos con los más pobres y necesitados.

Padre Javier Soteras