16/10/2018 – El obispo auxiliar de Mendoza, Dante Braida, destacó que “uno de los desafíos que ya surgió de la primera etapa del Sínodo de los obispos sobre los jóvenes, es el debilitamiento de los vínculos familiares y cómo tener una comprensión más acabada del mundo afectivo y sexual”.
También se reflexionó sobre la perspectiva de género y cómo afecta la vida de cada joven y las de sus familias y de cada sociedad, dijo monseñor Braida. Agregó que surgió con fuerza “la situación de marginalidad en la que viven muchos jóvenes como consecuencia de la falta de trabajo o de estudio. También el consumo excesivo de drogas”.
Monseñor Braida indicó que unos 40 jóvenes de distintas partes del mundo están participando en el Sínodo. “Tienen su espacio para tomar la palabra en los distintos plenarios y en los trabajos en comisiones. Estos jóvenes opinan, proponen y también disienten con nosotros, los obispos. Esto de es de gran ayuda, se da en un clima fraterno muy bueno y de mucho intercambio”.
El obispo cuyano también consideró fundamental rol del papa Francisco en el Sínodo: “Primero por haber sido él quien propuso este tema y habernos animado a desarrollarlo. Pero, además, se destaca la escucha atenta del Santo Padre, sigue cada una de los exposiciones de los plenarios y es muy libre para opinar sobre las impresiones que van surgiendo, especialmente lo que surge por las tardes de cada jornada. Y nos anima a participar a todos con libertad”.
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