22/05/2017 – “Todas las relaciones que aparecen en nuestra vida están haciendo el papel que les corresponde para que podamos aprender y crecer”, afirmó Ángela Sannuti, psicóloga, miembro de Redacción de la Revista Criterio.
En el ciclo de psicoespiritualidad que se emite todos los jueves durante el programa “Hoy puede ser”, la especialista manifestó que: “La vida y las relaciones son un espejo, pero cuando miro al espejo sólo veo una parte. El gran desafío mirarnos desde una conciencia de encuentro, no de separación”.
Las relaciones revelan hasta dónde tiene que llegar el proceso de crecimiento de las personas. “Cuando me veo al espejo me veo sólo la parte de adelante. En los vínculos, veo el espejo completo. Si estoy dispuesto, si tengo honestidad y soy humilde puedo ver mucho de mi mismo, que de otro modo sería dificultoso”.
La licenciada comentó que las personas, los hechos, lugares o circunstancias que pone la vida por delante son para que podamos sanarnos, para que aprendamos lo que nos hace falta. “Que pensemos distinto no significa que estemos separados. Cada mirada aporta una perlita. El problema empieza cuando creo que mi punto de vista es único, así fomento la separación”, dijo Ángela sobre las diferencias que surjen entre las personas.
También puede suceder que se produzcan rupturas en los vínculos debido a un crecimiento a destiempo. “Eso puede ser motivo de enriquecimiento o no; puede que las relaciones perduren o caduquen, lo importante es seguir creciendo”.
Durante la entrevista, Ángela clasificó las relaciones en diferentes niveles:
Yo primitivo: Estable relaciones egocéntricas. Son personas infantiles, inmaduras. Todo lo que no entra dentro de su circulo de intereses, no existe. Tiende a eliminar aquello que vive como una amenaza. No entiende que no hay otra cosa que no sea su visión. Si coinciden con él/ella todo es alabanza; pero si no, no sirve.
Yo evolucionado: Responde a una idea que tiene de sí mismo. No está tan atrapado de la aprobación externa. La relación es más simétrica, hay un ida y vuelta, pero sigue habiendo exigencia de respuestas.
Persona despierta: No hay exigencias porque no hay miedo. Asume la responsabilidad de lo que se vive, no espera compensación y por eso no hay desilusión. Puede ver a los demás y sabe que detrás de la apariencia, hay un ser que quiere expresarse.
Por último, la especialista invitó a los oyentes a preguntarse cuál es la relación más plena que están viviendo y cuál es la más conflictiva. “El espejo nos devuelve la imagen de nuestros dones y de nuestras heridas. Las relaciones plenas que tengo son el espejo de nuestro mayor don. La relación conflictiva muestra las heridas que necesitan sanar. Pero no nos asustemos, estamos llamados a trascender y evolucionar”, finalizó.
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