¿Religión vs Espiritualidad?

lunes, 7 de diciembre de 2009
image_pdfimage_print

13/11/2009 – Se viene hablando mucho en artículos de revistas y diarios de que hay una decreciente participación de los fieles de distintas religiones (tanto dentro del Islam como del judaísmo como del cristianismo) en sus respectivos cultos, y por lo tanto se habla de una crisis de las grandes religiones, de la cual hablan también los distintos líderes religiosos cuando se reúnen en distintas ocasiones.
Y paralelamente podemos asistir, si por ejemplo nos paramos en la vidriera de una librería, una proliferación enorme de libros y propuestas y cursos y talleres, que tienen como eje el desarrollo de una vinculación entre el hombre y lo trascendente.
¿Qué es lo que está ocurriendo, al menos en occidente con la religión? ¿Es algo así como “espiritualidad sí, religión no?” Para espiritualidad hay cada vez mas oferta, lo que llevaría a pensar que es porque hay mayor demanda. Cada vez hay más gurúes, líderes espirituales, maestros, guías espirituales, etc, y sin embargo daría la impresión de que las religiones están perdiendo fieles, al menos en lo que hace a lo espiritual.

GL: ¿Cómo podríamos definir “religión” y “espiritualidad”? ¿qué diferencia hay?
AM: Comparto tu diagnóstico que hacés de la dicotomía o distinción muy clara que se hace, sobre todo en occidente. En ese sentido conviene aclarar hacia dónde van cada una de las afirmaciones. Es cierto que tendemos a distinguir y eso hace bien para tener más claro. Pero también es bueno reconocer que entre ambas realidades hay nexos indestructibles y estrechos, y que si se intenta diferenciar demasiado el significado de una palabra del de la otra, se puede caer en distorsiones o malas interpretaciones o de la comprensión de la vivencia de esas palabras.
Concretamente: un gurú, un guía espiritual, un pastor ¿es una persona religiosa? Lo es. Hay en la gente una pregunta por la dimensión trascendente que en sí misma es muy valiosa, y es la pregunta de lo religioso. Y es importante hacerse ese planteo en una época como la que vivimos, con cierta indiferencia hacia lo religioso.
La gente se plantea ¿qué pasa con esto de mi espiritualidad? ¿puedo decirle que no a las religiones? Ciertamente, a las tradiciones, a lo cultual. Ahora ¿es verdad? Una persona que se plantea el interrogante , y que es de hecho alguien que acompaña o que se busca –en esta búsqueda espiritual- es ciertamente una persona religiosa.

GL: Cuál o cuales serían la o las preguntas religiosas por esencia? (para las que después cada una de las religiones va generando tal vez distintas respuestas)
AM: La pregunta explícita por lo religioso puede ser: “Dios ¿dónde estás?” o ¿qué tengo que ver con Vos?” “¿existe o puede plantearse esta suerte de ‘algo’ tan poderoso que guíe mi propia vida y me conduzca, y que sea importante de tal manera que sin él no me pueda comprender?”. Otras son preguntas que conducen hacia lo religioso, sea por rechazo, sea por adhesión. Precisamente las situaciones más críticas de la vida pueden ‘disparar’ preguntas religiosas. Preguntas tales como “¿hacia dónde voy? ¿para qué estoy acá?” En el fondo son preguntas que al menos abren un plano en la historia personal que demandan al menos una predisposición a otro nivel de respuesta.

GL: La pregunta religiosa siempre nos conduce de alguna manera a la orilla de la existencia ¡np?
AM: Sin duda. Y también son las preguntas cotidianas las que de pronto me pueden conducir o abrir a un fuego religioso. Por ejemplo cuando los hijos nos hacen cuestionamientos sobre si hay alguien más que yo que me acompaña, o cómo fui yo capaz de hacer esto por mí mismo: tiene que haber alguien que me esté ayudando. Es decir, son situaciones que no van a la orilla de la vida sino que son cotidianas, y que pueden tener cierto aroma de atmósfera religiosa.
GL: No van a los límites de la vida en cuanto a la finitud, pero sí en cuanto a los límites del poder: “esto no pude haberlo hecho yo solo” me lleva a ver mi propio límite. Creo que hay preguntas que son instintivas

AM: Hay quienes cuestionarían la afirmación. De todas maneras, adhiero a una perspectiva muy interesante de un autor que dice que “el hombre es un ser incurablemente religioso”. Es algo como ‘constitutivo’ del ser humano, tal es así que al menos, las preguntas surgen
CRISTIANOS
Antes les llamaban nazarenos, después cristianos
Hoy no saben ya cómo llamar a cada grupo, hay tantos….
Antes al mirarles se decían: ¡Ved cómo se aman!,
hoy al contemplarles se repiten:¡Ved cómo se separan!.

