27/04/2015 – Jesús dijo a los fariseos: “Les aseguro que el que no entra por la puerta en el corral de las ovejas, sino por otro lado, es un ladrón y un asaltante. El que entra por la puerta es el pastor de las ovejas. El guardián le abre y las ovejas escuchan su voz. El llama a cada una por su nombre y las hace salir. Cuando las ha sacado a todas, va delante de ellas y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz.
Nunca seguirán a un extraño, sino que huirán de él, porque no conocen su voz”. Jesús les hizo esta comparación, pero ellos no comprendieron lo que les quería decir. Entonces Jesús prosiguió: “Les aseguro que yo soy la puerta de las ovejas. Todos aquellos que han venido antes de mí son ladrones y asaltantes, pero las ovejas no los han escuchado. Yo soy la puerta. El que entra por mí se salvará; podrá entrar y salir, y encontrará su alimento. El ladrón no viene sino para robar, matar y destruir. Pero yo he venido para que las ovejas tengan Vida, y la tengan en abundancia.”
Jn 10, 1 – 10
¡Buen día! Bienvenidos a la Catequesis. Hoy te invitamos a compartir: ¿Cómo descubrís el tono de voz del Buen Pastor?… Posted by Radio María Argentina on Lunes, 27 de abril de 2015
¡Buen día! Bienvenidos a la Catequesis. Hoy te invitamos a compartir: ¿Cómo descubrís el tono de voz del Buen Pastor?…
Posted by Radio María Argentina on Lunes, 27 de abril de 2015
Para conocer a Jesús resucitado el Evangelio nos dice que tenemos que estar atentos al tono de Su voz.
En el tono de voz hay toda una expresión de la persona. El tono expresa en el sentir del corazón lo que hay dentro de nosotros. El tono del resucitado es un tono lleno de vida, es reconfontante.
Este tono comunica o por el contrario si es estridente aleja. Cuando el tonos es sereno busca crear un espacio, un clima que favorezca el encuentro. Escuchar la voz del Señor nos pone en sintonia con su persona, En la voz del Buen Pastor está Su presencia. Reconocemos que es Él y no otra realidad.
“Yo las llamo por su nombre” Ellas escuchan la voz del PAstro y lo siguen. La tonalidad genera clima puede ser calido acogedor o por el conttrario, como solemos decir “no sabes como estaba el clima”
El tono del Buen Pastor ¿Cómo descubrir que es Él es que está presente? Alguno pude decir “porque siento paz, alegria. Descubro certezas en le camino, porque me da firmeza en el camimar.”
¿Cómo es que te habla Jesús el Buen Pastor y vos te das cuenta de que es Él el que está ahí presente?
Los climas muestran presencias. ¿Cómo estaban allí las cosas? Cuando está el Buen Pastor el cima no está para nada enrarecido. Es claro, diáfano.
Se puede descubrir a Jesús por el tono de Su voz, porque su presencia despierta en nosotros decir “Es el Señor” @PjavierSoteras — Radio María Arg (@RadioMariaArg) abril 27, 2015
Se puede descubrir a Jesús por el tono de Su voz, porque su presencia despierta en nosotros decir “Es el Señor” @PjavierSoteras
— Radio María Arg (@RadioMariaArg) abril 27, 2015
Las siguientes imágenes del Evangelio nos muestran la importancia del tono de la voz del Buen Pastor: El primero el texto de la aparición de Jesús a María Magdalena. Ella está llorando porque no puede encontrar a Jesús y en el llanto clama a quien cree que es el jardinero. Al escuchar a alguien que la llama y le dice “María”, con el tono con que se lo dice es suficiente para que ella reconozca al Maestro. El tono de la voz es el que produce el encuentro.
En caso de los discípulos de Emaús, el segundo ejemplo, también se nota “acaso cuando hablaba no nos ardía el corazón”. Les hace arder el corazón en la caridad.
Se puede descubrir a Jesús por el tono, porque Su presencia despierta en nosotros emociones y sentires que nos hacen decir “Es el Señor”.
Para escuchar y oír la voz del Buen Pastor. Para seguirlo y obedecerlo. Para experimentar certeza, firmeza y deseo de la presencia del Señor con mayor plenitud es vehiculizado en nosotros por el Espíritu Santo; él traer esa claridad de la voz del Señor en nuestro corazón.
“El Espíritu de la Verdad, los guiará en todos los caminos de la verdad. El no viene con un mensaje propio, sino que les dirá lo que escuchó y les anunciará lo que ha de venir. El tomará de lo mío para revelárselo a ustedes, y yo seré glorificado por él. “ Jn 16, 13
El Señor se quedó con cosas para decir. Todo está clausurado por la muerte del Señor pero en el devenir del tiempo, el proceso de cada uno se hace posibilidad de encuentro en la medida que nos abrimos a la gracia del Espíritu Santo. Lo que teníamos que ver, Él lo mostró. Sus manos clavadas, crucificado. Sin embargo en el proceso de comunicación de Su presencia en nuestras vidas es el Espíritu el gran actor que viene a mostrarnos y hacernos sentir la voz del Señor.
¿Cómo es que te habla Jesús el Buen Pastor y vos te das cuenta de que es él el que está ahí presente? @PjavierSoteras — Radio María Arg (@RadioMariaArg) abril 27, 2015
Esta voz seductora que nos conquista y enamora es la de un amor nos hace avanzar, podríamos decir, como anestesiados en medio de los dolores de la vida, con la certeza de que vamos a llegar a buen puerto. Cuando es presencia de Dios la que se nos regala, nos da mucha firmeza y certeza. Es un seguimiento desde el corazón que tiene un dinamismo propio del Señor.
Es dejarlo entrar a lo íntimo, no como un lugar de encierro, sino de hondura y profundidad que nos hace abiertos a todos. Es entrar en comunión con todos. Todo se nos hace cercano y nada parece extraño. Hasta lo más doloroso podemos abrazarlo, incorporarlo dentro de nosotros mismos ; asumiendo también lo que no es fácil.
En el testimonio de Francisco de Asís vemos esto con mucha claridad. Él está atravesado por el amor de Dios y todo le resulta cercano, llama hermana hasta a la misma muerte. Nada le esconde la vida en plenitud.
“Él que escucha mi voz” “Yo soy la puerta de mis ovejas” “Yo llamo a las que me pertenece” ¿Qué voz? Ésta voz del amor de Dios que sale peregrina para ponerlos en comunión con su persona.
El Señor nos mueva a volver por los caminos del amor.
Escuchar la voz del Buen Pastor modifica nuestra oído interior, entramos en sintonía de lo que va más allá.
La palabra de Dios, su voz y su transparencia; sus modos distintos de hacerse presente en nuestras vidas.
Padre Javier Soteras
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