03/11/2014 – “Por eso les digo: No se inquieten por su vida, pensando qué van a comer, ni por su cuerpo, pensando con qué se van a vestir. ¿No vale acaso más la vida que la comida y el cuerpo más que el vestido? Miren los pájaros del cielo: ellos no siembran ni cosechan, ni acumulan en graneros, y sin embargo, el Padre que está en el cielo los alimenta. ¿No valen ustedes acaso más que ellos? ¿Quién de ustedes, por mucho que se inquiete, puede añadir un solo instante al tiempo de su vida? ¿Y por qué se inquietan por el vestido? Miren los lirios del campo, cómo van creciendo sin fatigarse ni tejer. Yo les aseguro que ni Salomón, en el esplendor de su gloria, se vistió como uno de ellos. Si Dios viste así la hierba de los campos, que hoy existe y mañana será echada al fuego, ¡cuánto más hará por ustedes, hombres de poca fe!
No se inquieten entonces, diciendo: «¿Qué comeremos, qué beberemos, o con qué nos vestiremos?» Son los paganos los que van detrás de estas cosas. El Padre que está en el cielo sabe bien que ustedes las necesitan” Mt 6, 25-32
La #Catequesis de hoy, desde General San Martín, y la invitación a poner los ojos en Dios y confiar en su cuidado pic.twitter.com/EBs3t9maU4 — Radio María Arg (@RadioMariaArg) noviembre 3, 2014
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Meditar con esta Palabra en este tiempo no es tan facil así con la radicalidad con la que Jesús nos propone, porque vivimos en tiempo de mucha inseguridad e inestabilidad. Quien quiere asegurarse, termina esclavo de sí mismo. Esta manía de querer encontrar caminos seguros nos limita el poder recibir lo mejor que siempre viene, y que están en manos de Dios que viene. En ese llegar suyo a nosotros viene con todos los dones que necesitamos para vivir felices y en paz ¿de qué nos preocupamos?. La pregunta es puntual y cada uno de nosotros tendrá alguna respuesta para dar. El pre-ocuparse nos mantiene con el freno de mano puesto. No liberamos las fuerçzas que nos ocupan de lo que tenemos que hacer y permanecemos atados y desconfiados para avanzar. Yo diría que la contracara de este texto, lo que nos limita, es el miedo que detiene. Uno podrá decir “disculpe pero tengo razones para preocuparme”. Pero en el caso nuestro y en el contexto en el que Jesús plantea su enseñanza, este saltar al vacío o ir hacia adelante uno está asegurado porque es en las manos del Padre donde somos recibidos. ¿Acaso los pájaros del cielo tiene granero? viven libres y no se preocupan. Confíen. La invitación es a la confianza y a liberar desde dentro de nosotros lo que nos obstaculiza y nos impide avanzar y creer en su infinita providencia:“El Padre sabe lo que necesitan”. ¿Qué significa creer en la providencia? Pro- es adverbio que significa tiempo previo; videncia hace referencia a la visión. Es un Padre que ve antes. Por lo tanto es muy bueno saber que hay alguien que está viendo el camino que yo no veo. Entrar en el camino de la Providencia supone aprender a entrar en contacto con la mirada del Padre… abandonarnos en su mirada. ¿Cómo se contempla el rostro del Padre que está viendo? “Quien me ve a mí lo ve al Padre” dice Jesús. Por lo tanto en el camino de la oración de abandono y de contemplación de Jesús entramos en contacto con Dios y como Dios ve las circunstancias… empezamos a ver sus caminos que siempre son más altos. Confiamos en que en medio de todo lo que nos pasa Dios tiene caminos para nosotros.
“Confiamos en que en medio de todo lo que nos pasa Dios tiene caminos para nosotros” @Pjaviersoteras — Radio María Arg (@RadioMariaArg) noviembre 3, 2014
Santa Catalina de Siena, una mística que ha dejado una huella importante en la Iglesia, doctora y con gran conciencia de su debilidad; con gran experiencia interior de Cristo y con sintonía con el corazón de Jesús. Ell atiene una experiencia interior que se llama soliloquio, un diálogo interior con Jesús donde ella traduce de alguna manera, poniendo algunas palabras, al misterio que tiene de encuentro con el Señor. Cuando la experiencia de Dios es profunda y cierta, podemos decir algo de lo que experimentamos, pero la mayor parte queda sin palabras.
De alguna manera ella en su profundo encuentro con Jesús llega a ponerle alguna palabra y nos regala este hermoso texto en relación a la Providencia invitándonos a poner en las manos de Dios: “Por qué no confías en mí, tu Creador? ¿Por qué te apoyas en ti? ¿No soy fiel y leal contigo? Redimido y restaurado en la gracia en virtud de la sangre de mi Hijo único, el hombre puede decir entonces que ha experimentado mi fidelidad. Sin embargo dudas todavía. ¿Te parece que yo no sea lo bastante poderoso como para socorrerte, suficientemente fuerte para ayudarte y defenterte contra tus enemigos, suficientemente sabio como para iluminar tu inteligencia o que tenga suficiente clemencia como para poder darte lo que es necesario y lo que te hace falta para vivir en plenitud hoy?. Pareces creer que yo no soy lo suficientemente rico como para salvarte en tus necesidades ni lo suficientemente bello para devolverte la belleza que perdiste por el pecado. Se dería que temes encontrarte conmigo para que nutra de vestidos y pueda cubrirte en tu indigencia”
Hermosa y dura experiencia del Señor que con firmeza exhorta y llama a que salgamos de ese lugar de inseguridad. Es verdad que no se puede andar liviando de cuerpos en los lugares donde hay mucha conflictividad social, pero tampoco podemos andar enjaulados. ¿Cómo se ganan los espacios de inseguridad interior y de las cárceles interiores? Ganando la calle. Esto que Francisco dice “salgan”. La calle, la esquina, la plaza, los vecinos, el encuentro… Hay que ganar los espacios públicos que son nuestros, son del pueblo.