¿Quién sabrá quien de ellos tiene la verdad?
Cómo ha conseguido el enemigo robarnos el terreno,
hemos comenzado a hacer murallas olvidando lo primero.
Que no hay cristianismo verdadero detrás de una careta,
si no reflejamos a Jesús, perdemos nuestra meta.

Que él que sirve a los demás es el mayor,
que el sermón del monte aún está en vigor,
que aún existe el buen ejemplo y la humildad de corazón
y que no hay vida ni hay iglesia si no hay perdón.

Ojalá el Maestro pueda decir como dijera hace años:
‘No lloréis, sólo duerme, no está muerta’.
¿Qué te pasa, iglesia amada, que no reaccionas,
sólo a veces te emocionas, y no acabas de cambiar?

Antes tenían todo en común y oraban en la noche.
Hoy compiten por saber quién tiene mejor casa y mejor coche.
Antes morían abrazados en la arena del circo romano,
hoy discuten si al orar hay que alzar o no las manos.

Unos creen en profecías y otros no,
unos predican la fe y otros el amor,
uno habla en lenguas y otro presume de virtud
y el mundo muere, muere, muere sin ver la luz.

Ojala el Maestro pueda decir como dijera hace años:
‘No lloréis, sólo duerme, no está muerta’.
¿Qué te pasa, iglesia amada, que no reaccionas,
sólo a veces te emocionas y no acabas de cambiar?

Jesús se levantó de la muerte, ¿y acaso a ti no habrá quién te despierte?

“Yo le rezo a Jesús, pero no voy a misa”, “yo me confieso, pero no lo hago con ningún sacerdote” “Yo no le hago mal a nadie, pero no pertenezco a ningún grupo de solidaridad, de caridad”

GL: Todas estas son afirmaciones bastante comunes que vienen hablando de que se registra una fe sin pertenencia a una institución o a una comunidad, o podríamos decir, personas que no quieren pertenecer a los códigos ni a los preceptos ni mandamientos ni dogmas ni fechas litúrgicas ni nada por el estilo. ¿A qué se debe esta ‘migración’ desde la religión hacia distintas formas de la espiritualidad?
AM: El corrimiento, la disociación que hay entre la Iglesia como tal, sus dogmas, lo que propone en términos cultuales, y la vivencia de lo religioso en la espiritualidad personal es más numeroso de lo que uno se imagina. Estas afirmaciones que mencionaste, tan comunes, están cargadas de enormes experiencias de muy significativas situaciones que explican esta disociación. En ese sentido cabe hablar no solo de un corrimiento sino de una re-configuración, una manera muy interesante y a la vez ciertamente diferente incluso de lo que esperaríamos los teólogos, los clérigos, los que están trabajando por la integralidad del hecho religioso. Estamos hablando de modalidades muy peculiares de vivencias de lo religioso. Hay quienes dicen, por ejemplo, “yo soy mucho más religioso que los que se posicionan como tales en la sociedad” ¿por qué? A mi juicio, estas afirmaciones están vinculadas a expectativas muy altas o experiencias muy negativas con quienes en la sociedad son ‘referentes’ de la Institución o de la tradición religiosa de turno, en este caso por ejemplo, del cristianismo católico. Eso no solo es muy complejo en sí mismo, sino además muy difícil de reparar. Estas situaciones –malas expectativas- o esta suerte de ‘inercia’ cultural que lleva en alguna medida a desentenderse sin mas del hecho estrictamente institucional, hace que se llegue a estas afirmaciones.
Para quienes ‘estamos en el asunto’ son también ‘materia prima’ porque son un muy serio cuestionamiento al modo de cómo vivenciamos y como transmitimos nuestras convicciones teológicas y nuestra tradición cultural religiosa

