22/03/2018 – La invitación de Jesús es clara: guardar la Palabra. Guardarla de manera creyente al modo de María. Guardarla en el corazón y meditar es entrar en esta dimensión de mirada contemplativa, orante, silenciosa y obediente, como enseña María a los sirvientes en las Bodas de Caná: «Hagan todo lo que él les diga».
Nosotros como la tierra, sedienta de agua, necesitados de ser empapados. Nosotros nos abrimos para recibirla. Ésta es la actitud mariana: silenciosa, orante, contemplativa. Guardar en el corazón y meditar es entrar en esta dimensión de mirada contemplativa, orante, silenciosa y obediente, como enseña María a los sirvientes en las Bodas de Caná: «Hagan todo lo que él les diga».
Te invitamos a hacer consiente las zonas áridas de tu vida y en el reconocimiento de tu tierra reseca clama para que como el rocío matinal la Palabra empape tu vida. ¿Cuáles son esos trozos de vida seca que claman por la fecundidad de la Palabra de Dios?