Matear en la esquina es ganar la calle, y eso como simbolo nos hace decir a nosotros mismos que somos protagonistas del tiempo que vendrá, y no esperar ningun “mesias” que venga a resolver lo que tenemos que resolver nosotros. El confiar en la providencia de Dios no es cruzarse de brazos, sino confiar en el proyecto de Dios con mucha confianza y con los brazos dispuestos a meter mano.
“Hacer todo como si dependiera de nosotros sabiendo que todo depende y está en las manos de Dios”. Hay que trabajar, hay que poner manos a las obras. Los subsidios no pueden ser eternos porque aquietan y excluyen. La subsidiaridad es un recurso para poner de pie no para frenar el proceso de crecimiento de las personas. No puede haber solo en el Gran Buenos Aires 400 mil jóvenes que ni estudian ni trabajan… eso no es Providencia sino dádiva que Dios no lo quiere. Es enriquecerse a costa de otros que quedan excluídos a cambio de un voto. Fíjense si no tenemos que ganar la calle, ponernos de pie nosotros, así como estamos, con la dignidad que nos da saber que somos hijos del Padre. Nosotros somos hijos del dueño, mi Padre Dios no me abandono y Él va a salirme a encuentro para darme lo que necesito y que alcanza para todos.
Estamos presentes como Radio María en todo el país para despertar. Este pueblo nuestro necesita ponerse de pie. Le vamos a pedir al Señor que nos de claridad que despierte nuestra consciencia de ciudadanía, algo que los obispos nos piden en este tiempo de Bicentenario, “pasar de ser habitantes a ciudadanos”. Eso supone pasar a ser protagonistas, en conjunto. Somos hijos del dueño de la historia por eso tenemos confianza y sabemos que vamos a salir adelante como país.
“Es un Padre que ve antes. Es muy bueno saber que hay alguien que está viendo el camino que yo no veo” @Pjaviersoteras — Radio María Arg (@RadioMariaArg) noviembre 3, 2014
“Es un Padre que ve antes. Es muy bueno saber que hay alguien que está viendo el camino que yo no veo” @Pjaviersoteras
Nuestras dificultades para confiar en el Dios Providente, el que tiene un proyecto para nosotros, está justamente en la distracción. Estamos desenfocados y viendo para otros lados. Hay que volver a ganar foco.
Los deportistas de alta competencia trabajan mucho en el foco, cómo ganar el centro de la mirada y la atención. En lo de todos los días, el divertimento y la distracción juegan un papel importante. “Pan y circo” se decía antiguamente. Hay una cierta manera de mantener distrído la atención que nos saca de lo importante. En esto hay que prestar atención y no ser ingenuos, no somos bebés que con un chupete nos calma.
Hay un humor que no descalifica ni “bardea”, no se burla de los otros para ponerse por encima… hay otro que en la picardía nos ayuda a sacar de nosotros mismos la risa que habla de lo absurdo y ridiculez de la vida, en donde aprendemos a reirnos de nosotros mismos, que es muy sano. Mucho del humor distractivo con el que convivimos todos los días suponer reirse a costa de desmerecer a los demás.
El verdadero humor, el que nos hace reirnos desde adentro, nos está diciendo que lo absurdo y lo ridículo está en nosotros y que es sano no tomarse tan en serio. Ese tipo de humor nos enfoca. El problema que tenemos como sociedad es que mientras un montón de cosas pasan frente a nuestros ojos estamos distraídos, no estamos prestando atención, y se nos pasa. Un modo cultura inmaduro en el que hemos perdido ciudadanía.
Hemos perdido foco y estamos bajo el efecto de cierto modo distractivo: nos merecemos más que pan y cierco. Educación, salud, vivienda, merecemos políticas de largo plazo, una distribución distinta de la tierra.
A veces es tan duro lo que nos pasa y nos parece que no podemos, por eso la distracción es como si nos recreara. Eso no sirve. Sino es necesario poner la mirada en quien tiene unproyecto. No se aprende a mirar lo que Dios mira sin una oración confiada y comunitaria. Nuestra fuerza está en la oración. El pueblo peregrino que camina en la confianza es fundamental.
Para nosotros la paz supone poner manos a la obra; el nuevo nombre de la paz es Justicia Social, decía Pablo VI. Por lo tanto quien recibe un mensaje que le da paz tiene que ver cómo eso se traduce en un compromiso por construir ciudadanía. Siempre mirando con confianza en la mirada del Padre que tiene un proyecto para nuestro pueblo, por eso hay que salir y ocupar la calle.
Padre Javier Soteras
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