27/09/18 – En el Evangelio de hoy vemos a Herodes desconcertado por lo que de Jesús se decía; ante esto, manifiesta su deseo de “verlo”. Este “querer ver” a Jesús se da en varios pasajes evangélicos, hasta su propia madre y hermanos lo buscan. Nosotros también queremos ver a Jesús, queremos encontrarnos con Él. Queremos encontrarnos con lo que Jesús tiene para decirnos, para mostrarnos, en este tiempo que más necesitamos de su presencia.
El tetrarca Herodes se enteró de todo lo que pasaba, y estaba muy desconcertado porque algunos decían: “Es Juan, que ha resucitado”. Otros decían: “Es Elías, que se ha aparecido”, y otros: “Es uno de los antiguos profetas que ha resucitado”. Pero Herodes decía: “A Juan lo hice decapitar. Entonces, ¿quién es este del que oigo decir semejantes cosas?”. Y trataba de verlo.
Lc 9,7-9
Contemplar a Jesús, conocerlo, tratarlo es también nuestro mayor deseo y nuestra mayor esperanza.
Jesús viene a nuestro encuentro para que nos entreguemos, para que correspondamos a su Amor infinito. La contemplación de la Humanidad Santísima del Señor es inagotable fuente de amor y de fortaleza en medio de las dificultades de la vida.
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