26/06/2018 – La casa, los chicos, el trabajo, el estudio…las mujeres realizan múltiples actividades diarias y suelen llegar agotadas a la noche sin posibilidad de tener un momento para ellas, para orar y conectarse con Dios.
Por eso, Inés Ordoñez de Lanús, directora del Centro de Espiritualidad Santa María propuso reflexionar sobre esta pregunta en “Mujer, don y tarea”: ¿Es posible orar en el ajetreo de la vida de una mujer moderna?
“La oración es posible, necesaria y fundamental para todas las personas que quieran encarnar el Amor en sus vidas. Si de verdad quiero estar en comunión con Dios, la oración es como la respiración, es lo que me liga a Dios y; como hijas de Dios, la oración es algo inherente a nuestra condición de mujeres”, afirmó Inés.
Las mujeres, que trabajamos tanto, tenemos que despertar nuestra dimensión de Cielo, de Reino, de Eternidad, “es como despertar esa conciencia de que Dios está aquí y ahora. Si no tengo desarrollado ese espacio de presencia de Dios, me condiciono a las circunstancias”, comentó Inés.
“Si yo quiero tener una relación con Dios tengo que despertar esa conciencia espiritual por medio de la oración. Para que sea una oración con el Dios viviente, al despertarnos cada mañana podemos ponernos en presencia del Señor, diciendo: `Yo creo Señor que estás dentro de mí, quiero acordarme todo el día que estás aquí, confío en vos y mi bienestar no depende de las cosas que me pasan”, recomendó Inés.
Durante el día, la oración que sugiere Inés es la Jaculatoria: “Mientras estoy trabajando, cocinando, llevando los chicos al colegio, puedo decir: `Señor estás aquí, Señor estás en mí, vos estás en mí y yo en tí”.
A la noche al acostarnos, la especialista recomienda hacer la “Higiene de Corazón”: “Implica repasar el día y ver que actitudes tomé, lo que hice, lo que pensé, mis emociones, pedir perdón, ayuda y agradecer. Así nos dormimos en paz y de noche, el Señor instruye nuestra conciencia. También hay que tener el hábito de leer la palabra del Día y recibir la Eucaristía”.
“Te invito a creer que Jesús está en tu corazón amándote y a poner la mirada en la Virgen que es nuestro gran modelo”, finalizó Inés.
Compartimos las preguntas que planteó la especialista para seguir reflexionando:
¿Qué es lo que decimos cuando decimos que no rezamos?
¿Cuáles son las formas que tengo para dirigirme a Dios?
¿Cuándo y por qué me dirijo a Dios? ¿Estoy conforme con eso?
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