GL: Hay distintas respuestas a este posible corrimiento religioso hacia espiritualidades más abiertas, más personales. Una de ellas, desde lo negativo, es que se busca una religión sin compromiso, porque estamos en una sociedad, en una cultura de lo inmediato, cultura del consumo, y por lo tanto se buscan prácticas religiosas inmediatistas, a modo de ‘objeto de supermercado’: voy, adquiero un rito que hoy me sirve, mañana no me sirve más, voy probando, digamos: “vivencias ligth” que sean sumamente cómodas y sobre todo centradas en mi propio bienestar. Quiero una espiritualidad o una experiencia luminosa de lo divino, que venga a resolverme mis problemas con mi hijo, mi marido,etc. Ejemplo de eso: las ofertas sobre todo mediáticas de determinados sectores religiosos tipo la Iglesia Universal, ofrecen: “si vosotros teneis problemas con la salud, con el trabajo, con el demonio…venid…hoy te unto con el aceite, mañana con no se qué aguita, pasado con no sé qué otra cosa…” siempre todo centrado en la resolución de determinados problemas que tiene la gente. ¿qué relevancia le das a eso?
AM: Eso es totalmente cuestionable. Si una agrupación pretendidamente religiosa se sirve de esta situación humana quiza universal de reconocer necesidades, demandas personales, situaciones irresueltas, para lo que fuere, incluso perversiones de lo más extrañas, es una total y absoluta falta de respeto. Es indignante que esto suceda. Ahora: hay que tener en cuenta que estas agrupaciones están recogiendo –y este es el desafío que se plantea la tradición cristiana, particularmente la Iglesia Católica- de manera muy insistente, muy explícita y a veces hasta muy creativa estas demandas que a menudo las tradiciones históricas que nuestra Iglesia está dejando de lado. Es decir: no podemos desatender a esos reclamos. Y habrá que ser creativos y a la vez respetuosos, para que se pueda a la vez reconocer a la persona en su propia necesidad. La persona está tan sumida en su problemática que pide algo más y nosotros muchas veces no damos respuesta ni siquiera a las angustias básicas de la persona para que la experiencia religiosa sea íntegra y madura . Aunque esto no se resolvería solo allí, porque además de lo personal, hay también una dimensión comunitaria, del servicio, del compromiso.
GL: Yo siempre digo que en las parroquias debería haber tantas ‘ofertas’ de tipo de “cómo se resuelven los conflictos, educación para el matrimonio y educación matrimonial, escuelas para padres, talleres sobre el perdón”
AM: Falta en nuestra iglesia una capacitación muy importante a agentes pastorales, a personas que estén involucradas y deseosas de brindar este servicio. Reconozco que hay mucha generosidad de muchísimas de nuestras comunidades para servir, en todo caso, para atender a algunos de estos reclamos, pero son muy insuficientes. Y por eso, esta suerte de ‘polución’ o ‘explosión’ de agrupaciones que resuelven o al menos se presentan para resolver estas problemáticas.

GL: Entonces. Estamos frente a una situación de ‘urgencias’ muy graves, que tal vez antes contenía la propia comunidad barrial, o la comunidad de la familia, pero frente a las cuales hoy la persona se siente sola, no encuentra en las grandes religiones un espacio donde encontrar una respuesta y se corre hacia otras propuestas de espiritualidad
AM: Sin querer ser irrespetuoso, yo creo que nosotros tenemos una ‘inflación’ de lo cultual, de tal manera que no quedan espacios y no quedan márgenes posibles de los que están comprometidos casi ‘full time’ para esto otro que es tan elemental como la contención, el acompañamiento, la guía, el hecho de al menos tener en cuenta estas situaciones.

GL: Vos decís “nosotros tenemos una inflación de lo cultual”, pero, la Iglesia universal acompaña estos procesos desde lo cultual
AM: Exacto. Lo que sucede es que estas instituciones han logrado una síntesis de lo cultual y de la contención de necesidades básicas del ser humano que llama la atención y que nosotros tenemos al menos que analizar y apropiar críticamente.

GL: Ahora, volvamos a Jesús, que es nuestra fuente. ¿Cómo sería una espiritualidad cristiana que pueda atender estas urgencias: del señor desesperado al borde del suicidio, de la familia que ha quebrado. Imaginemos una posible experiencia cultual, donde lo trascendente esté presente, no social y al mismo tiempo de acompañamiento al modo cristiano
AM: Yo se y he podido experimentar que de hecho hay personas que, alejadas de lo cultual, de las tradiciones históricas particularmente del cristianismo católico –la misa, los sacramentos-, sin embargo son personas que dicen que creen en Dios realmente convencidas y además brindan un enorme servicio a muchas personas, es decir, no están tan encerradas en sí mismas. Esas personas han logrado ya una síntesis muy interesante de una clave del cristianismo que es esta actitud de hacerse cargo de la realidad propia y ajena, y vivido casi en términos cultuales, es decir, de reconocimiento de que lo que se está haciendo allí es un amor al prójimo porque en esa persona también hay algo –como en mi- posiblemente, o seguramente, religioso. A qué voy con esto: esta síntesis que nosotros reconocemos en algunas agrupaciones que tal vez no nos satisfacen o no nos identifican, se está dando también en personas que tampoco se identifican con estas agrupaciones, que se han corrido del culto cristiano católico, y sin embargo dicen “yo estoy aquí comprometido”: por ejemplo personas que están brindando asistencia en agrupaciones barriales, que teniendo aún una actitud crítica para el hecho cultual cristiano, y dicen ‘yo lo hago y reconozco que allí estoy amando a Dios’, o sea, le dan un carácter religioso. Y hasta podríamos decir, tambien un carácter cultual en cuanto a que ‘se adora la dimensión religiosa de la persona’

