La Federación de Centros Barriales Familia Grande Hogar de Cristo, agrupa a los Centros Barriales que tiene, como finalidad dar respuesta integral a situaciones de vulnerabilidad social y/o consumos problemáticos de sustancias psicoactivas, poniendo en primer lugar a la persona y sus cualidades.
Para acercarnos a las realidades que en el hogar se acompañan, conversamos con varios integrantes de la federación.
Diego, del Hogar de Cristo “Padre Carlos Mújica” de la Villa 31, nos contó que su llegada al lugar fue en el 2013. Su “pelea fue con la droga y el alcoholismo”. “Mi suerte fue conocer el hogar”, confiesa Diego donde lo que se recupera la alegría de “ser parte”, de volver a “pensar” en un futuro.
Ser parte de una familia, volver a confiar y creer es algo que se repite en varios testimonios. La importancia de sentirse y saberse importante para otros que te quieren y te cuidan. Así lo describe también Jesús del centro barrial “San Alberto Hurtado” de la Villa 21-24.
“En el Hogar de Cristo encontré la familia que nunca tuve. No sabía lo que era tener hermanos, amigos”, nos contó Oscar (El Viejo), también del centro barrial “San Alberto Hurtado”. Hace 5 años que está bien acompañando y asistiendo a chicos enfermos de HIV y TBC, que están en situación de calle.
“En cierta forma devuelvo lo que hicieron conmigo”, nos comentó Vanina, quien hace más de 2 años es parte del hogar y gracias al camino que recorrió recuperó a su familia la cual hacia 14 años no veía. “Soy acompañante de la casa de mujeres, de las chicas que recién entran”, agregó.
Desde el Espacio “Puentes Cura Brochero”, Eric, del equipo de coordinación nos contó que todas la actividades que ofrecen a las personas que se acercan, están basadas en dos frases que son: “Recibir la vida como viene” y “Acompañar cuerpo a cuerpo”. Un gran desafío que que, como dijo Eric, se deben dejar de lado prejuicios, comentarios y abrazar esa vida que viene a buscar algo nuevo, algo sanador.
Creer que “se puede”, “ser parte”, “ser familia”, son denominadores comunes en los testimonios de tantos que encontraron un lugar que supo y sabe contenerlos, abrazar sus realidades y acompañarlos. Hoy ellos, de pie, le dicen a aquellos que se hayan perdidos en los laberintos de las adicciones que los esperan, que se animen a dejarse cuidar.