GL: Lo que estaría faltando acá es lo comunitario, porque acá hay un culto que –lo digo con todo respeto- cada uno de estos buscadores de sentido religioso trascendente, improvisa y crea. Sabemos que muchas veces no encuentran respuesta en la propuesta oficial de una parroquia: van a la parroquia y tienen que entrar o en Cáritas, o en la comision tal, o ser catequista, y no están buscando nada de todo eso. A más, también tenemos que decir que hay una modalidad predominantemente femeninas. Entonces cuando se acerca por ejemplo un profesional varón, termina buscando experiencias religiosas personales.
AM: Y la dimensión comunitaria es esencial, al menos es un ‘no negociable’ de la tradición cristiana. Es verdad que Jesús, más allá de la crisis que planteó a la sociedad de su tiempo, ha sido no un francotirador, sino una persona que vinculó su mensaje esencialmente comunitario o plural a muchos con El. Es decir,, no resuelve la problemática religiosa desde sí mismo, para sí mismo y en sí mismo. Abre un marco indiscutiblemente vertebral de la tradición cristiana
GL: A diferencia de Buda
AM: El Reino de Dios, que es el anuncio central de Jesús, es dado al corazón de las personas y al corazón de las sociedades , para generar en ellas espacios de anticipación de ese Reino. Eso es lo que nos está faltando en las experiencias que mencionamos, y por tanto, indudablemente, es en lo que tenemos que trabajar. Por fortuna, en este movimiento de re-configuración de lo religioso, hay una gestación de pequeñas comunidades, en todo caso sí para satisfacer propias necesidades, pero también para brindar servicios, que se reconocen motivadas por lo religioso.
Abriste el mar, al cojo hiciste andar, eres la Resurreccion
eres Vida, eres Perdon, eres mi Salvacion
Detuviste el sol, el cielo fuego bajo
eres mi Libertador, eres Dios, eres Creador eres mi Sanador
Aumenta mi fe, hazla crecer quiero tocar tu gloria y poder
acercame te quiero ver y en tus brazos me quiero esconder aumenta mi fe

Participan los oyentes
– muchos curas no me aportan mucho más que prohibiciones que hacen lejano a Jesús de mi vida
GL: me cuesta creer que todavía haya curas que aporten nada mas que prohibiciones
AM: a mi también, pero se ve que los hay
GL: Tal vez nosotros elegimos solo determinado mensaje de parte de los curas
AM: el tono y ciertas maneras de transmitir el mensaje religioso en nosotros tal vez tiene todavía una carga más negativa que positiva. El corazón cambió, pero no termina de encontrar los nuevos modos. Tampoco es tan sencillo encontrar expresiones o palabras que permitan vehiculizar las convicciones que se han ido generando en estas últimas décadas, y que tienen que ver con una presentación mucho más integral y positiva de todo lo que tiene que ver con Dios

GL…por lo tanto tengo que pensar: mas allá de las causas que pueden estar llevando a la carencia de sacerdotes, que el Espíritu Santo, algo nos está queriendo decir, algo nuevo está queriendo crear. Como soy un poquito testigo de ese algo nuevo que está queriendo crear, entiendo que la creación nueva del Espíritu Santo está en la presencia de un liderazgo de un laicado más formado, mas activo, mas seguro de que él también puede desarrollar actividades de guía espiritual, de acompañamiento, de ejercicio de la caridad, del mandato del evangelio, y al mismo tiempo puede ofrecer una perspectiva de espiritualidad en el mundo moderno que es tan difícil. Entonces; corrámonos de la queja del “no está el cura”, “el cura no me escucha”, porque si no entramos en un círculo vicioso sin salida
AM: creo que en ese sentido somos test6igos de una ‘explosión de eclesialidad’ muy interesante. Aquí se está abriendo, sea por necesidad, sea por lo que cada una de las personas ha señalado, una situación del todo sintomática del cómo Dios está demostrando que la iglesia no se resuelve en los clérigos
GL: Y además, que tiene nuevos caminos para proponer. Estamos en una crisis de la identidad, emergiendo hacia otra, y en el medio van quedando los huecos. La bisagra es el peor lugar de la historia, y nos toca hoy
AM: me animaría a decir que estamos un poquito más allá de la bisagra. En cierto modo huelo a primavera, y la primavera es esta situación de eclesialidad explosiva en donde nos está abriendo el corazón y la cabeza en el sentido de que no podemos sost6ener mas un modelo eclesial solo en función o a partir de los clérigos, ni tampoco sin ellos.

GL: Lo que los oyentes plantean en su mayoría son mas que preguntas, necesidades de cambios y de urgencias. Yo les pido a todos los que sientes esas necesidades, o que experimentan la oscuridad de la ‘no respuesta’, es:
– NO SE CORRAN. PIENSEN QUE SU PROPIA NO RESPUESTA PUEDE SER, EL DIA DE MAÑANA, UNA RESPUESTA PARA OTRO QUE VIENE ATRÁS.
– NO NOS QUEDEMOS ENGANCHADOS SOLO EN LA QUEJA Y LA DEMANDA.
– APELEMOS A LA CREATIVIDAD QUE YA EN NOSOTROS LA PRESENCIA DEL ESPÍRITU SANTO PUEDE ESTAR DANDO, y BUSQUEMOS NUEVOS CAMINOS DONDE TODAVÍA NO LOS HAY

AM: Yo reclamo también la crítica constructiva, apostando a algo mejor. Si no, deja de ser constructiva: hiere y no produce nada. A mi me hace mucho bien la crítica constructiva para revisar actitudes y comportamientos propios e institucionales

Es como lluvia blanda sobre suelo sediento el habla dulce de mis hermanos litoraleños.
Hoy te reconocemos entre los del noreste: santa alegría para luchar cueste lo que cueste.
Nos dicen qué es la Iglesia: como un gran Río, el fluir lento de una esperanza.
Y qué es la Eucaristía: como en el mate, no hay excluidos y siempre alcanza.

Y TE RECONOCEMOS SI CRUZAMOS LA PUERTA DE LA UNIDAD.
Y TE RECONOCEMOS, SI EN TU MESA PARTIMOS, CRISTO, TU PAN.
SI ARGENTINA COMPARTE EL MISMO PAN.

Como un cielo turquesa, limpio sobre los Andes, de mis hermanos cuyanos, límpido es el talante.
Hoy te reconocemos en su hidalguía humilde: tenacidad de creer en pie aunque nos granice.
Nos dicen qué es la Iglesia: es una viña, don y sudores, sangre por vino.
Y qué es la Eucaristía: acequia que distribuye un milagro sencillo.

Es gaucho el horizonte que un viento fresco aclara, y el gesto llano de los hermanos de nuestras pampas.
Hoy te reconocemos en su sabiduría que nace de aprender de la tierra en el “día a día”.
Nos dicen qué es la Iglesia: cruza de sangres, tierra de todos, pasión que migra.
Y qué es la Eucaristía: trigal que brilla, pan para todos, mesa tendida.

Como un beso de brisa perfumada de yuyos, hermanos del centro del país saben dar lo suyo.
Hoy te reconocemos al calor de su chispa, y bajo el sol de sus tradiciones que nos entibian.
Nos dicen qué es la Iglesia: subir la sierra y “traslasierra”, una profecía…
Y qué es la Eucaristía: un puente desde nuestra memoria hacia el nuevo día.

Casi como pioneros de un viento de utopías, nuestros hermanos del sur habitan una osadía.
Hoy te reconocemos en su sembrar desiertos, en la pasión por llevar la vida hasta lo más lejos.
Nos dicen qué es la Iglesia: la Casa nueva del Arquitecto que hizo el paisaje.
Y qué es la Eucaristía: el tibio viático para el frío de nuestro viaje.

Como bullente trepa la vida en los veranos, de las ciudades grandes, vivaces son mis hermanos.
Hoy te reconocemos en su mirada intensa -pues Vos que amabas a tu ciudad ¡lloraste por ella!
Nos dicen qué es la Iglesia: ciudad posible, ritmo plural, amor hecho historia.
Y que es la Eucaristía: tocar urgente nuestras pobrezas, misión ahora.